miércoles, 10 de noviembre de 2021

ABSURDAMENTE EN EXCENTRYA

 

 

Como he venido contando en los últimos posts, los inicios en el blog fueron bastante difíciles, ya que, a pesar de subir hasta tres publicaciones en una misma semana, cuentos originales en su mayoría, eso no se reflejaba en las visitas. Cada vez que miraba el contador de visitas en el apartado de estadísticas me daban ganas de hacer mi mejor imitación de Vivien Leigh en el papel de Escarlata O'Hara y gritar a los cuatro vientos: «A Dios pongo por testigo que mi blog no pasará hambre».

Así que, decidido a cumplir mi palabra, a falta de lectores que echarse a la boca opté por alimentar a mi blog a base de bocadillos de chopped y galletitas saladas.

Obviamente mi blog acabó cogiendo unos kilos de más, razón por la que no tuve más remedio que ponerlo a dieta.

Eso, eso. Primero me cebas y luego me pones a correr y sudar como un cochino. Sádico, más que sádico —se quejaba el muy cabrito.

Tras mi ingreso en Google Plus, gracias al boca a boca, o boca y oreja; o mejor, a los ojos y teclados de blogueros y lectores de todo el mundo, las visitas subieron como el precio de la gasolina en la víspera de Semana Santa: un montón.

Al cumplirse un año de vida del blog, con una base sólida de lectores que no dejaba de crecer, concluí que ya iba siendo hora de dar el siguiente paso en mi carrera como “tío que escribe cosas”, consistente en editar el que sería mi primer libro de relatos. En él reuní una variada selección de cuentos, relatos y microrrelatos, desempolvé mis lápices de dibujo para ilustrar la portada y me instruí a conciencia en el manejo de Photoshop para el diseño exterior del artefacto, que llevaría por título ABSURDAMENTE. ANTOLOGÍA DEL ABSURDO Volumen 1.

Tras varios meses de arduo trabajo de selección, reescritura y maquetación, mi libro, al fin, salió a la venta el 18 de junio de 2015.

Teniendo en cuenta mi inexperiencia en el terreno de la promoción, sin el apoyo de una editorial detrás, y mis limitaciones en cuanto a difusión —por aquellos días sólo disponía de Facebook y Google Plus para promocionar mis escritos y mi blog—, el libro se vendió relativamente bien. Nunca agradeceré lo suficiente a todas aquellas personas que apostaron por un autor prácticamente desconocido —o sea, yo—, armado con un libro autoeditado bajo el brazo y toneladas de ilusión.

Un día, Jaume Vicent, uno de mis compañeros en la revista MOON MAGAZINE, al saber de la existencia de mi libro me ofreció un espacio en su blog para promocionarlo entre sus lectores.

Fruto de esa invitación escribí este artículo que vais a leer a continuación, y que, al no estar disponible en la actualidad, he decidido rescatar de mis archivos personales.

El post original se publicó en Excentrya el 28 de octubre 2015.


JAUME VICENT “EXCENTRYA”

Pedro Fabelo presenta:

ABSURDAMENTE Antología del absurdo Vol. I

 


Mi compañero en MOON MAGAZINE Jaume Vicent —un buen tipo el Jaume—, ha decidido cederme un hueco en su inestimable blog para que os hable de mi primer libro de relatos: ABSURDAMENTE Antología del absurdo Vol. I.

A mí personalmente el gesto de Jaume no sólo me ha parecido noble, sino hermoso en sí mismo. Desde que me lo propuso, estoy de un sensible que pa' qué. Ni Jane Austen en plena fiebre inspiradora.

Sí, ya sé. Siendo como soy el Gran Maestro Supremo debería mostrarme más frío y distante, y hasta altivo cual divo de las letras. Pero, ¿qué queréis? En el fondo me confieso un sentimental, de los que aún llora a moco tendido cada vez que lee Las cenizas de Ángela —por la historia en sí— o Cincuenta sombras de Greypor las chorradas que es capaz de escribir la E. L. James.

Siempre que un escritor publica un libro se ve irremediablemente abducido por el espíritu de Francisco Umbral. Desde ese momento, vaya adonde vaya, lo único que le apetece es «hablar de su jodido libro».

¿Y dónde dice que le duele? —te preguntará el enfermero de urgencias al presentarte ante él encogido de dolor.

En el pecho. Un fuerte dolor. Creo que es un infarto. Por cierto, ¿le he dicho ya que acabo de publicar un libro? Sí, verá, se llama ABSURDAMENTE Antología del absurdo Vol. I, y está disponible en las tiendas Amazon, tanto en papel como en digital.

