Autorretrato (para los más modernos: selfie): Corrigiendo a mano el manuscrito de uno de mis nuevos libros. |
Escribo
este artículo desde la cama, echado cuan largo soy. ¿Quiere eso
decir que soy un vago? No necesariamente. De hecho, no es mi vagancia
la que me tiene en semejante posición (¡qué más quisiera!). Para
mi desgracia, el motivo de mi posición horizontal tiene su raíz en
un hecho sin duda menos festivo, y, desde luego, mucho menos
placentero.
Pero
antes, amigos
y amigas del blog, os debo una disculpa por tan larga ausencia.
Aunque, bien mirado, si sois amigos del blog más que míos, ¿no
sería más lógico que fuese mi blog quien se disculpase ante
vosotros y no yo?
—A
mí no me metas en tus mierdas.
Eres
tan culpable como yo.
—¡Y
un huevo!
¿Ah,
no?
—¿Qué
culpa tengo yo de que tú no hayas escrito ni una mísera línea en
estos meses?
O
sea, que si yo no escribo nada tú no publicas, ¿no es eso?
—¿Cómo
quieres que publique si no hay nada que publicar?
Quería
dejar claro este punto.
—¿Qué
punto?
Pues
que sin mí no eres nada.
—¡Serás
capullo...!
Sí,
sí, lo que tú digas. Y ahora, tras esta cura de humildad —que
buena falta te hacía—, déjame que siga explicando a mis lectores
el motivo de mi larga ausencia.
Han
pasado dos meses desde mi última publicación. En todo ese tiempo no
he dado señales de vida en red social alguna, ni una publicación,
ni un “me gusta”, ni un comentario en blog ajeno. Nada.
Alguien
podría pensar que el éxito se me ha subido a la cabeza. Pero no. No
se me ha subido. Entre otras cosas porque soy un leño de tío, y si
al éxito le diese por subirse a mi cabeza, incluso a mi chepa, se
arriesgaría a caer desde una altura considerable, y el leñazo sería
tan tremendo que podría llegar a romperse la crisma. Así que, yo
del éxito mejor me estaría quietecito y me dejaría de hacer el
tonto subiéndome a la cabeza de un tío tan alto. Avisado quedas,
tío.
Entonces,
si no se me ha subido el éxito a la cabeza ni la vagancia tiene nada
que ver con mi situación, ¿por qué este tío tan alto y que
escribe tan bien nos pide disculpas?
—Menos
lobos, Caperucita.
¿Acaso
no piensas que escribo bien?
—Vale.
Sí. Escribes bien. Pero no queda bien que te hagas autobombo. Suena
pretencioso.
Te
recuerdo que no tengo abuelas.
—Vale.
En ese caso tiene un pase.
¿Puedo
seguir?
—Vale,
sigue, anda...
Como
muchos ya sabéis —porque en su día lo publiqué en este mismo
blog—, desde finales del año pasado llevaba trabajando en la
redacción, corrección y maquetación de mis dos próximos proyectos: mi primera incursión editorial en el terreno de la
novela y un nuevo libro de relatos con el que tengo intención de
cerrar la trilogía ABSURDAMENTE, iniciada en 2015.
A
finales de diciembre ya tenía acabada la novela, a falta de una
última revisión a fondo tras un par de meses de reposo. Mientras
tanto, decidí invertir el lapso en seguir avanzando en el libro de
relatos. En febrero ya tenía prácticamente decididas las piezas que
voy a incluir en el tercer volumen de la saga ABSURDAMENTE. De hecho,
me hallaba dando forma a dos de las piezas inéditas que irán en el
libro cuando tuve que dejarlo todo. ¿El motivo? Mi viejo enemigo
íntimo, el dolor de ciática, había vuelto a irrumpir en mi vida.
Empezó
como siempre, haciéndose notar levemente, con pequeñas molestias en las cervicales y en la base de la espalda. Luego, por si aún no me hubiese
percatado de su visita, empezó a subir de intensidad, atacando la
cara posterior del muslo izquierdo. Al principio se limitaba a
esporádicas apariciones tras permanecer demasiado rato sentado.
Luego, no contento con eso, empezó a venirse a la cama conmigo por
la noche, a la hora de dormir. Con el paso de los días era él quien
me despertaba de madrugada, como un hijo que duerme contigo en tu
cama porque tiene pesadillas, y claro, como él no puede dormir se
encarga de que tú tampoco puedas.
