Hola,
blog.
—Hola,
Pedro. ¿Cómo lo llevas?
Así,
así.
—Hacía
tiempo que no venías por aquí. La semana pasada te estuve esperando
hasta última hora, pero no viniste. ¿Pasó algo?
Las
fiestas; ya sabes.
—Pues
no. No sé. ¿Qué ocurre? No me irás a decir que tú también eres
uno de esos especímenes que odian la Navidad...
Odiar,
lo que se dice odiar, pues no. No odio la Navidad. Digamos que de
unos años a esta parte tengo más bien poco que celebrar. Encima
este año se nos fue alguien muy importante en la familia y,
sinceramente, ver su asiento vacío en la mesa no hacía sino
recordarnos lo mucho que lo echábamos de menos.
—Piensa
en los buenos ratos que compartisteis juntos.
«...y
entonces me pregunté si un recuerdo es algo que tienes o es algo que
has perdido para siempre».
—Bonita
frase. ¿Es tuya?
¡Qué
va! Es de Woody Allen. La incluyó en su película Otra mujer,
con Gena Rowlands en el papel protagonista. Es una frase preciosa. Me
encantó desde la primera vez que la escuché.
—Pueden
ser ambas cosas.
¿Qué?
—Los
recuerdos. Pueden ser ambas cosas; algo que tienes y algo que has
perdido para siempre. Recordar, de alguna forma, significa mantener
vivo ese momento vivido. En tu caso, por ejemplo, recordar a tus
seres queridos que ya no están con vosotros es una forma de
mantenerlos vivos en tu memoria.
Es
extraño.
—¿Qué
es extraño?
Recordar.
—¿Por
qué?
Porque,
dependiendo de tu estado de ánimo, puede hacerte sonreír o
provocarte las lágrimas.
—¿Por
qué eres tan pesimista, tío?
Es
mi naturaleza. Además, el pesimismo es un buen carburante para la
creatividad. Las personas felices no necesitan evadirse de la
realidad para crear mundos nuevos y diferentes. Ellos se limitan a
vivir y a disfrutar de lo que les rodea. Sin embargo nosotros, los
pesimistas, necesitamos huir de la realidad porque no nos gusta lo
que vemos, y ansiamos cambiarlo todo aunque sea en nuestra
imaginación. Si yo fuese alguien feliz no escribiría.
—Puede
que tengas razón.
Créeme,
la tengo.
—No
te lo discuto. Carezco de la capacidad de crear cosas por mí mismo.
¡Soy un blog, por el amor de Steve Jobs!
Ya.
—Pero
eso no quita para que te dé la brasa con algún consejo.
¿Qué
clase de consejo?
—Las
fiestas, por muchas ausencias que tengas, por mucha tristeza que te
provoquen, son un momento ideal para celebrar.
Celebrar
qué.
—¡Celebrar
que estás vivo! ¿Te parece poco? Y celebrar que estás bien de
salud, dentro de lo que cabe...y que en tu caso cabe bastante por lo
que veo. ¿Has vuelto a engordar, verdad?
Se
come mucho en estas fechas. Mucho y mal.
—¿Mal?
Joder, cualquiera lo diría viendo la pinta de zampabollos que
tienes.
Me
refiero a que se come en exceso, y en horas poco recomendables.
Tampoco haces una vida normal; interrumpes actividades, duermes más
de la cuenta, y pasas más tiempo frente a la tele disfrutando de
aquello que más te gusta, como tus series y películas favoritas o
conciertos y documentales. Y mientras lo haces, no paras de comer y
beber cualquier cosa que pilles. En fin, un desastre.
—Oh,
sí, ¡qué mal se vive comiendo, bebiendo y durmiendo más de la
cuenta!
Luego
está lo otro.
—¿Lo
otro? ¿Qué es «lo otro»?
Mi
carrera literaria.
—¿Qué
pasa con tu carrera literaria?
Pues
que no termina de despegar. Llevo veintitantos años metido en esto y
aún no he conseguido nada ciertamente relevante.