Sí amigos, un escritor que acaba de publicar un libro es un tipo a evitar. Claro que, al menos en mi caso, al no controlar demasiado Twitter —aún hoy, seis años más tarde, sigo sin controlarlo—, me evito bombardear al personal con tweets tan ingeniosos y ocurrentes del tipo: «Hola. Soy X. Compra mi libro», o «Mi maravilloso libro ya está a la venta. ¿A qué estás esperando para comprar un ejemplar?», o mi favorito: «Si compras mi libro fliparás en colores, y no como cuando compras uno de esos bestsellers del momento que sólo lo flipas en blanco y negro».

Como he dicho, no controlo mucho Twitter. Abrí una cuenta hace unas pocas semanas y aún ando pillándole el rollo. Pero lo que sí tengo son cuentas en Facebook y Google Plus —ains—.

Aunque apenas las uso para promocionar mi libro. No me gusta dar la brasa. Y tampoco que me la den a mí. Así que imaginad la alegría que me llevé cuando mi colega Jaume me invitó expresamente a que hablase de mi libro en su blog. «¡Qué bien, qué bien, hoy promocionamos con el Vicent!» —cantaba por los rincones de mi casa como si formase parte del anuncio de una conocida marca de atún en aceite.

Decía Frank Zappa que básicamente «el arte consiste en crear algo de la nada y venderlo». Qué cachondo el tío Frank. Adoro a este tío.

Cuando a un autor se le invita a que hable de su libro corre el riesgo de resultar demasiado entusiasta y, por extensión, poco creíble. Al fin y al cabo de lo que se trata aquí es de “vender” tu producto. Y, llegado el momento, resulta de lo más humano caer en la exageración. Que si «es mi mejor trabajo publicado hasta el momento», «se nota a la legua la experiencia acumulada con mis obras anteriores», «sin duda este libro demuestra que he llegado a mi madurez artística y creativa», e incluso «este libro es la hostia, colega. Hablo en serio. Si no lo lees no sabes lo que te estás perdiendo, chaval».

Así que, decidido a alejarme lo más posible del estereotipo del escritor-demasiado-entusiasta-y-por-extensión-poco-creíble, he resuelto ceder la palabra al verdadero protagonista de esta historia: mi libro.

Adelante, libro. Todo tuyo.


HABLA MI LIBRO: ABSURDAMENTE Antología del absurdo Vol. I


Gracias, Gran Maestro Supremo.

Hola a todos. Mi nombre es ABSURDAMENTE. Antología del absurdo Volumen I. Lo de Volumen I viene a cuento —nunca mejor dicho—, porque en algún momento de los próximos meses espero la llegada de un hermanito o hermanita que actualmente está en fase de corrección y maquetación.

Apenas tengo un par de meses de vida, aunque en una vida anterior formé parte de un blog del mismo autor, es decir, de Pedro Fabelo alias Gran Maestro Supremo.

Pedro, o Gran Maestro Supremo, es escritor, y lleva algo así como 20 años escribiendo cosas. Hasta el momento ha escrito un montón de cuentos cortos y relatos, varias novelas —aún inéditas. Pero ya veréis ya; cuando salgan a la luz lo vais a flipar. ¡Y en color!—, un par de guiones para cortometrajes y dos obras de teatro. Ah, y no sabe regatear. Siempre que lo intenta le sale como el culo. Es un negado de narices.

Pero dejemos de hablar de Pedro, Gran Maestro Supremo o lo que sea.

Mejor hablemos de mí.

Yo soy su primer libro publicado. Aunque, como ya he dejado entrever anteriormente, me consta que entre los planes de futuro de mi creador se encuentran la publicación de al menos dos volúmenes más con lo mejor de su producción.

Como ya os avancé, apenas tengo un par de meses de vida. Tengo 145 páginas y mucha vida en mi interior. O más bien, muchas historias en mi interior. La mayoría de esas historias son muy divertidas, como esa en la que salen Tarzán y Jane, o esa otra en la que Pedro le da una vuelta de tuerca al cuento infantil de Rumpelstikin. ¡Y menuda vuelta de tuerca! Te vas a enamorar de ese enano del demonio. O como a él le gusta que se dirijan: «persona de talla baja», por aquello de la corrección política.

También hay un relato enteramente dedicado a los peligros del amor cibernético, y otro que nos descubre quiénes se esconden realmente tras las redes sociales tipo Facebook, Twitter o WhatsApp.

Pero, sin duda, uno de mis favoritos es aquel en el que el autor narra el día en que acudió a la consulta de su doctora en un momento especialmente bajo de su vida y ésta le recetó unos comprimidos de Humor Absurdo. Ése es genial. Palabra. Y mira que yo de palabras sé un rato. Bueno, de palabras, de frases, de párrafos, y hasta de signos de puntuación. Pero eso es punto y aparte —¿qué os decía? ¿Veis cómo controlo el tema de la puntuación? ¿Eh?, ¿eh?—.