Al
final, harto de que hiciese todo lo posible e imposible por pasar de
él, mi enemigo íntimo optó por hacerse notar a lo grande:
imponiéndose con toda la fuerza que es capaz e impidiéndome llevar
una vida normal, con días en que prácticamente no me dejaba
levantar de la cama.
Desde
hace un mes aproximadamente estoy combatiendo el dolor con un
tratamiento de antiinflamatorios, pastillas para el dolor, reposo y
algo de ejercicio. De momento vamos empatados: yo hago todo lo
posible por llevar una vida más o menos normal y él continúa
dándome el coñazo todo lo que puede y más, consciente de que tarde
o temprano uno de los dos no tendrá más remedio que claudicar; y,
honestamente, confío, espero y deseo que sea él quien acabe
mordiendo el polvo.
Haciendo mías las palabras del grandioso Mercury: "Ojalá sea el dolor quien acabe mordiendo el polvo".
La próxima semana os pondré al corriente de mis avances. Si el dolor me lo permite. Haré todo lo posible para que así sea. Palabra.
Un
fuerte abrazo a todos y todas. Y gracias por seguir ahí, al otro
lado.
¡Qué grande eres, Pedro! y no me refiero al tamaño, sino a tu potencial.
ResponderEliminarSiento que estés postrado en cama y espero que, como tu dices, sea el dolor el que acabe mordiendo el polvo.
Pese a la situación que describes, no he podido evitar reírme.
Ánimo! ya sabes que no hay mal que cien años dure, ni cuerpo que lo resista.
Un abrazote
¡Ana! Tú sí que eres grande. Una gran dama. Doy fe. Y mi dolor, que está aquí, a mi lado, también lo piensa.
Eliminar-Hola, Ana. Soy el dolor de Pedro. Y sí, tiene razón en lo que dice. Te considero una gran dama. A ver si un día quedamos para tomar café.
(Lo siento, Ana. No ha sido cosa mía. Lo de autoinvitarse ha sido cosa suya. Palabra. Pero tranquila, no creo que sepa donde vives. Además, creo que va a estar una temporadita aquí, conmigo. Así que, por ese lado, puedes estar tranquila. Calculo que se quedará a mi lado hasta después del verano como mínimo. Así que tienes tiempo para mudarte y darle esquinazo).
¿Has podido reírte? Lo celebro. Ese ha sido uno de mis principales objetivos al escribir este artículo. No quería autocompadecerme. No me gusta recrearme en el dolor. Prefiero obviarlo en la medida de lo posible. Y hasta burlarme de él, si me es posible. Además, las cosas con humor son mucho más llevaderas, ¿no crees?
Un abrazo, Vilma. Ah, y te recuerdo que aún espero las críticas a mis libros. Estoy deseando saber de primera mano si te hicieron pasar agradables momentos de lectura y evasión. Y, por supuesto, también espero la foto. Quiero incluirte en mi galería de Amigos y Lectores. Te lo mereces. ; ) Cuídate. Y ándate con ojo y no le abras la puerta a desconocidos, no vayas a recibir la visita de quien ya sabes. ; )
Muchaaaacho, con lo pesada que es: ¿cómo se te ocurre dejar entrar a la ciática en tu vida?��
ResponderEliminarEspero que puedas deshacerte de ella lo antes posible y que sea para siempre.
¡Cuídate mucho, rey! Un abrazo.��
Hola, Anónimo o Anónima (los espías de Google aún no han podido "chivarme" tu sexo).
EliminarYa ves, eso me pasa por bueno. Si es lo que yo digo: no se puede ser bueno según con quién porque corres el riesgo de que te tomen por tonto. Cuándo aprenderé. Ains.
Gracias por los ánimos, anónimo o anónima (uff, cuantos "nimos" juntos, ¿no? "ánimos", "anónimo", "anónima". Juro que no ha sido intencionado. Palabra de Groucho).
Un abrazo. : )
¡Buenos días, señor Fabelo!
EliminarPerdón por firmar con anónimo; no era mi intención.
¿Te das cuenta de que siempre me estoy disculpando contigo? Ni cuando logro dejar de lado esos formalismos que tanto me gustan puedo dirigirme a ti sin cometer un error..�� ¡En qué estaría yo pensando!
Me alegra ver que el humor no lo pierdes y espero que esa tal ciática te abandone ya para siempre; ella no te quiere bien, mejor dejarla ir.��
Cuídate mucho, rey.
