jueves, 23 de junio de 2022

TAMBIEN HAY COSAS BUENAS

 

Retrato del escritor cubano Reinaldo Arenas

 

Echando un vistazo a mis dos últimas entradas en el blog, da la impresión que me paso el santo día quejándome de todo —o casi todo—, cual viejo amargado que ve como el mundo que le rodea ha cambiado excesivamente rápido, y, lo peor de todo, que lo ha hecho para mal.

Pero no es así. Para nada.

El mundo ha cambiado, cierto. De hecho, el mundo, la vida, nosotros, las gentes que nos rodea, la fisonomía de las ciudades, la tecnología, todo en general, permanece sujeto a constantes e inevitables cambios. Lo único que no cambia son las ganas de dar por saco de unos pocos a unos muchos. Supongo que no hará falta poner ejemplos, así que os ahorraré el disgusto.

Pero no todo va a ser malo. Afortunadamente para nosotros, el arte y los artistas están ahí para sacarnos del sopor y el hastío cotidianos, y evitar que caigamos consumidos por la ira y la desesperación.

Me complace poder decir que aún hay muchos libros y autores por leer, muchas películas, series y documentales por ver y muchos discos y grupos por descubrir.

Y hablando de libros y autores, por una de esas casualidades de la vida hace poco cayó en mis manos la novela de un autor del que hasta ese momento apenas sabía gran cosa. Vamos con ello.

Del escritor cubano Reinaldo Arenas (1943-1990) lo poco que sabía se lo debía a la magnífica película Antes que anochezca de Julian Schnabel, protagonizada, entre otros, por Javier Bardem, en el papel de Reinaldo Arenas, el francés Olivier Martinez, y los norteamericanos Johnny Depp —cuando aún hacía buenas películas y menos el ridículo en denigrantes juicios televisados—, y el siempre fiable Sean Penn.

En la citada cinta, basada en su novela autobiográfica del mismo título, se narra la difícil vida de Reinaldo, un joven y prometedor escritor que, tras ganar un concurso literario, obtuvo cierta notoriedad. Luchó contra la dictadura de Bautista, y colaboró activamente en la revolución, hasta que su desilusión y desánimo tras el triunfo de Castro provocó una cada vez más marcada disidencia. Eso, unido a su declarada homosexualidad, provocó una implacable y asfixiante persecución política que lo llevó a la cárcel.

 

En toda su vida sólo pudo publicar un libro en Cuba, Celestino antes del alba, que agotó su primera edición, pero que no pudo ser reeditado por haber sido prohibido por el régimen castrista. Como muy bien se ha encargado la Historia en mayúsculas de enseñarnos, las revoluciones sirven precisamente para eso, para cambiar las cosas y que todo siga igual que antes. O peor.

Encarcelado, humillado, perseguido y vilipendiado, Reinaldo Arenas se pasó toda la década de los 70 intentando escapar del régimen de Castro. Finalmente, en 1980, logró salir de Cuba rumbo a los Estados Unidos, y acabó instalándose en Nueva York, donde desempeñó diversos oficios para sobrevivir. Uno de los más duraderos fue el de portero de un edificio. Precisamente al amparo de ese empleo escribiría la novela que leí, titulada El portero.

 

La novela es un retrato bastante personal del propio Arenas, que en la novela adopta el papel de Juan, un cubano exiliado, como él, que ve desfilar ante sí a toda suerte de personajes excéntricos y esperpénticos en forma de inquilinos del edificio donde trabaja. Casi todos los inquilinos poseen una o varias mascotas, las cuales, a medida que vamos avanzando en la historia, cobrarán una importancia capital en la novela.

De hecho, cuando empecé a leer la novela me esperaba una cosa, luego esa cosa fue mutando, hasta que, en un momento dado, todo adquirió un significado totalmente distinto. Eso fue lo que me enamoró del libro: su capacidad para sorprenderme y llevarme de la mano a un lugar inesperado y fascinante.

