Como
he venido contando en los últimos posts, los inicios en el blog
fueron bastante difíciles, ya que, a pesar de subir hasta tres
publicaciones en una misma semana, cuentos originales en su mayoría,
eso no se reflejaba en las visitas. Cada vez que miraba el contador
de visitas en el apartado de estadísticas me daban ganas de hacer mi
mejor imitación de Vivien Leigh en el papel de Escarlata
O'Hara y gritar a los cuatro vientos: «A
Dios pongo por testigo que mi blog no pasará hambre».
Así
que, decidido a cumplir mi palabra, a falta de lectores que echarse a
la boca opté por alimentar a mi blog a base de bocadillos de chopped
y galletitas saladas.
Obviamente
mi blog acabó cogiendo unos kilos de más, razón por la que no tuve
más remedio que ponerlo a dieta.
—Eso,
eso. Primero me cebas y luego me pones a correr y sudar como un
cochino. Sádico, más que sádico —se quejaba el muy cabrito.
Tras
mi ingreso en Google Plus, gracias al boca a boca, o boca y
oreja; o mejor, a los ojos y teclados de blogueros y lectores de todo
el mundo, las visitas subieron como el precio de la gasolina en la
víspera de Semana Santa: un montón.
Al
cumplirse un año de vida del blog, con una base sólida de lectores
que no dejaba de crecer, concluí que ya iba siendo hora de dar el
siguiente paso en mi carrera como “tío que escribe cosas”,
consistente en editar el que sería mi primer libro de relatos. En él
reuní una variada selección de cuentos, relatos y microrrelatos,
desempolvé mis lápices de dibujo para ilustrar la portada y me
instruí a conciencia en el manejo de Photoshop para el diseño
exterior del artefacto, que llevaría por título ABSURDAMENTE.
ANTOLOGÍA DEL ABSURDO Volumen 1.
Tras
varios meses de arduo trabajo de selección, reescritura y
maquetación, mi libro, al fin, salió a la venta el 18 de junio
de 2015.
Teniendo
en cuenta mi inexperiencia en el terreno de la promoción, sin el
apoyo de una editorial detrás, y mis limitaciones en cuanto a
difusión —por aquellos días sólo disponía de Facebook y
Google Plus para promocionar mis escritos y mi blog—, el
libro se vendió relativamente bien. Nunca agradeceré lo suficiente
a todas aquellas personas que apostaron por un autor prácticamente
desconocido —o sea, yo—, armado con un libro autoeditado bajo el
brazo y toneladas de ilusión.
Un
día, Jaume Vicent, uno de mis compañeros en la revista MOON
MAGAZINE, al saber de la existencia de mi libro me ofreció un
espacio en su blog para promocionarlo entre sus lectores.
Fruto
de esa invitación escribí este artículo que vais a leer a
continuación, y que, al no estar disponible en la actualidad, he
decidido rescatar de mis archivos personales.
El
post original se publicó en Excentrya
el 28
de octubre 2015.
JAUME
VICENT “EXCENTRYA”
Pedro
Fabelo presenta:
ABSURDAMENTE
Antología del absurdo Vol. I
Mi
compañero en MOON
MAGAZINE
Jaume
Vicent
—un buen tipo el Jaume—,
ha decidido cederme un hueco en su inestimable blog para que os hable
de mi primer libro de relatos: ABSURDAMENTE
Antología del absurdo Vol. I.
A
mí personalmente el gesto de Jaume no sólo me ha parecido
noble, sino hermoso en sí mismo. Desde que me lo propuso, estoy de
un sensible que pa' qué. Ni Jane Austen en plena fiebre
inspiradora.
Sí,
ya sé. Siendo como soy el Gran
Maestro Supremo
debería mostrarme más frío y distante, y hasta altivo cual divo de
las letras. Pero, ¿qué queréis? En el fondo me confieso un
sentimental, de los que aún llora a moco tendido cada vez que lee
Las
cenizas de Ángela
—por
la historia en sí—
o
Cincuenta
sombras de Grey
—por
las chorradas que es capaz de escribir la E.