Un abrazote.��
Ilde Guerrero
Ilde, querida, ¿se trataba de usted? Pero mujer, con ese nombre tan bonito que usted tiene, ¿qué razón le impulsa a sustituirlo por "anónimo"? Nada, nada, no me valen sus excusas. El próximo comentario suyo que reciba, por favor, que sea con su nombre.
EliminarVaya, al final me has acabado pegando tus formalismos. Mejor empiezo por el principio.
Ilde, querida, ¿eras tú? Pero mujer, con ese nombre tan bonito que tienes, ¿qué razón te impulsa a sustituirlo por "anónimo"? Nada, nada, no me valen tus excusas. El próximo comentario tuyo que reciba, por favor, que sea con tu nombre. Y además, te invito formalmente a que me trates de tú, como si fuésemos viejos conocidos que se alegran de reencontrarse tras un tiempo sin saber nada el uno del otro. ¿Qué me dices? ¿Lo intentarás? Además, te recuerdo que eres menor que yo, así que, aunque sólo sea por esta vez: ¡haz caso a tus mayores! ; )
Créeme, yo también me alegro de no haber perdido aún el sentido del humor. Es de las pocas cosas que espero que no me abandone jamás. Eso sí que sería insoportablemente doloroso.
Lo mismo te digo: cuídate y abrígate mucho, que por esos sitios donde vives me da a mí que hace un pelete del carajo. ; ) Un abrazote de vuelta. : )
Hmm... no sé qué decirle señor Fabelo, siempre fui una gran indómita; los mayores me dejaban por impodible; no me arrepiento. ;)
EliminarPero contigo será diferente, te haré caso; en el próximo comentario te trataré de tú; palabra de Scout.
Ando por España, de vacaciones por el sur; mucho solecito, hasta hoy que ha amanecido lloviendo, pero no importa si la family está cerca; no sé si recuerdas que soy de Algeciras, Cádiz.
Estaré por España una semana más; el trabajo me lleva a Madrid el próximo lunes y al siguiente vuelvo a Norwich.
Re-abrazos, rey. ;)
Gracias por hacer una excepción conmigo, a pesar de mi edad. ; ) Y recuerda: has dado tu palabra de Scout. ¿En serio eras chica Scout? Pues contigo cerca debe ser toda una ventaja perderse en el bosque. Al menos no nos moriríamos de frío ni sufriríamos las inclemencias del tiempo por dormir a la intemperie. Buena compañía, sí señor. ; )
EliminarFíjate que no sé porqué pensé que eras de Lanzarote. Igual se me ha mezclado en la mente algún comentario ajeno a ti y por alguna razón te ubicaba allí. Es lo malo de hacerse mayor, que las cosas se te mezclan en la cocotera y te acabas haciendo un lío. Mis disculpas por "canarizarte". En lo sucesivo confío en no olvidar tu origen gaditano. Digo. : )
En Semana Santa ya se sabe que el tiempo no suele acompañar. Aunque algo me dice que en cualquier punto de España seguro que hace mejor tiempo que en Norwich. Adoro Inglaterra, bien lo sabe Dios, pero su clima...ya es otra historia. ; )
Re-abrazos, reina Scout. : )
Tal vez mi forma de referirme a Canarias haya contribuido a que pienses que soy de allí. Viví catorce años en Lanzarote y allí seguiría si la vida no se hubiera empeñado en sacarme de la isla.
EliminarDesde el minuto uno, Lanzarote me acogió como si fuera hija suya y me proporcionó los catorce años más felices de mi vida; créeme cuando te digo que tres cuartas partes de mi ser siguen por allí, aquí, conmigo, sólo queda.., realmente no sé qué queda conmigo; aún estoy en la fase de reconstrucción.
En Inglaterra no se vive tan mal, se echa de menos el buen tiempo, claro; tal vez vuelva a tener la oportunidad algún día de ubicarme nuevamente en nuestras queridas Islas Afortunadas.:)
De momento parece lejana esa oportunidad.
Apapachos ;)
Hola, Ilde.
EliminarEste último comentario tuyo ha hecho que recobre la fe en mi maltrecha memoria. No iba ta desencaminado cuando te relacionaba con Lanzarote. Bien por mí.
-No. Bien por mí.
Vale, memoria. Tienes razón. Jo, cómo está el patio.
