Os presento al Cosmos en un día normal de su existencia |
En
mi último post os hablaba de mi dolor de espalda. Sí, sí, el mismo
que me mantuvo alejado del blog y las redes sociales durante un par
de meses.
Resulta
que él, o ella —aún no he logrado identificar su sexo, ni su
estado civil; no sé si está soltero/a, casado/a, divorciado/a, o
viudo/a, o es un ligón/a solitario/a de vida promiscua y
desenfrenada, lo cual, si es el caso: bien por él/ella—.
Como
iba diciendo, él o ella regresó a mi vida, y a partir de aquí hizo
todo lo posible e imposible por impedirme llevar una vida normal. E
includo el poder llevar una vida anormal. Vamos, que su presencia ha
sido un incordio desde el principio.
¿Sabéis
esas visitas que no son bienvenidas y que aún así se meten en tu
casa y se quedan allí in saecula saeculorum (expresión
latina que viene a significar algo así como «por los siglos de los
siglos», o «eternamente». Si uso esta expresión es para
demostraros el nivelazo de cultura que tengo; además de un dominio
casi perfecto de la bendita Wikipedia, dicho sea de paso. Ja).
En
definitiva, que el dolor había vuelto a mi vida con intención de
quedarse una laaaaarga temporadita junto a mí. Qué tierno. Ya
podría venir a mi vida para quedarse una temporadita conmigo la
hermosa y simpática Charlize Theron. La de conversaciones
interesantes que tendríamos ella y yo echados sobre mi alfombra
persa al calor de la chimenea.
Yo
no tengo alfombra persa. Y, puestos a confesar, tampoco en mi casa
tengo instalada una chimenea. Pero os aseguro que si un día
recibiese una llamada de teléfono de Charlize Theron avisándome de
su intención de querer pasar unos días conmigo en mi casa, me
faltaría tiempo para ir a comprarme una alfombra persa y romper una
de las paredes del salón de mi apartamento para construir una
dichosa chimenea. Y eso que no sé ni tapar un simple agujero con
masilla. Pero por Charlize Theron soy capaz de tragarme entera la
primera temporada de Bricomanía. Y hasta dos veces, si hace falta.
No
sé vosotros, pero yo, cada vez que me atenaza una desgracia,
reacciono instintivamente clamando al cielo: «¿Por qué a mí?».
Como
anécdota curiosa, resulta que una vez el cielo me contestó:
—Y
a mí qué me cuentas, tío.
—Perdona
—respondí—, pero es que cada vez que me atenaza una desgracia
tengo por costumbre clamar al cielo.
—Pues
mal hecho —replicó el cielo—. Te aseguro que yo no tengo
absolutamente nada que ver en tu desgracia. Lo más que hago de vez
en cuando es joderle las vacaciones a alguien llenando de oscuros
nubarrones mi espacio, sobre todo en Semana Santa, o fastidiar a los
asmáticos con la calima. Ah, y también me gusta hacerle la vida
imposible a los carteros o los repartidores de comida a domicilio
descargando una lluvia torrencial sobre ellos. Por lo demás, me
importáis entre poco y cero.
—Qué
capullo, ¿no?
—¿Quieres
que te mande una semanita de calima?
—Noooooo.
—Pues
mantén a raya esa lengua tuya.
—Perdón.
Descartado
el cielo decidí culpar al cosmos de mis desgracias. Los humanos, ya
sabéis, necesitamos culpar a algo o alguien de las cosas malas que
nos pasan en la vida, ya que en esa especie de desahogo encontramos
un efecto catártico que nos ayuda a desfogar nuestra frustración y
poder seguir adelante con nuestras vidas.
Así
que pensé que el cosmos estaba detrás de mi dolor. Y al hacerlo,
enseguida concluí que igual sería demasiado presuntuoso por mi
parte pensar que el cosmos, con la de cosas que tiene que ocuparse,
anduviese pendiente de mí.
