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jueves, 12 de enero de 2023

GRACIAS, ROSA BERROS CANURIA

 

 

Este año los reyes se han portado bastante bien conmigo. Me refiero a los Reyes Magos de Oriente, claro, no a los otros, que bastante tienen con lo que tienen como para andar preocupándose por un escritorzuelo del tres al cuarto.

Asumiendo el hecho de que el Día de Reyes está específicamente diseñado para hacer felices a los niños y las niñas, y al disfrute de padres y abuelos al ver las caras de alegría y felicidad de sus hijos o nietos al recibir sus regalos, de vez en cuando los adultos que no somos ni padres ni abuelos somos sorprendidos por regalos inesperados y maravillosos que obran el milagro de retrotraernos a aquellos años de nuestra infancia en que los protagonistas éramos nosotros.

Precisamente eso ha sido lo que me ha ocurrido a mí este año. Sin esperarlo, sin sospecharlo siquiera, la bloguera y reseñista Rosa Berros Canuria, administradora del blog Cuéntame una historia, me ha regalado una reseña de mi novela Un rockero de andar por casa. Os invito a que paséis a leerla pinchando aquí.


Cuando un escritor trabaja en su obra lo hace en la más absoluta soledad. Todo cuanto acontece en torno a ella se hace en la intimidad de su mente y de su rincón de trabajo, sin ojos u opiniones ajenas que lo puedan distraer de su labor. En ese proceso te sientes dios y amo, juez y parte; y te sientes libre, y feliz, y triste, y preso de la euforia, y también del desánimo, y orgulloso, y poderoso, y también fragil y extremadamente crítico; porque el camino de la creación no es un camino lineal sino más bien una carrera de obstáculos, con subidas y bajadas, con hallazgos y decepciones, con certezas y dudas, y con mucho trabajo, dedicación y esfuerzo. Y mientras permaneces inmerso en ese proceso vives como en una burbuja, un lugar en el que nada que venga de fuera importa. 

Pero llega un día en que esa obra en la que tanto esfuerzo y dedicación has invertido ha de alzar el vuelo y recalar en las mentes de tus lectores y tus críticos, y esa pequeña burbuja, en la que has vivido desde que comenzaste a escribir la primera palabra, explota, y ya no hay nada que se interponga entre tú y las opiniones ajenas.

Habrá opiniones favorables, pero también las habrá desfavorables. Lograrás emocionar y hacer felices a algunos, y cabrearás o decepcionarás a otros. Son las reglas del juego. Y has de aceptarlas si quieres formar parte de él. Desde luego, no conozco mejor medicina para el ego que someter tu trabajo al escrutinio ajeno. Y si tienes suerte y consigues que las opiniones favorables superen en número a las desfavorables, esa medicina te sabrá a gloria, y curará cualquier herida que el proceso creativo haya abierto en tu organismo. Y si ocurre lo contrario y fracasas, ante ti se te abrirán dos opciones: o aceptas la derrota y abandonas, o te recompones y te rebelas volviendo a encerrarte en tu mundo a pergeñar una nueva historia con la que desquitarte.

Yo, con esta última novela, ya llevo cuatro libros publicados. Y cada uno de ellos me ha supuesto una aventura, llena de momentos increíbles y maravillosos que, de no haberlo intentado la primera vez, me habría perdido.

Podría decir que todo ha sido genial y estupendo, pero estaría mintiendo si hiciese tal cosa. Detrás de cada libro hay un montón de dudas, miedos, frustraciones y decepciones, y esa permanente presencia de la sombra del fracaso sobrevolando sobre tu cabeza como un buitre carroñero. Pero también hay momentos de euforia contenida, de desbordante alegría o de inmensa satisfacción, cuando vendes un ejemplar de tu libro, cuando recibes mensajes de felicitación por haber lanzado un nuevo título al mercado o cuando uno de tus lectores decide invertir parte de su tiempo en dedicarte unas palabras para transmitirte lo que para él o para ella ha significado leer tu obra. Y esas sensaciones, esas emociones, no tienen precio.

Tal vez nunca consiga vivir de lo que escribo. Igual no merezco semejante privilegio. O igual no lucho lo suficiente por merecerlo. No soy muy amigo de las redes sociales —a veces me paso días sin entrar en Twitter o Facebook—, y tampoco soy de los que se pasan el día dando el coñazo con sus publicaciones. Antes, cuando aún existía la plataforma Google Plus, sí que me pasaba horas interactuando, leyendo publicaciones y visitando blogs ajenos. Claro que entonces no había publicado ningún libro. Y, de haber seguido en la misma dinámica, a buen seguro que aún no habría completado ni el primero.