L. James—.
Siempre
que un escritor publica un libro se ve irremediablemente abducido por
el espíritu de Francisco
Umbral.
Desde ese momento, vaya adonde vaya, lo único que le apetece es
«hablar
de su jodido libro».
—¿Y
dónde dice que le duele? —te preguntará el enfermero de urgencias
al presentarte ante él encogido de dolor.
—En
el pecho. Un fuerte dolor. Creo que es un infarto. Por cierto, ¿le
he dicho ya que acabo de publicar un libro? Sí, verá, se llama
ABSURDAMENTE
Antología del absurdo Vol. I,
y está disponible en las tiendas Amazon,
tanto en papel como en digital.
Sí
amigos, un escritor que acaba de publicar un libro es un tipo a
evitar. Claro que, al menos en mi caso, al no controlar demasiado
Twitter
—aún hoy, seis años más tarde, sigo sin controlarlo—, me evito
bombardear al personal con tweets tan ingeniosos y ocurrentes del
tipo: «Hola.
Soy X. Compra mi libro»,
o «Mi
maravilloso libro ya está a la venta. ¿A qué estás esperando para
comprar un ejemplar?»,
o mi favorito: «Si
compras mi libro fliparás en colores, y no como cuando compras uno
de esos bestsellers del momento que sólo lo flipas en blanco y
negro».
Como
he dicho, no controlo mucho Twitter. Abrí una cuenta hace
unas pocas semanas y aún ando pillándole el rollo. Pero lo que sí
tengo son cuentas en Facebook y Google Plus —ains—.
Aunque
apenas las uso para promocionar mi libro. No me gusta dar la brasa. Y
tampoco que me la den a mí. Así que imaginad la alegría que me
llevé cuando mi colega Jaume me invitó expresamente a que
hablase de mi libro en su blog. «¡Qué bien, qué bien, hoy
promocionamos con el Vicent!» —cantaba por los rincones de
mi casa como si formase parte del anuncio de una conocida marca de
atún en aceite.
Decía
Frank
Zappa
que básicamente «el
arte consiste en crear algo de la nada y venderlo».
Qué cachondo el tío Frank.
Adoro a este tío.
Cuando
a un autor se le invita a que hable de su libro corre el riesgo de
resultar demasiado entusiasta y, por extensión, poco creíble. Al
fin y al cabo de lo que se trata aquí es de “vender” tu
producto. Y, llegado el momento, resulta de lo más humano caer en la
exageración. Que si «es
mi mejor trabajo publicado hasta el momento»,
«se
nota a la legua la experiencia acumulada con mis obras anteriores»,
«sin
duda este libro demuestra que he llegado a mi madurez artística y
creativa»,
e incluso «este
libro es la hostia, colega. Hablo en serio. Si no lo lees no sabes lo
que te estás perdiendo, chaval».
Así
que, decidido a alejarme lo más posible del estereotipo del
escritor-demasiado-entusiasta-y-por-extensión-poco-creíble, he
resuelto ceder la palabra al verdadero protagonista de esta historia:
mi libro.
Adelante,
libro. Todo tuyo.
HABLA
MI LIBRO: ABSURDAMENTE
Antología del absurdo Vol. I
Gracias,
Gran Maestro Supremo.
Hola
a todos. Mi nombre es ABSURDAMENTE.
Antología del absurdo Volumen I.
Lo de Volumen
I
viene a cuento —nunca mejor dicho—, porque en algún momento de
los próximos meses espero la llegada de un hermanito o hermanita que
actualmente está en fase de corrección y maquetación.
Apenas
tengo un par de meses de vida, aunque en una vida anterior formé
parte de un blog del mismo autor, es decir, de Pedro
Fabelo
alias
Gran
Maestro Supremo.
Pedro,
o Gran Maestro Supremo, es escritor, y lleva algo así como 20
años escribiendo cosas. Hasta el momento ha escrito un montón de
cuentos cortos y relatos, varias novelas —aún inéditas. Pero ya
veréis ya; cuando salgan a la luz lo vais a flipar. ¡Y en color!—,
un par de guiones para cortometrajes y dos obras de teatro. Ah, y no
sabe regatear. Siempre que lo intenta le sale como el culo. Es un
negado de narices.