Confío en que me perdonéis si me detengo aquí, pero es que no quiero revelar nada que pudiese estropearos la sorpresa que me llevé yo cuando, en un momento determinado, vi ante mis ojos cómo la novela adquiría una nueva dimensión, convirtiendo el viaje en algo sumamente placentero.

Mi experiencia con aquella primera novela de Arenas fue tan positiva que quise leer algo más suyo. Hace poco logré hacerme con un ejemplar de Antes que anochezca, el cual llevo leyendo desde anoche.

 

De entrada, el inicio del libro no podía ser más escalofriante. Relata Arenas: «Yo pensaba morirme en el invierno de 1987. Desde hacía meses tenía unas fiebres terribles. Consulté a un médico y el diagnóstico fue SIDA. Como cada día me sentía peor, compré un pasaje para Miami y decidí morir cerca del mar».

Enfermo terminal y padeciendo unos dolores terribles que le incapacitaban y le limitaban en todos los sentidos, Arenas decidió acabar con su vida en septiembre de 1990, no sin antes poner el punto final a los libros que tenía inacabados.

Si bien su producción fue ingente a lo largo de su vida, mucha de su producción fue confiscada y destruida por el régimen castrista, lo que lo obligó a reescribirla una vez hubo abandonado la isla. Gracias a esa incansable labor de reconstrucción, Arenas dejó escritos once libros antes de suicidarse.

De momento llevo unas veinticinco páginas de Antes que anochezca, y, por lo leído hasta ahora, puedo asegurar que éste no será el último libro suyo que lea.

Que la tierra te sea leve, compañero.




7 comentarios:

  1. Vi la película y leí Antes que anochezca allá por 2001. Recuerdo poco del libro, salvo el tono general autobiográfico. Más de la película en la que Javier Bardem hace un papel glorioso. No he leído nada más del autor, pero tomo nota de El portero.
    Es una pena que las revoluciones que con tan buenas intenciones empiezan, terminen recreando lo mismo que combatieron. Lo bueno de la Cuba castrista es que, a diferencia de democracias de las cercanías, todos los niños iban al colegio y no estaban esnifando pegamento en las esquinas. Creo que la gran revolución debería ser contra la naturaleza humana y sus ansias de poder.
    Un ebso.

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    1. Saludos, Rosa.
      La película la habré visto unas cuatro veces desde que salió en DVD. Desde que vi por primera vez "Fresa y chocolate", de Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tavío, quedé prendado del cine cubano, y siempre que he tenido oportunidad he visto y agregado a mi colección distintas películas con la isla de telón de fondo. Por cierto, "Fresa y chocolate" también está basada en un libro, en este caso de Senel Paz, titulado "El lobo, el bosque y el hombre nuevo"; libro que también he leído y que recomiendo, a pesar de su brevedad.

      "El portero" de Reinaldo Arenas me resultó un libro magnífico; uno de esos libros de los que no esperas gran cosa y que, a medida que vas leyendo, te vas enganchando y sorprendiendo, hasta que llega un punto en la historia en el que temes que acabe.

      Tienes razón en lo de la escolarización en Cuba. Lo que habría que ver es qué enseñan a los niños y no tan niños en esas escuelas. El famoso eslogan de Castro de "Socialismo o muerte" no invita a pensar precisamente en fomentar espíritus libres y críticos con el sistema que los acoge. Tampoco es que aquí estemos como para tirar cohetes, la verdad. Las cifras de fracaso escolar en España son para hacérselo mirar. Y en cuanto al nivel de lectura... corramos un tupido velo. : (

      Un beso, Rosa.

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    2. Ay, qué buena Fresa y chocolate. Yo la he visto varias veces.
      Tienes razón en que a saber qué les enseñaban a los niños en Cuba, pero me pregunto qué les van a enseñar en Madrid que quieren suprimir de los libros todo lo que sea adoctrinamiento (¡qué valor!) y entienden como tal el respetar los derechos civiles de colectivos como el LGTBI o el hablar de distintos tipos de familias... etc. Qué mundo.