Con esto quiero decir que, cuando decides hacerte una carrera literaria con cierta consistencia, debes elegir: o ejerces de bloguero o ejerces de escritor. Y yo elegí ejercer de escritor. De hecho, cuando monté el blog Absurdamente lo hice con esa intención: darme a conocer como autor y publicar mis propios libros.

Hoy, a punto de cumplir ocho años de aventura bloguera, puedo mirar la estantería de mi biblioteca y contemplar con orgullo cómo lucen, entre mi colección de libros, mis cuatro libros editados hasta el momento.

Gracias a todos los que han leído alguno de los adelantos gratuitos que tengo disponibles en la sección Mis libros, a todos los que han comprado algún ejemplar de esos cuatro libros publicados, y a todos los que, tanto pública como privadamente, me han hecho llegar sus opiniones. Sin vosotros, esta aventura no tendría ningún sentido.

Un abrazo.




miércoles, 23 de noviembre de 2022

GRACIAS, JOSEP Mª PANADÉS

 

Josep Mª Panadés con su ejemplar en papel de "Un rockero de andar por casa"

 

Empiezan a llegarme las primeras impresiones en relación a mi última aventura literaria, mi novela Un rockero de andar por casa.

En esta ocasión ha sido mi buen amigo Josep Mª Panadés quien, de manera generosa y desinteresada, me ha hecho llegar vía correo electrónico sus impresiones al leer mi novela, las cuales, con su permiso, me permito compartir con todos vosotros.

A Josep Mª muchos de vosotros lo conoceréis por ser el autor que está detrás de los blogs Cuaderno de bitácora y Retales de una vida.

Así pues, os dejo con las palabras de Josep Mª.


Hola, Pedro.

Ayer terminé de leer Un rockero de andar por casa y tengo que decir que la he disfrutado mucho. No solo es una historia amena, contada con tu inconfundible sello narrativo, rezumando humor e ironía, sino también aleccionadora. Por desgracia no tengo costumbre de subrayar, ni siquiera anotar, esas frases que a todos nos llegan hondo y que nos hacen reflexionar, de lo contrario tendría un buen número de ellas anotadas, pues, de tanto en tanto, nos regalas unas reflexiones muy profundas.

La lectura se me ha hecho muy entretenida, principalmente por el tema, por cierto, muy original, y, como no, por el modo de narrarlo. Por culpa de mi desidia por tomar notas, no sabría decirte a quién le dijo su padre que si quería ser escritor tenía que lograr escribir con un estilo que fuera inconfundible, que lo hiciera reconocible entre todos los escritores. Me viene a la cabeza Alan Poe, pero no estoy seguro. Pues bien, esa premisa la cumples a las mil maravillas. Solo empezar a leer la novela, se nota a la legua que tú eres el autor.

Otro punto a favor, a mi entender, de esta obra, es la brevedad de los capítulos, algo que para mí es de agradecer, pues hace la lectura más ligera, menos farragosa, cosa que, a mi entender, solo le puede resultar a quien no guste de la música rock, algo que llena, como es lógico, todos y cada uno de los capítulos. Yo, en cambio, como amante de este género musical, lo he pasado muy bien recordando a grupos y temas de los años 70.

Mientras leía las disquisiciones de tu peculiar protagonista, me preguntaba qué hay de él en ti, o de ti en él, pues se dice que todos los autores (yo, por lo menos, sí) dejan su impronta en su protagonista, como si de un alter ego se tratara.

La originalidad de la historia de ese rockero plantado a finales de 1979, me ha sorprendido gratamente y hasta he empatizado un poco con él, pues también creo que desde los años 70 no ha habido nada nuevo bajo el sol en cuanto a la música rock. Grupos actuales de rock progresivo, como Dream Theatre o Riverside, tienen claras reminiscencias de antiguos grupos de rock como, por ejemplo, Deep Purple.

Pero volviendo a tu novela, me ha mantenido enganchado de principio a fin, a la espera de acontecimientos de la mano de esos personajes tan peculiares. Así pues, como no soy muy bueno practicando el dudoso arte de la crítica literaria, solo puedo añadir que tu novela tiene todos los ingredientes que a mí me gustan: originalidad, una historia de la que puede sacarse enseñanzas, contada de forma muy clara y fluida, y con un final que también merece ser alabado.