¡Menudos
huevazos los tuyos!
Oye,
oye, un respeto.
—¿Un
respeto? ¡Y una leche!
¿Se
puede saber qué mosca te ha picado?
—¡Eres
un quejica de mierda!
No
te pases.
—Sí.
Me paso. Y lo hago porque no te mereces otra cosa. Además, ya estoy
harto de que no seas capaz de ver el lado positivo de las cosas.
Deberías estar agradecido por todo lo que has conseguido en estos
tres últimos años.
¿Conseguido?
—Sí,
capullo. Conseguido.
¿Y
qué he conseguido? A ver, ilustrame.
—Lectores,
estúpido. Has conseguido lectores. Cientos de ellos. ¿Crees que no
reviso las estadísticas de visitas al blog? Además, por si no te
has dado cuenta, en los últimos meses tus visitas se han
multiplicado. Sobre todo las procedentes de Estados Unidos. Ignoro la
razón, la verdad, pero últimamente Estados Unidos es el país que
encabeza el ranking de visitas al blog. Igual allí eres una
celebridad sin saberlo, como le ocurrió a Homer Simpson en aquel
episodio en el que descubrió por casualidad ser toda una celebridad
en Japón debido a que su rostro protagonizaba los envases de una
popular marca de detergente japonesa (Mr. Sparkle).
¿Quieres
decir que igual mi rostro está presente en las cajas de una popular
marca de detergente en Estados Unidos?
—Sí.
«Pedrín Ultra Clean», no te jode.
No
te burles.
—Lo
intento. Pero es que me lo pones a huevo, tío.
Ya.
![]() |
Lemmy Kilmister, alma máter de Motörhead, y un gran tipo. |
—Por
cierto, un año ya sin Lemmy. ¿Te lo puedes creer?
¿Conoces
a Lemmy?
—¿A
qué viene esa cara? ¡Pues claro que conozco a Lemmy! ¿Acaso te
piensas que soy un blog ignorante?
Me
sorprendes.
—No
sé por qué. Al fin y al cabo fui creado a tu imagen y semejanza.
O
sea, que tú también eres un amante de la buena música.
—No,
si te parece soy un amante del puto reguetón, no te jode.
Celebro
que lo veas de la misma manera que yo.
—Lo
de Lemmy viene a cuento porque el otro día te vi visionando en
Youtube el vídeo homenaje que le dedicaron los del festival de
Wacken, con Phil Campbell y Mikkey Dee saliendo al escenario y dando
las gracias a los fans por tantos y tantos años de leal apoyo a
Motörhead.
¿Sabes?, no lo conocí en persona, me refiero a Lemmy, pero llevo escuchando
su música desde que era un chaval. Me compré el Overkill con
12 años; fue el tercer disco de mi colección, junto al Flick
of the switch de AC/DC y el Lick it up de KISS. Lo tengo
casi todo de Motörhead, desde On parole hasta Kiss of
death, y es una de esas bandas cuya música siempre me ha
acompañado. Por eso me resulta emocionante ver el cariño y el
respeto que los fans del grupo en todo el mundo le demuestran a la
mínima ocasión. Resulta emocionante comprobar que tu trabajo,
aquello por lo que has luchado tanto durante toda tu vida, haya
dejado huella en mucha más gente de la que puedas llegar a imaginar
jamás. Eso sí que no se paga con dinero. Porque el dinero paga las
facturas, es cierto, pero lo otro, el cariño, te alegra el alma.
—Bonito
discurso. ¿Sabes qué hubiese dicho Lemmy de haberlo leído? ¡Menudo nenaza!
Sí,
jajajaja.
—Dondequiera
que se encuentre a buen seguro que estará tomándose un whisky con
Coca-Cola mientras echa unas partiditas en su querida tragaperras.
Por
cierto, no quisiera olvidarme de Rick Parfitt. Otro gran músico que
se nos fue este año.
—Una
de las diestras más potentes del rock, sin duda.