Y
a todo esto, ¿sabe alguien a qué dedica el cosmos su tiempo? ¿Lo
sabe alguno de vosotros?, pregunto. Porque igual el muy vago se pasa
el día en pantalón de chándal y camiseta de esas baratas y
descoloridas por el uso continuado, echado en el sofá, comiendo
porquerías de esas que engordan mientras ve nimiedades en la tele.
Si es así, ¡levanta el culo del sofá, vago!
—¿Cómo
me has llamado?
—Vago.
—Te
vas a enterar de quién es el vago. Te voy a mandar una maldición de
esas de las mías que te vas a pasar meses en la cama, sin poder
levantarte ni para ir al baño.
—Ops.
Hay que andarse con cuidado a la hora de clamar al cielo, al universo o al sursum corda (yo también soy muy leída, ja), porque quien tiene la sartén por el mango es el que suele dar los sartenazos.
ResponderEliminarEspero que tu dolor de espalda haya mejorado y sigue deseando que la Theron te visite, nunca hay que renunciar a los sueños (además, si ese sueño se cumple tendrás una casa reformada ya de paso, con chimenea y todo).
Me ha encantado leerte.
Un abrazo.
Querida Kirke: ¡Qué grande es la Wikipedia! Lo digo en mi caso, que conste. Es más, viendo el nivelazo que mostráis algunos y algunas de vosotros en los comentarios que me dejáis, no puedo evitar sentir algo de vergüenza ante mi escasez de conocimientos. Ya lo decía el gran Sócrates: "Sólo sé que no sé nada". ¡Cómo te entiendo, querido Sócrates! Y da gracias que no has vivido en la época moderna, porque seguro que ni en un millón de años atinarías a instalar correctamente una tele Full HD. Esos aparatos del demonio parecen diseñados por ingenieros de la NASA, ¡por Groucho bendito! :P
EliminarMuchísimas gracias por tus buenos deseos, Kirke. Y ya que estamos en confianza, permíteme decirte que si un día cualquiera Charlize Theron decidiese venirse a pasar unos días a mi casa, además de ciertas reformas y una hermosa alfombra persa a estrenar, se encontraría a uno de los pocos tíos del mundo mundial dispuestos a bajar la tapa del wáter en el tiempo que dure su estancia. Luego, cuando se vaya, volvería a mis costumbres de bárbaro. Soy demasiado mayor para cambiar. ; )
Me ha encantado recibirte en este pequeño espacio reservado al absurdo, querida Kirke. Te debo una visita. Espero poder cumplir pronto.
Un abrazo. : )
Al menos, amigo, veo que no has perdido el sentido de humor y eso es bueno, aunque no te sirva para calmar ese dichoso dolor, pero por lo menos te hará sentir que estás vivito aunque no sé si coleando. Hasta que el cosmos o quien sea el culpable de tu malestar no se aleje definitivamente, intenta buscar algún recurso que te mantenga con la mente en otra parte y no en el centro de ese puñetero dolor. La sensibilidad al dolor es bastante subjetiva. ¿No dicen que hay individuos que son capaces de no sentir dolor gracias al poder de su mente?
ResponderEliminarYa sé que solo son palabras y que poco consuelo te van a dar. Yo que tú probaría con pensar en Scarlett Johansson, que también es muy guapa y más joven.
Un abrazo.
Querido Josep: difícil me lo pones. Honestamente, entre Charlize Theron y Scarlett Johansson no sabría a quién elegir. Menos mal que soy feo de solemnidad, y a estas alturas de mi vida ya no creo en milagros (ni siquiera creo en un sistema de gobierno decente), por lo que esa posibilidad no se me presentará en la vida. Y ya puestos, si fuese budista, tampoco creería que se me presentase esa posibilidad en cien vidas que viviese. Pero, si tuviese que contestar por imperativo legal, ¿puedo usar el comodín del público? ; )
EliminarMe temo, amigo mío, que mi relación con el dolor va a ser una relación larga y duradera. Me dará respiros esporádicos (eso al menos es lo que hemos acordado de mutuo acuerdo), pero volverá. Siempre volverá. Es más, ya le he habilitado un cuarto de invitados para que, al menos mientras duren sus visitas, me deje dormir en paz. No sé si fiarme de su palabra, aunque confío en que así sea. Sólo de pensar en las noches que he pasado en vela sintiendo su persistente y agobiante presencia, se me eriza el vello. : (
Recibe un fuerte abrazo, querido amigo. : )
Pedro, una vez más me has hecho reír con tus palabras. No pierdas nunca ese humor que te caracteriza.