Celebro que en Lanzarote disfrutases de una estancia agradable, y que aún tengas muchos recuerdos asociados a la isla. Yo, que me considero ciudadano del mundo, celebro que alguien pueda echar raíces en cualquier lugar del ancho mundo. Al final, uno es de donde más feliz se halle, sea aquí, allá o en cualquier lugar. La verdadera patria está en los recuerdos que uno va atesorando a lo largo de su vida. Y eso nadie te lo podrá arrebatar. Ten fe en ti misma, seguro que poco a poco acabarás reencontrándote, y el lugar donde lo hagas será lo de menos. ; )
A propósito, te confieso que he tenido que consultar en el diccionario online el significado de la palabra "apapachos". No lo había oído nunca. Me han gustado mucho las distintas acepciones que he encontrado acerca de su significado. Bonita palabra, sin duda.
Un abrazo, Ilde. : )
Pues vaya, el dolor ha vuelto al ataque. Yo que tú le daría un poco de coba, hacerle la pelota, vamos, para ganártelo en lugar de tenerlo como enemigo. Y cuando más confiado esté, le haces las maletas y le dices que le has pagado unas vacaciones de lujo en la República Dominicana. Ya sabes, en uno de esos hoteles con todo incluido. Quizá, de este modo, se enamore de otro, u otra, y se líe con él, o con ella, y ya no le vuelvas a ver el pelo.
ResponderEliminarEntretanto, paciencia. Ya verás como todo termina bien.
Un fuerte abrazo.
¡Hola, Josep!
Eliminar¿Cómo te va todo, amigo? La última vez que te leí andabas un poco bajo de ánimos. Esto de los blogs es un mundo bastante complicado. Yo he pasado por todas las fases habidas y por haber: euforia, alegría, ilusión, decepción, hastío, desilusión, esperanza... ¡Qué te voy a contar que tú no sepas! Así que, por mi experiencia, sólo puedo decirte que sigas adelante siempre que sientas la necesidad de hacerlo. Si no sientes que lo que haces te divierte o te compensa, no dudes en mandarlo todo al carajo, o de hacer un "standby" y tomarte un tiempo para coger fuerzas y regresar con ilusiones renovadas. Todo es cíclico, y nada es definitivo. Lo que hoy es negro mañana puede ser gris, y hasta colorido y luminoso. Lo importante es que lo que hagas lo hagas porque disfrutas haciéndolo. Ese es el secreto. : )
En cuanto al dolor, yo ya no sé qué hacer para que se largue de casa. Le he soltado indirectas tipo Gila: "Alguien sobra en esta casa, y no soy yo", "Qué día más bueno hace en la calle, qué solecito más agradable. ¿No te apetece salir a dar una vueltecita?", "Y digo yo, ¿no conoces un dolor femenino con el que quedar y salir al cine o a una terraza? Deberías salir y distraerte. No debe ser bueno pasarte aquí, conmigo, todo el santo día". Pero nada. Se ve que mi compañía le es muy grata. Debo ser un anfitrión cojonudo, porque el muy cabrito no mueve ficha. Se agarra a mí y no hay quién lo largue. ¡Ni los antiinflamatorios le asustan ya! La madre que lo parió.
Ojalá tengas razón y todo acabe bien. Mira que a mí nunca me han gustado las despedidas, pero con el dolor pienso hacer una excepción. ¡Hasta descorcharé una botella de cava y daré saltitos de alegría por el salón de mi casa! Jajajaja.
Un abrazo, amigo.
Lo que te digo que despidas ese dolor lo más rápido posible, y si no se va, dile que visite a Mamen que ya tiene a su primo hermano de la ciática muy cerca " el lumbago". Así que ya sabes nadie nos libramos de algún dolor. Dicen por ahí que si no tienes ningún dolor es que estás muerto. Quien tiene dolores tienen vida ja,ja,ja,ja.Y ahora voy a ver que bien me has puesto en la foto. Un abrazo.
ResponderEliminarHola, María del Carmen.
EliminarAsí que sufres de lumbalgia, ¿eh? Mala cosa. Los dolores de espalda son un fastidio. Y además, son muy traicioneros. Lo sé por experiencia. Un día te sientes bien y al día siguiente no te puedes levantar de la cama del dolor tan fuerte que te atenaza. Las personas como nosotros, que nos pasamos muchas horas sentadas, somos sus víctimas ideales. Con el paso de los años adquirimos sin saberlo ciertos vicios posturales que fomentan la aparición de este tipo de molestias. Yo, que ya he aprendido a corregir algunas posturas, no puedo evitar seguir cometiendo algunos errores, como el no apoyar correctamente la espalda en el espaldar del sillón, o permanecer sentado durante horas sin hacer pequeñas pausas de diez minutos cada hora. Y claro, luego pasa lo que pasa.