Así pues, la única pega que yo pondría es que la cantidad de información que acompañas con cada una de las menciones que haces de los distintos grupos de rock puede resultar un poco aburrida, e incluso agobiante, para aquellos que no sean amantes de esta música, aunque para mí ha sido muy interesante, dicho sea de paso.

Esto en cuanto al fondo, porque en cuanto a la forma, quisiera hacerte notar dos cosas: la primera es que tengo entendido que los primeros párrafos de un capítulo no deben tener sangría, sí en cambio los siguientes. La segunda es un gazapo ortográfico que quizás podrías intentar corregir en una próxima edición. En la página 80, tercer párrafo, Matt dice a Henry y a Colin “Pero no os vayáis a pensar que os estaba expiando” en lugar de espiando.

Y una última duda: ¿quiénes son npc ediciones?

Enhorabuena, pues, por esta estupenda obra, de la que espero puedas vender muchos ejemplares.

Un fuerte abrazo.

Josep Mª


Obviamente, mi respuesta a las palabras de Josep Mª no podía ser otra distinta que de profundo agradecimiento. En primer lugar, por haber confiado, una vez más, en mi capacidad como autor, y, en segundo, por haberse tomado la molestia de dedicarme parte de su tiempo en trasladarme sus impresiones.

Me gustó mucho eso que dice de Solo empezar a leer la novela, se nota a la legua que tú eres el autor”. Me gustó leerlo porque una de las cosas más difíciles para un escritor consiste en encontrar “su estilo”, ese estilo particular e inconfundible que le distingue de otros autores, máxime teniendo en cuenta que mi novela transita en un terreno bien diferente al desplegado en mis anteriores libros de relatos. El hecho de haber logrado mantener mi sello ayudará a que aquellos lectores habituados a mis relatos no se vean “en tierra extraña”.

Otra de las cosas que me hizo notar Josep es la duración de los capítulos, no demasiado largos. Mi respuesta a este respecto fue que eso era debido a dos factores para mí fundamentales: mi labor de corrección casi enfermiza y mi pasión por cierta clase de literatura anglosajona, poco dada a los excesos lingüísticos y la retórica y más orientada a la concisión y la síntesis. Ya lo decía Baltasar Gracián: “Lo bueno, si breve, dos veces bueno”. Cierto es que he tenido un buen maestro en Bukowski, cuyos textos parecen cortados a cuchilla. Dejando a un lado su lenguaje obsceno y faltón, y sus habituales salidas de banco, lo considero uno de los mejores narradores que yo jamás haya leído.

Me pregunta Josep cuánto de mí hay en Henry, el protagonista de mi novela. He de decir que Josep no ha sido el único en plantearme esta duda. Como autor, soy de los que sostiene que en cada personaje que creo hay algo de mí, bien de manera consciente como inconsciente. Otra cosa que solemos hacer habitualmente es adjudicarles a nuestros personajes rasgos de personas de nuestro entorno, o de personas que hemos tratado en el pasado. Yo, por ejemplo, siempre que escribo sobre un villano le adjudico características de todos mis exjefes. De ahí que me salgan unos malos cojonudos.

Sitúa Josep en el haber de la balanza el que el exceso de referencias a discos y artistas de rock de los 60 y 70 que se reparten a lo largo y ancho de la novela, tal vez le pueda llegar a resultar aburrido a alguien a quien no le guste este género musical.

Creedme si digo que esa fue una de mis grandes preocupaciones a la hora de plantear la novela, pues para mí resultaba primordial dejar bien claro la pasión que el protagonista de mi novela siente por esta clase de música y por este periodo concreto de la historia, lo cual le lleva a tomar la crucial decisión de encerrarse en su casa y no querer volver a salir de ella por el resto de su existencia. En este sentido he de apuntar que, además de Josep, hasta el momento he recibido otras dos opiniones de otras tantas lectoras a las que, según me confesaron, no les gusta el rock en absoluto, y que, a pesar de ello, disfrutaron de la historia y los personajes. En ese sentido al menos, misión cumplida.