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    3. Si te gustó "Fresa y chocolate" (y veo que sí), te recomiendo que busques "Guantanamera" y "Lista de espera", pues en ambas prácticamente trabaja el mismo elenco tanto delante como detrás de las cámaras. Hace bien poquito volví a ver "Fresa y chocolate", y me volvió a resultar maravillosamente entrañable. Es de esas pelis que según la terminas deseas volver a ver de nuevo. Y "Lista de espera" es un canto a la alegría de vivir. Una de las últimas veces que la vi fue con mi abuelo, y aún me parece oírlo reirse a carcajada limpia sentados ambos en el sofá del salón de su casa. Creo que ya va tocando verla de nuevo.

      La enseñanza siempre ha sido un arma política en nuestro país. Sólo tienes que ver el uso que se hace de ella en cada una de las autonomías, donde en cada región se reescribe la historia según convenga a sus intereses partidistas, fomentando el enfrentamiento y la reparación de agravios en vez de apostar por la concordia y una historia común. La paz y el respeto al prójimo no son rentables en términos políticos. Siempre dará más rédito el "nosotros contra vosotros" que el "todos juntos sacaremos esto adelante". Y da igual el signo político, pues es un mal endémico en este país que afecta tanto a la derecha como a la izquierda. Aburridos me tienen los de un lado y los de otro, la verdad.

      Por cierto, ya voy por la mitad del libro de Reinaldo Arenas "Antes que anochezca" y estoy enganchadísimo. ¡Cuánto dolor y desilusión encierran esas páginas!

      Besos, Rosa.

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  2. Pues, por desgracia, no conocía a este autor y no he visto la película que mencionas ni ninguna de sus novelas, aunque tu opinión sobre ellas invita a su lectura. Supongo que dar con la película resultará, por su antigüedad, una tarea, si no imposible, sí muy dificultosa.
    Sin duda, la vida de Reinaldo Arenas debió ser muy dura, y no solo por su enfermedad, que ya es algo desmoralizador, sino por su persecución política por sus ideas y condición sexual. De ahí que su autobiografía tiene que resultar muy interesante. Me apunto El portero como futura lectura.
    Siemrpe me he preguntado por qué las revoluciones anticapitalistas y antidictaduras acaban siguiendo los mismos pasos que los gobiernos a los

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  3. que han derrocado. Será que el ser humano es tan imperfecto que no es capaz de llevar a cabo un cambio positivo duradero y acaba corrompiendo todo lo que toca.
    Un abrazo.
    P.D.- Para quejica un servidor. Solo tienes que echar un vistazo a mi Cuaderno de bitácora, je,je.

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  4. Saludos Josep.
    Acabo de buscar información en Internet y, según he podido averiguar, la película está disponible en Netflix. Por si te apetece echarle un vistazo, te he encontrado en Youtube uno de los trailers en español (hay varios más en inglés). Te paso el enlace:
    https://www.youtube.com/watch?v=6nFChrrkL-M

    La película es bastante cruda, al igual que el libro. Llevo días leyéndolo (ya voy por la mitad), y me está resultando adictivo, además de muy revelador de lo que se esconde en la trastienda de la revolución cubana; en realidad, en la trastienda de todas las revoluciones del mundo.

    El otro libro, "El portero", es muy diferente a "Antes que anochezca". A mi me resultó sorprendente, pues no esperaba mucho de él y me resultó fascinante. En cuanto acabe "Antes que anochezca" buscaré algo más suyo, pues, de momento, me está pareciendo un escritor con el que coincido en bastantes puntos en su modo de entender la literatura. Por ejemplo, en el libro que estoy leyendo, en un momento dado manifiesta su sopor ante lo que considera "la alta retórica", o el hartazgo "ante los mismos discursos, ante el estruendo militar asfixiando el ritmo de la poesía o de la vida", criticando a los escritores que se vendieron al régimen orientando sus obras a enaltecer la revolución.

    En cuanto a las quejas (de las que no se libra nadie), como reza el dicho: "quejarse es humano"... ¿o era "errar es humano"? Da igual. Yo me quejo de lo que creo que debo quejarme, como todo hijo de vecino. ¡Faltaría más! ; )

    Un abrazo.

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