En la foto yo te veo estupenda, posando orgullosa y feliz con el par de ejemplares de esos maravillosos libros escritos por ese tal Pedro Fabelo. Por lo que me cuentas en algunos de los correos que nos hemos ido intercambiando en estos últimos meses, esos libros son divertidísimos. Y muy adictivos. Algo deben tener para enganchar de esa manera. ¿En serio son tan buenos como dices? ; )
Un abrazo, María del Carmen. Y cuida esa espalda. El dolor, cuanto más lejos, mejor.
Bromas aparte la ciática tuya vino a visitar a mi lumbalgia de verdad y juntas me han fastidiado mi semana de fiesta que tenía en el trabajo. Menos mal que cancelé un viaje que tenía planeado a tu linda isla con el fin de conocer y tocar de verdad a Pedro Fabelo por que no me creo que viva absurdamente de las riquezas que generan las ventas de sus libros. Así que lo único que he conseguido es que me quede por aquí y el el primer paseo por la costa cercana a mi casa se me avivó el dolor de espalda y no me ha postrado en la cama pero si me ha castigado sin poder salir de mi casa. Todavía estoy de baja y aquí estoy intentando hacer una reseña de sus libros y me resulta absurdamente difícil. Así que amigo estamos a la par de malitos. ja,ja,ja. Un abrazo.
EliminarCon las prisas me he comido unas pocas comas.
EliminarSi te has comido esas comas es porque tenías hambre. Normal. Estar tanto tiempo en reposo, sin poder hacer nada, no sé a ti pero a mí me da mucha hambre. Así que: come comas, hija mía. Jajaja
EliminarLamento lo de tu lumbalgia. Por desgracia, sé lo que es eso. El dolor, en cualquiera de sus manifestaciones, es un fastidio. Te mina y te incapacita para llevar una vida más o menos normal. Lo único bueno que tiene es que cuando al fin consigues librarte de él valoras mucho más el estar bien físicamente. Aunque a mí pronto se me olvida, y vuelvo a las andadas, hasta el próximo ataque. Supongo que mi cerebro está programado para olvidar cuanto antes el dolor y el sufrimiento.
¿De verdad ibas a venir hasta aquí, a mi isla, a verme? Bueno, como ya has leído en mi segundo libro, aún no es "mi isla". En realidad es del banco. Te informo que para poder verme tendrás que hablar antes con mi secretaria y concertar una cita. Como soy un superventas y los derechos de mis libros se cuentan por millones de euros anuales, vivo a salto de mata entre Londres, Nueva York y Laponia. Así que, por favor, antes de venir, debo consultar mi agenda para saber en qué parte del mundo me encontraré (es lo bueno de "viajar" con la imaginación. Fíjate si mi imaginación es poderosa que hasta me creo de verdad que soy un superventas. O sea...).
Ahora en serio, cuídate y cumple con el reposo. Y si no quieres pillar unos kilos de más, dile a tu marido que te haga ensalada de comas, que las comas en salsa engordan una barbaridad. ¡Si lo sabré yo! :P
En cuanto a la reseña, no te apures. Tómate tu tiempo. Y recuerda que puedes dividir la tarea con tu marido, ya que, según me has dicho, él también ha leído mis libros. Seguro que entre los dos podréis escribir unas pocas líneas contando qué os ha parecido: si os ha gustado, si os ha aburrido, si queréis poner precio a mi cabeza, en fin, lo que queráis.
Cuídate, María del Carmen. Y reposa. Hay que cuidarse y quererse mucho. Esa es la mejor medicina. : )
Saludos, Julio David.