También me hace notar Josep de una errata localizada en una página concreta del libro. Como digo en el apartado de “agradecimientos” del libro, con mención especial a mi correctora, ya puedes leer mil veces el mismo texto que casi siempre se te acabará colando una errata, a las que un antiguo compañero mío en la revista Moon Magazine, el profesor de literatura y escritor Néstor Belda, solía referirse como “moscas”. Pues eso, a pesar de leer mil veces el mismo texto, al final acabó colándoseme esa jodida “mosca”. Por cierto, ya he subsanado el error y he resubido los archivos corregidos a la plataforma Amazon, tanto en la versión papel como en digital. Aprovecho para pedir disculpas a aquellos de vosotros que hayáis comprado el libro “mosca incluida”.

Otra duda que me plantea Josep es la relativa a la norma de no aplicar sangría a la primera línea del primer párrafo de cada capítulo. A este respecto he de decir que, tal y como he tenido ocasión de comprobar, esta norma o regla es algo opcional, ya que tengo libros de editoriales de primer orden que la aplican y otras que no. A mí personalmente me gusta aplicar sangría en la primera línea de cada capítulo, pues estéticamente lo veo más atractivo a mis ojos. Cuestión de gustos, supongo.

Por último, Josep me hace una pregunta relacionada con la misteriosa inclusión en mi libro de NPC Ediciones.

¿Quienes son NPC Ediciones? ¿Son una editorial de nuevo cuño por la que he firmado un contrato de edición y distribución? ¿Es una editorial de mi propiedad? ¿Es un pájaro? ¿Es un avión? ¿Es Superman en calzoncillos rojos y zapatillas de andar por casa surcando los cielos y contribuyendo al calentamiento global con sus pedos?

Pues no. No es ninguna de esas cosas. NPC Ediciones es simplemente una broma privada que tiene mucho que ver con mi admiración por Frank Zappa. La historia viene de lejos, de mediados de los años 60 concretamente. Por esa época, un jovencísimo Zappa, por entonces líder de los Mothers, solía enviar a las discográficas maquetas de sus trabajos, con intención de lograr un contrato de grabación con alguna de ellas. Sin embargo, la mayoría de las veces la respuesta de las discográficas era un NO rotundo, acompañado de la frase “No Potencial Commercial”, es decir, “sin potencial comercial”. De ahí el acrónimo NPC.

Teniendo en cuenta mi escaso éxito comercial hasta el momento —un día de éstos voy a vender más que el Ken Follet y la J.K. Rowling juntos, y os vais a enterar de lo que vale un peine—, resulta que un día, mientras escribía mi novela, se me ocurrió gastarme una broma a mí mismo y reírme de mi realidad, y decidí publicar mi nuevo libro bajo el amparo de la editorial ficticia NPC Ediciones, es decir, Ediciones Sin Potencial Comercial. En fin, misterio resuelto.


Para finalizar este post, quisiera agradecer públicamente a Josep Mª Panadés su generosidad y su amistad, al permitirme hacer públicas sus impresiones sobre este nuevo trabajo, además de por hacerme llegar la foto que acompaña a este post, posando tan feliz con su ejemplar de Un rockero de andar por casa. Gracias, Josep.

Y gracias a todos los que, sin saber vuestros nombres, habéis adquirido, o pensáis hacerlo, un ejemplar de alguno de mis libros. Sólo espero que la inversión os merezca la pena, pues la cosa no está como para tirar el dinero.

Un abrazo.


martes, 1 de noviembre de 2022

TODO SOBRE MI NOVELA

 

Imagen de mi nuevo libro (portada y contraportada con sinopsis y biografía del autor; o sea, yo)


Hace un par de semanas anunciaba a bombo y platillo —de hecho, aún me pitan los oídos del follón que armé. Yo, que he asistido a conciertos de rock desde que era pibe, ahora me siento incapaz de soportar una mísera batucada casera. ¡Qué triste resulta hacerse mayor! Mecachis—.

Pues eso, que un par de semanas atrás anunciaba en este mismo blog y en mis redes sociales la salida al mercado de mi nuevo artefacto literario: mi primera incursión en el terreno de la novela.

Así pues, ampliaré detalles en torno a este nuevo proyecto del que me siento muy ilusionado. Empezaré por los precios:

El libro en formato físico tiene un precio de 11,00 euros. Puedes comprarlo aquí.

El libro en formato digital tiene un precio de 3,15 euros. Puedes comprarlo aquí.

Como podréis observar, existe un pequeño incremento en el precio con respecto a mis libros anteriores. Esto se debe a dos factores principalmente; y ninguno de ellos tiene que ver con hacerme asquerosamente rico, os lo aseguro.