Hace unos años los vi tocar en Madrid. Me refiero a Status Quo. Tocaron junto a mis amados Deep
Purple y Cheap Trick. Fue un concierto memorable.
—Cambiando
de tema, ¿en qué andas metido? Porque últimamente apenas te dejas
caer por aquí.
Es
cierto. Ando un poco liado. He vuelto a retomar el proyecto del
tercer volumen de relatos de la Antología del absurdo. Con él
cerraré un ciclo.
—¿Quieres
decir que ya no publicarás más libros de la colección
Absurdamente?
Así
es. Absurdamente. Antología del absurdo Vol.III será
el último de la colección. Palabra. Sólo espero no hacer como
George Lucas y sacarme dentro de unos años una precuela de debajo de
la manga.
—Si
lo haces, por favor, no cometas el mismo error que él creando un
personaje tan irritante como Jar Jar Binks.
Haré
lo que pueda. Aunque no puedo prometer nada. Ya sabes que a los
escritores, en ocasiones, algunos de nuestros personajes se nos
escapan de las manos. No hay más que verte a ti.
—¿Insinúas
que soy un personaje que se te ha ido de las manos?
No
lo insinúo, lo afirmo. De alguna forma extraña has pasado de ser
«algo» a ser «alguien». Apenas ejerzo influencia alguna sobre ti.
Haces y dices lo que te viene en gana, incluso haces chistes a mi
costa. Y yo te lo permito.
—¿Que
me lo permites? Oye, oye, menos lobos, Caperucita. ¿Acaso te piensas
que soy un muñeco al que puedes manejar a tu antojo? ¿Quieres
pelea? ¿Eh? ¿Quieres pelea?
No
te enteras de nada. No necesito pelearme contigo. El día que me
harte de ti pulsaré el botón de «eliminar blog» y listo. Bye,
bye. Sayonara, baby.
—¿Es
una amenaza?
Es
una realidad. Sé que debe ser duro para ti aceptar que las cosas son
tal y como te las cuento, pero es lo que hay. Dependes de mí,
colega. Y no hay nada que puedas hacer al respecto. Desde el momento
en que decida que ya he tenido suficiente acabaré contigo sí o sí.
Así de sencillo.
—No
serás capaz.
¡Pues
claro que seré capaz! Además, para que lo sepas, mi vida no gira en
torno a ti. Mientras no me falten ideas sobre las que escribir sabré salir adelante, independientemente del medio que utilice para divulgar
esas ideas. Incluso podría crear un nuevo blog con otro nombre. Así
de fácil. Ya ves, será por medios...
—¡Qué
cabrón...!
Por
cierto, ¿sabes qué?
—¡¡¡¿Qué?!!!
Pues
que tenías razón; conversar contigo me ha levantado el ánimo. ¿Tú
no te notas más animado?
—Vete
a la mierda.
En
fin, amigos, este ha sido un año raro, con muchos altibajos, muchas
dudas y algún que otro tropiezo. Pero de todo se aprende; de lo
bueno y de lo malo.
He
cometido errores. Muchos. Y espero haber aprendido de ellos de cara
al futuro. Aún me queda mucho por aprender y corregir.
He
pasado por momentos en que he pensado seriamente en tirar la toalla,
en cerrar el blog y dejarlo correr. Pero algo en mi interior me decía
que no debía hacerlo, que no debía rendirme; no ahora. Aún no.
Me
ha costado mucho llegar hasta aquí. Ya va para tres años que empecé
con esta aventura del blog; sin tener idea de nada, sin conocer a
nadie, metiendo la pata hasta el fondo y aprendiendo de mis errores. Y ahí sigo: en pie. ¿Por
cuánto tiempo? Ni idea. Mientras que el cuerpo aguante, supongo.
Como
digo, este 2016 ha sido un año raro, duro, difícil. Uno de los
malos, sin duda. Espero, confío y deseo que 2017 sea algo mejor.
¡Nos
vemos el año que viene!
¡2017, allá vamos...!
![]() |
Rick Parfitt, guitarrista y miembro fundador de Status Quo. Y un buen tipo, también. |