ResponderEliminarDesde aquí le pido al cielo, al cosmos o a quien sea el responsable de tu dolor, que afloje un poco, pero no olvides poner algo de tu parte. ¡Qué mala soy...!
Cuídate mucho.
Un abrazote.
Querida Ana, celebro que mis palabras te hagan reír. Sobre todo en estos tiempos de crisis (en todos los sentidos) que nos han tocado en suerte. Se agradece poder "abstraerse" de todo lo malo que nos rodea y poder disfrutar, aunque sólo sea por unos minutos, de una visión mucho más amable de cuanto nos rodea. Por eso, cada vez que recibo un comentario de cualquiera de vosotros en relación a alguna pieza mía de corte humorístico diciéndome que os ha hecho reír, en mi mente se enciende una minúscula conexión neuronal de íntimo placer, parecido al que se siente cuando degustas una onza de chocolate (o, en mi caso, media tableta o tableta entera :P ).
EliminarNo sé si el cielo, el karma o el cosmos es el responsable de mis dolencias. Pero si lo es, seguro que a ti te hará mucho más caso que a mí. Sería muy grosero por su parte hacer oídos sordos a la petición de una dama como tú. Algo imperdonable. Y para que veas el respeto que te tengo, asumo con la cabeza gacha el tirón de orejas que se intuye en tu comentario. Por último, déjame decirte algo que te gustará saber: desde hace unas semanas, estoy dando pequeños pasitos en la dirección correcta. Estoy comiendo mejor (y menos) y haciendo ejercicio con regularidad.
Procuraré cuidarme, por la cuenta que me trae. ; )
Un abrazote, ejem...¡Vilmaaaaaaaaaaaaaa! ; )
Biennnnnnnnnnnnnnnnnnnnn! Buen finde
ResponderEliminar¡¡¡Vilmaaaaaa!!! Me estoy portando bien. En serio. Me está costando lo suyo, no creas. Pero merecerá la pena, seguro.
EliminarBuen finde. O lo que queda de él. : )
¿Compañero todavia sigues con tu dolor? qué pesao es el tío y mira si te quieres consolar el mío está perenne en mi espalda, no se va ni tirándome al suelo y estirándome. Esa es la recomendación de mi médica. Y no veas que lio me hago allí tumbada y poniendo los pies sobre una silla en forma de ele. Y lo peor no es tumbarse, es levantarme. Hago más piruetas y vueltas que un repión.No sé si será el cosmo o la luna pero, aquí seguimos hasta In sæcula sæculorum. ¡Mejórate majo! Un abrazo.
ResponderEliminarseculam...seculorum
Hola, María.
EliminarYa ves, ahí sigue el jodío. Se ve que me ha cogido cariño. Y eso que me comporto en plan borde con él, para que se largue. Hasta le escondo los cereales por la mañana para que no tenga con qué empezar el día. Pero él, ni caso. Mecachis.
¡Mujer!, ¿en serio te pasas un rato tirada en el suelo con las piernas apoyadas en una silla? Si yo hiciese eso necesitaría una grúa para poder levantarme. Y no una normal, sino una de esas de la construcción. ; )
Lo mismo te deseo, María. Cuida esa espalda y mejórate. Y manda el dolor al caraj...
Un abrazo. : )
Saludos, Julio David.
ResponderEliminarMás que de humor negro, yo diría de humor "chamuscado". Jajajaja
Te envío otro abrazo para ti, Julio David. Y gracias por la visita. : )
Hola Pedro,
ResponderEliminarHasta de lo malo nos sacas una sonrisa, qué bueno eres, :)
Al ser una entrada del mes de abril, espero que hayas mejorado. Ya sabes que no he estado por aquí; no tengo perdón.
Un abrazo flojito, para que no te duela. Y mucho ánimo.