El primer factor tiene que ver con la calidad del papel. Para esta ocasión he optado por decantarme por un papel en tono crema, algo más caro que el papel blanco. Y el segundo factor viene motivado por la extensión del libro en sí. Si bien mis tres libros anteriores tenían una extensión de entre 150 y 160 páginas, esta vez la cosa se me ha ido hasta las 222 páginas.

Y ahora, como diría el inefable Francisco Umbral, “hablemos de mi libro”.

Tras un tortuoso periplo de cuatro largos años, crisis económica, crisis del Covid-19, crisis energética, y crisis what crisis de Supertramp mediante, he de confesar que éste ha sido, de todos mis libros publicados hasta el momento, el que más me ha costado sacar adelante. Sin duda.

Las razones del complicado proceso de gestación que hay detrás han sido muchas y muy variadas, las cuales intentaré explicar en las líneas que siguen.

Para empezar diré, aunque suene a perogrullo, que no es lo mismo escribir un cuento corto o un relato que una novela. Quien haya transitado por ambos géneros en calidad de autor lo sabe.

No es lo mismo contar una historia o desarrollar una trama o unos personajes ciñéndonos a unas pocas cuartillas que alargar esa misma historia y desarrollo a lo largo de cien o más páginas. Cuanto más alargues la historia mucho más difícil resultará mantener el interés del lector en aquello que quieres contar. Para ello debes emplear técnicas diferentes.

En un relato, con un par de pinceladas es más que suficiente para crear una determinada atmósfera y que la historia se sostenga. Eso mismo aplicado a una novela es algo más complejo, pues debes profundizar más en la trama, definir mejor a los personajes, llenar los huecos que, en un relato, puedes dejar vacíos sin que eso desvirtúe el relato. En definitiva, debes trabajar más la historia y los personajes en todos sus aspectos.

Por suerte para mí esta experiencia ha sido menos traumática de lo que cabría esperar, pues el grueso de la historia la escribí hace algunos años, y desde entonces permaneció metida en un cajón en un estado embrionario. Así que, una vez tomada la decisión de embarcarme en este proyecto, sólo tuve que revisar mis apuntes, efectuar diversos ajustes en la trama, crear algunos personajes nuevos y completar lo que hasta entonces permanecía inconcluso. Eso me llevó algunos meses de intenso trabajo, al que me sometí con espartana disciplina.

 

 

Una vez acabado el primer borrador decidí contar, por primera vez en mi carrera, con la ayuda de una lectora cero y correctora. Esa labor recayó en mi buena amiga Soledad Gutiérrez, a la que muchos conoceréis por su blog Pampiroladas.

Soledad y yo mantenemos una relación de amistad desde hace algunos años, y cuando me informó que se había hecho un curso de correctora de textos decidí contar con su experiencia para sacar adelante este proyecto.

Gracias a sus consejos, la trama y los personajes sufrieron algunos cambios sustanciales con respecto a la idea original. Su guía me empujó a ensanchar mis límites, a ir un paso más allá y mejorar la historia que quería contar. Al final, de las 150 páginas iniciales la novela “engordó” hasta las 250, a lo que siguió una poda, y luego otra y otra más. Porque escribir una novela se convierte en un avance y retroceso constante, en un proceso de expansión y contricción. En cierto sentido me recuerda a la letra de la famosa canción de Ricky Martin: “un pasito p'alante María, un pasito p'atrás”.

Es fascinante, y agotador. Sobre todo si no quieres decepcionar a nadie, empezando por ti mismo. Para eso debes ser el crítico más despiadado con tu propio trabajo, pues sólo así lograrás editar algo de lo que te sientas verdaderamente orgulloso.

No os negaré que el hecho de verte obligado a eliminar partes de lo que tanto esfuerzo te ha costado crear es casi tan doloroso como darte un leñazo en el dedo meñique del pie con algún mueble al caminar a oscuras de madrugada. Y esto lo sé porque este último año he batido mi propio récord de leñazos en el dedo meñique del pie con muebles por andar a oscuras de madrugada. O sea, que no sólo me hago viejo, sino que, encima, me hago más torpe. Como diría el entrañable personaje del genial Forges: ¡Sssstupendo!

En el aspecto visual, este libro también presenta algunas diferencias notables con respecto a mis libros anteriores. Para empezar, por primera vez la portada no se corresponde a un dibujo de mi autoría, sino a una fotografía de Oltre Creative Agency bajada de Pixabay bajo licencia Creative Commons.