ResponderEliminarOjalá la vida fuese tal y como la planteas: tienes un problema con alguien que te está haciendo la vida imposible, inicias un acercamiento, tratas de razonar con él o ella, la seduces (en mi caso echando mano de un arsenal de chistes y observaciones jocosas), y, con un poco de suerte, consigues convencer a ese alguien de que no merece la pena andar jodiéndole la vida a nadie, a menos que seas político o un tiburón de los negocios, ya que, como todos sabemos, ellos llevan en la sangre y en sus genes el joder a todo bicho viviente (pobres). Por desgracia, hay seres, individuos y entes varios con los que jamás podrás razonar, ya que es imposible. Y mucho me temo, amigo mío, que ése es el caso que nos ocupa. Este maldito dolor que me visita de vez en cuando no atiende a razones. Él (o ella -aún no he logrado averiguar su sexo-) viene, me hace la vida imposible una temporada, y se va. Y ni siquiera me deja una nota de despedida. ¡Qué grosero o grosera! :P
En fin, habrá que apechugar con las cartas que me han tocado en suerte. Peor hubiese sido que en mis genes hubiese tendencias políticas o de alto ejecutivo, ¿no? :P
Acojo con gusto ese abrazo que me ofreces y te envío otro de vuelta a esa maravillosa tierra chilena tuya. Gracias por la visita, amigo. : )
Hola, Pedro!! Cuantísimo tiempo!!
ResponderEliminarYo también he estado ausente de mi blog y de las redes sociales, aunque mucho más tiempo que tu. El motivo podría compararse aunque se trata de otro tipo de "dolor" (el mio también se sube a la cabeza, el jodío, y como yo soy bajita, pues me puede).
En fin, que ya he vuelto, no bien del todo pero haciendo lo posible por estarlo y me alegra haberme pasado por aquí.
¡Qué bien una tercera parte para la trilogía! Yo tengo que volver a comprar el primer libro porque se lo presté a una amiga y ya no lo he vuelto a ver (qué morro tienen algunas) y, por supuesto, me haré con el tercero. Para alguien que roza el TOC tener dos partes de algo y no completar la trilogía es... ¡¡Impensable!!¡Anatema!
En fin, que me alegra ver que sigues (a pesar de la puñetera ciática) al pie del cañón. Muchísima suerte con tu novela y con todos los proyectos que emprendas. Espero estar ahí para disfrutar de un gran trabajo.
Un beso enorme, Pedro, y que te pongas bueno prontito.
¡Hola, Chari! : )
EliminarDichosos los ojos al volver a leerte. Me alegro de tenerte de nuevo por estos lares. Oye, ¿qué le pasa a ese dolor tuyo que se te sube a la cabeza? Qué grosero, el tío. ¿Cómo es eso de subirse a la cabeza de nadie? ¡Habráse visto el muy cabrito! La próxima vez que te pase algo así haces como los futbolistas cuando disputan un balón aéreo, te agachas un poco y provocas que resbale y se caiga en peso al suelo. Con un poco de suerte se rompe los piños. Y con un poco de suerte más, igual se rompe la crisma, y deja de hacer el capullo. ¿Qué te parece? ; )
Lo que ha hecho esa amiga tuya tiene un nombre muy feo. ¿No será política, verdad? Esa gente tiene las manos muy largas, hazme caso. Yo ya no presto libros, ni discos, ni películas ni nada por el estilo. Como tú, he tenido malas experiencias y al final me he gastado el doble por reponer lo que no me han devuelto. Prefiero quedar como un antipático que como un idiota. Pásame el teléfono de esa "amiga" tuya para decirle cuatro cositas bien dichas. Se va a enterar la tía esa.
Muchas gracias por tus buenos deseos, Chari. Te lo agradezco.
Otro beso enorme para ti, y, aunque sigo siendo alérgico, dale un beso a Fibi de mi parte. Cuídate. : )
Hola, Pedro. Deseo que te vaya mejor de ese dolor tan molesto como debe ser la ciática.
ResponderEliminarEsta entrada tuya me ha hecho reír de lo lindo. Y es que todo se ve con el prisma diferente.
Un abrazo literario
Hola, Lola. ¡Cómo mola! ¡Rima sola! ¡Toma perola!
Eliminar-¡¡¡Bastaaaaa!!!
Perdón. : (
Agradezco tus buenos deseos, Lola. Y te confirmo que sí, que el dolor de ciática es muy molesto, hasta el punto de hacerte la vida imposible. Es un dolor muy traicionero, ya que nunca sabes cómo vas a amanecer a la mañana siguiente. Un día lo acabas bien, te duermes, y a la mañana siguiente no te puedes ni levantar del dolor. Por desgracia, es así.
Celebro que mi entrada te haya provocado la risa. Esa era la intención. El humor es mi arma secreta para casi todo. Sin humor todo se ve mucho más chungo. Así que, si puedo, prefiero sazonarlo todo con una pizca de humor.
Un abrazo literario para ti también. Y gracias por pasarte. : )