Pero
dejemos de hablar de Pedro,
Gran
Maestro Supremo
o lo que sea.
Mejor
hablemos de mí.
Yo
soy su primer libro publicado. Aunque, como ya he dejado entrever
anteriormente, me consta que entre los planes de futuro de mi creador
se encuentran la publicación de al menos dos volúmenes más con lo
mejor de su producción.
Como
ya os avancé, apenas tengo un par de meses de vida. Tengo 145
páginas y mucha vida en mi interior. O más bien, muchas historias
en mi interior. La mayoría de esas historias son muy divertidas,
como esa en la que salen Tarzán
y Jane,
o esa otra en la que Pedro
le da una vuelta de tuerca al cuento infantil de Rumpelstikin.
¡Y menuda vuelta de tuerca! Te vas a enamorar de ese enano del
demonio. O como a él le gusta que se dirijan: «persona
de talla baja»,
por aquello de la corrección política.
También
hay un relato enteramente dedicado a los peligros del amor
cibernético, y otro que nos descubre quiénes se esconden realmente
tras las redes sociales tipo Facebook, Twitter o
WhatsApp.
Pero,
sin duda, uno de mis favoritos es aquel en el que el autor narra el
día en que acudió a la consulta de su doctora en un momento
especialmente bajo de su vida y ésta le recetó unos comprimidos de
Humor
Absurdo.
Ése es genial. Palabra. Y mira que yo de palabras sé un rato.
Bueno, de palabras, de frases, de párrafos, y hasta de signos de
puntuación. Pero eso es punto y aparte —¿qué os decía? ¿Veis
cómo controlo el tema de la puntuación? ¿Eh?, ¿eh?—.
Mis
colegas dicen de mí que soy un cachondo. Y un libro de lo más
original y divertido. Pero claro, comparado con esos ladrillos de
Thomas Pynchon o David Foster Wallace es normal que
digan eso de mí.
¿Qué
más puedo decir? Ah, sí. La portada también es obra de Pedro,
o Gran
Maestro Supremo,
o El
Peter,
que es como suele firmar sus dibujos —joder, éste tío tiene más
alias
que un carterista—.
Por
cierto, antes de que lo olvide, el libro —o sea, yo mismo con mi
mecanismo—, consto de un total de 28 piezas entre cuentos, relatos
y hasta de varios microrrelatos. También incluye
una especie de prólogo bajo el epígrafe Introducción
a la obra.
La
corrección y maquetación corrió a cargo del susodicho, o sea, de
Pedro,
Gran
Maestro Supremo,
El
Peter
o como demonios quiera llamarse. Y no lo hizo por una cuestión de
ego o de autosuficiencia, sino por una cuestión económica. Resulta
que este menda es más pobre que las ratas. De hecho, en su casa
tiene viviendo a una rata que tiene más pasta que él. Fijaos si es
pobre el chaval. Un escritor de los de toda la vida, vamos. El típico
romántico que prefiere morirse de hambre antes que renunciar a su
«arte».
La
verdad, no sé qué más decir para animaros a que os hagáis con un
ejemplar.
Ah,
sí. No salgo demasiado caro en comparación con otros libros
similares. 9 euros el libro en papel y 2,69 euros
la versión digital. Vamos, un chollo.
Lo
podéis pillar en las tiendas Amazon
pinchando aquí.
Por
cierto, si aún tenéis alguna duda, en Amazon podéis leer un
avance gratuito de varias páginas (tres capítulos enteros
completamente gratis).
Pues
eso. Haceos con un ejemplar. No os arrepentiréis.
Aaaaaaadiós.
P.D.:
A propósito, lo de Gran Maestro Supremo era una coña que nos
traíamos Jaume y yo. Solíamos ponernos motes absurdos para
dirigirnos entre nosotros. Aclarado queda.