Me costó mucho encontrar una fotografía que ilustrase el espíritu de la novela. Me llevó meses rastrear la red en busca de algo que cubriese mis exigencias. No podéis haceros una idea de las opciones que deseché. Sin exagerar, llegué a acumular en una carpeta hasta sesenta fotografías de símbolos, calles, urbanizaciones, monumentos y lugares emblemáticos londinenses, pues mi novela transcurre en Londres. Hasta que un día, a punto de tirar la toalla, encontré al fin lo que buscaba. Luego sólo tuve que aplicar algunos ajustes —recortar la foto, aplicar un filtro de blanco y negro, ajustar los niveles de exposición—, y ¡voilá!, ya tenía la foto de mi portada.

En cuanto al interior, también he efectuado algunos cambios significativos con respecto a la trilogía Absurdamente. Por ejemplo, la tipografía. Por primera vez, he sustituido la tipografía Times New Roman por la Class Garamond. Y no es porque la Times tuviese nada de malo, sino que, simplemente, me apetecía cambiar. De paso, también me ha servido para remarcar la sutil diferencia entre mis libros de relatos y mi primera incursión en el terreno de la novela. El resultado, francamente, ha superado mis expectativas. Cuando recibí en casa el ejemplar de prueba que pedí, quedé gratamente sorprendido con el resultado.

Foto del interior del libro

Algo que tuve bastante claro desde el principio fue el hecho de adjudicar a cada capítulo de mi novela el título de una canción de rock determinada. Para ello, sólo tenía una condición: que la letra de la canción escogida guardase relación con el contenido del capítulo en cuestión. Eso supuso todo un reto para mí, ya que tuve que escoger entre cientos de canciones de mi colección de discos aquella que se adecuase a lo que quería contar. En total barajé en torno a las cien canciones, hasta acabar reduciendo la lista a las treinta y cinco que finalmente conforman la novela.

Supongo que muchos de los que hayan leído alguno de mis libros anteriores, o los relatos que en su día solía subir al blog, se preguntarán por el estilo desplegado en este nuevo proyecto. Recientemente, una lectora habitual de mi blog, y compradora de mis tres libros publicados hasta el momento, me preguntaba en redes si había humor en este nuevo libro. Pues sí, lo hay, aunque se trata de un humor distinto, menos absurdo y caótico, y más crítico, irónico y sarcástico. Ya sabéis quienes me leéis de hace tiempo de mi pasión por el humor típicamente británico. Autores como Tom Sharpe, P.G. Wodehouse, Nick Hornby, David Lodge o Alan Bennett forman parte de mi universo lector. A ellos hay que añadir autores estadounidenses de la talla de Woody Allen, Groucho Marx o John Kennedy Toole. A todos ellos le debo parte de mi estilo como autor.

Pero, además de un humor típicamente británico, ¿qué otras cosas podremos encontrar en tu novela? Para empezar, una historia. O la historia de varios personajes que acaban encontrándose en un momento determinado de sus vidas y que, al hacerlo, se cambian la vida los unos a los otros de una manera que jamás pensaron que podría cambiar.

Para que os hagáis una idea del punto de partida de la novela, a continuación os amplío la reseña incluida en la contraportada del libro:


Henry Stockleigh es un rockero británico cincuentón de la vieja escuela. Enamorado de la década de los setenta, y totalmente decidido a retener la esencia de esos años hasta el fin de sus días, el 31 de diciembre de 1979 tomó la firme decisión de encerrarse en su casa y no volver a salir de ella nunca más. Han pasado treinta años desde entones y Henry aún sigue sin pisar la calle. Pero una inesperada e inquietante visita amenaza con dinamitarlo todo y echar por tierra su plan.

Una divertida novela donde tienen un especial protagonismo el humor, el amor, la amistad y la pasión por la música rock de los 60 y 70. Y Coñazoman, por supuesto.



Y hasta aquí puedo leer —como en las viejas tarjetitas del Un, Dos, Tres—, no vaya a ser que destripe la novela y me haga spoiler a mí mismo. Ya he dejado claro que con los años me he hecho viejo y torpe, pero no gilipollas. O eso creo.

Como avanzaba en mi post de la semana pasada, a continuación os dejo un enlace a un adelanto gratuito que podéis leer tantas veces como queráis, y decidir si os merece la pena adquirir un ejemplar de esta nueva aventura literaria o pasar de él del mismo modo en que los premios literarios pasan de mí: con absoluta indiferencia.

Para leer un adelanto gratuito PINCHA AQUÍ.


Por último, sólo me queda daros las gracias por vuestra atención, independientemente de si habéis comprado alguno de mis libros o no, o de si tenéis intención de comprar o no.

Nadie puede tener la certeza de que este libro se vaya a vender más o se vaya a vender menos. En el éxito de un libro intervienen muchos factores, y no todos dependen de mí. Por supuesto que me gustaría vender un montón de copias, y poder ganarme la vida con ello. Pero, viendo lo difícil que resulta que algo así acabe ocurriendo, me conformo con que quien decida leer alguno de mis libros se lo pase bien y disfrute haciéndolo, y que eso me empuje a seguir escribiendo historias que me hagan disfrutar como escritor y como lector, pues no debéis olvidar nunca que yo también soy lector, y si lo que escribo no me gusta seré el primero en darle al botón de “borrar”.

En cualquier caso, gracias por estar ahí. Os lo agradezco.

Y, como ya es tradición, si me haces llegar una foto con alguno de mis libros, la colgaré gustoso en la Galería de Amigos y Lectores del blog, que ya lleva tiempo sin recibir nuevos huéspedes.

Un abrazo.

 

 

jueves, 20 de octubre de 2022

FUMATA BLANCA: ¡HABEMUS NOVELA!

 

Al fin puedo anunciarlo: ¡habemus papa!

Esto... er... perdón. Se me ha ido la olla.

Mejor empiezo de nuevo.

Allá va.

Al fin puedo anunciarlo: ¡habemus novela!

Así es, amigas y amigos, mi primera novela, mi cuarto libro como autor autoeditado, ya está disponible en las plataformas Amazon, tanto en formato papel como en digital.

Y para presentarlo al gran público, incluso al pequeño público, e, incluso, al público minúsculo —es decir, lectores de menos de 35 cm de altura—, he pensado que una buena manera de promocionar el lanzamiento sería a través de una especie de conversación entre mi blog y yo.

Al menos será una presentación original pues, que yo sepa, no creo que se haya hecho algo parecido con anterioridad.

Así pues, allá va la presentación oficial y oficiosa de mi nuevo artefacto literario.


Hola, blog.

¿Qué te cuentas?

Pues mira, precisamente hoy sale a la venta mi nuevo libro.

¿Ah, sí?

Sí.

Uhm, vaya. Enhorabuena, chaval.

Gracias, blog.

Ha costado, ¿eh?

Pues sí. Ha sido un proceso largo y repleto de obstáculos. Pero, viendo el resultado final, no tengo duda alguna de que ha valido la pena.

Imagino. Y oye, ya que estamos en el tema, ¿de qué se trata?, ¿de una nueva recopilación de cuentos cortos y relatos?

No.

¿Ah, no? Uhm. ¿Un libro de poemas, quizás?

Tampoco.

¿Un manual de instrucciones acerca de cómo rascarse los sobacos en plan Bukowski mientras comes porquerías y te tragas la temporada completa de una de esas series de televisión que devoras últimamente?

Nop.

¿Un libro de recortes con fotos tuyas en pelotas?

¿Qué? ¡No! ¿Estás de coña?

Vaya, me tienes intrigado. ¿De qué se trata, pues?

De mi primera novela.

¿Tú has escrito una novela?

Así es.

Vaya. Eso son palabras mayores. ¿De verdad has escrito una novela?

Pues sí.

¿Y cómo la has titulado?

Un rockero de andar por casa.

¿Y de qué va?

¿En serio quieres saberlo?

¡Pues claro, tío! Tú me conoces mejor que nadie, y sabes que no soy de preguntar por preguntar. No soy un bienqueda. Bastantes de ésos hay por esos mundos de Jobs. Si pregunto algo es porque tengo interés en conocer la respuesta.

Pues va de un tipo de mediana edad, británico, amante del rock de los 60 y 70. De hecho, vivió con tal intensidad la década de los setenta que quiso retener su esencia hasta el fin de sus días. Para ello no se le ocurre otra cosa que encerrarse en su casa y no volver a salir de ella nunca más. Eso ocurrió el 31 de diciembre de 1979. La novela arranca en pleno siglo XXI. Han pasado treinta y tantos años, y nuestro protagonista aún no ha pisado la calle desde aquel lejano 1979. Y entonces, un día, una visita inesperada entra en su vida dispuesto a ponerlo todo patas arriba.

Uhm.

Sé sincero. Con esas pinceladas, ¿tienes interés en conocer el resto de la historia?

Pues sí, la verdad.

Me alegro.

¿Puedo hacerte algunas preguntas con respecto a la novela?

Sí, claro.

¿Hay humor en ella?

Sí. Aunque de un tipo muy diferente al desplegado en mis libros anteriores. No tan absurdo ni tan surrealista.

¿Qué clase de humor?

Más británico. Irónico, sarcástico, flemático. Y con mucha crítica social.

¿Y qué más podré encontrar en tu novela?

Pasión por la música. Sobre todo por el rock clásico de los setenta, ya sabes, Deep Purple, Jethro Tull, Rory Gallagher, Yes, Led Zeppelin, Rolling Stones, Thin Lizzy, James Gang, Cactus, The Allman Brothers Band, etc.

Pero, ¿y qué pasa con aquellos o aquellas a los que no nos gusta la música rock? ¿Nos aburriremos como ostras?

Confío en que no. Además de la música en mi novela trato de muchos otros temas. Para que te hagas una idea, la música en mi libro es como la banda sonora de una película, suena de fondo, para realzar o enfatizar una determinada atmósfera, o incluso para poner en contexto al lector ante una situación determinada, pero no resulta invasiva, ni acaparadora. O eso espero. Déjame ponerte un ejemplo práctico. Yo no tengo ni idea de medicina, ¿vale? Y aún menos de ginecología. Sin embargo, el año pasado me leí un libro escrito por Adam Kay, un médico residente londinense de ginecología que, a través de las páginas de su libro, va desgranando las virtudes y miserias del servicio de sanidad público británico. Y lo hace de una manera cercana, con un lenguaje sencillo, que consigue captar la atención tanto del profesional como del profano, haciendo uso de esa ironía y esa manera tan británica de sacarle punta a todo. Como dije al principio, yo no soy médico, sin embargo, a pesar de aparecer en él numerosos casos prácticos y términos clínicos o médicos, en ningún momento me aburrió o me sacó del libro, al contrario, me enganchó desde el principio y no lo abandoné hasta acabarlo. Y lo disfruté muchísimo.

Antes decías que, además de la música rock, en tu novela tratas de muchos otros temas. ¿Qué temas exactamente?

Amor, amistad, literatura, crítica social, reflexiones, dudas existenciales, reconciliación con el pasado...

Vale. Ahora hablemos de temas más prácticos. ¿Qué precio tiene el libro?

El libro en papel lo he puesto a 11 euros. Y la versión digital tiene un precio de 3,15 euros. A mi modo de ver son precios bastante asequibles, teniendo en cuenta los costes de producción. Además, todos mis libros están suscritos al plan Kindle Unlimited, por lo que son susceptibles de entrar en campañas y promociones realizadas por Amazon con independencia del autor, de modo que en momentos puntuales su precio podría variar, e incluso salir gratis, para los afiliados a este sistema de lectura.

Oye, pues me has convencido. Me han entrado ganas de leer tu novela. Resérvame un ejemplar.

¿En serio? Vale. Hecho. ¿Lo quieres en papel o en digital?

No tengo manos, Pedro.

Huy, perdona. Fallo mío. Digital entonces.

Sí. Digital.

Hecho. Ya me dirás qué tal. ¿Quieres que te lo dedique?

No. Lo que quiero es que me dejes unos días para leer con calma y disfrutar de la lectura. Vamos, si a usted le parece bien, señor autor.

Por supuesto. A tus pies, blog.

Tampoco tengo pies, Pedro.

Ah, claro. Pues permíteme postrarme a tus códigos y algoritmos. ¿Te parece bien?

Desaparece, anda, desaparece. Y déjame leer tranquilo.


Pues eso, que ya tengo novela nueva en el mercado. Ojalá consiga una recepción igual de entusiasta a la que han cosechado mis otros libros. O mejor. Total, por pedir que no quede.

Os dejo el enlace a la web de Amazon pinchando aquí.


La próxima semana ampliaré detalles en torno a este nuevo artefacto literario, además de colgar un adelanto gratuito con algunas páginas de muestra, para quien desee hacerse una idea del contenido.

Hasta entonces, recibid un afectuoso abrazo.