Mis colegas dicen de mí que soy un cachondo. Y un libro de lo más original y divertido. Pero claro, comparado con esos ladrillos de Thomas Pynchon o David Foster Wallace es normal que digan eso de mí.

¿Qué más puedo decir? Ah, sí. La portada también es obra de Pedro, o Gran Maestro Supremo, o El Peter, que es como suele firmar sus dibujos —joder, éste tío tiene más alias que un carterista—.

Por cierto, antes de que lo olvide, el libro —o sea, yo mismo con mi mecanismo—, consto de un total de 28 piezas entre cuentos, relatos y hasta de varios microrrelatos. También incluye una especie de prólogo bajo el epígrafe Introducción a la obra.

La corrección y maquetación corrió a cargo del susodicho, o sea, de Pedro, Gran Maestro Supremo, El Peter o como demonios quiera llamarse. Y no lo hizo por una cuestión de ego o de autosuficiencia, sino por una cuestión económica. Resulta que este menda es más pobre que las ratas. De hecho, en su casa tiene viviendo a una rata que tiene más pasta que él. Fijaos si es pobre el chaval. Un escritor de los de toda la vida, vamos. El típico romántico que prefiere morirse de hambre antes que renunciar a su «arte».

La verdad, no sé qué más decir para animaros a que os hagáis con un ejemplar.

Ah, sí. No salgo demasiado caro en comparación con otros libros similares. 9 euros el libro en papel y 2,69 euros la versión digital. Vamos, un chollo.

Lo podéis pillar en las tiendas Amazon pinchando aquí.


Por cierto, si aún tenéis alguna duda, en Amazon podéis leer un avance gratuito de varias páginas (tres capítulos enteros completamente gratis).

Pues eso. Haceos con un ejemplar. No os arrepentiréis.

Aaaaaaadiós.


P.D.: A propósito, lo de Gran Maestro Supremo era una coña que nos traíamos Jaume y yo. Solíamos ponernos motes absurdos para dirigirnos entre nosotros. Aclarado queda.


4 comentarios:

  1. Ja, ja. qué buena la entrada que publicaste en el blog de Jaume Vicent. Por cierto, no me sonaba de Moon Magazine y veo que todo lo que tiene es de 2015 y 2016, por lo que deduzco que también se fue de la revista.
    Ya sé que los dos hermanos pequeños de este que aquí habla salieron a la venta, Los tengo, aunque uno aún no lo he leído) pero ¿qué ha sido de esas novelas? Yo, más amante de novela que de relato, estaría encantada de poder leerlas.
    Un beso.

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    1. Pues mira, estás de suerte. O no. Según se mire. En cualquier caso, la semana que viene habrá novedades al respecto. Prometido. ; )

      No sabía que Jaume no sigue en MOON MAGAZINE. Le leo de vez en cuando en su blog, ya que nos seguimos mutuamente en redes como Facebook y Twitter. Es un experto en SEO y en recursos para escritores y copywriters, que es un área que a mí personalmente se me atraganta un poco. Me pasa lo mismo que cuando estudiaba, si había una materia que me aburría simplemente desconectaba y me sumía en mis ensoñaciones. Tal vez por eso lo de crear historias se me dé razonablemente bien, ya que me paso la mayor parte del tiempo "con la cabeza en las nubes".

      Por cierto, considérate incluida en el grupo de personas a las que estaré eternamente agradecido por haber apostado por un tipo como yo, autopublicado y sin el apoyo de una editorial detrás. Tus dos reseñas, maravillosas y que destilan cariño y sensibilidad, las tengo enlazadas en un apartado de mi blog. Me siento honrado y agradecido a partes iguales. : )

      Un beso, Rosa.

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  2. Te felicito, no solo por la valentía de emprender ese reto que se llama publicar y, más difíl todavía, promocionar un libro siendo un escritor totalmente desconocido, sino además por el mérito de ser tú mismo quien diseñara y maquetara tus tres (hasta ahora) Antologías. Yo tuve que recurrir a un diseñador gráfico freelance y me costó un pastón.
    Dar la brasa a la gente, sea a través de facebook o de Google+, es también una labor muy meritoria por lo violenta que les resulta a algunos (entre los que también me incluyo). Yo hice no sé cuántos recordatorios promocionales y cada vez me daba la impresión de que estaba pidiendo un favor o, peor aun, mendigando. Y a continuacion corría a ver si se había producido alguna venta. Al principio sí, pero cada vez el efecto de esa acción promocional era menor, hasta que el gráfico de ventas en Amazon parecía un electroencefalograma plano. Y así se ha quedado. Vaya, que mi libro está muerto.
    Recuerdo que cuando decidí autoeditar mi primera (y por el momento única) recopilación de relatos, me ayudaste mucho facilitándome un documento en castellano (en Amazon lo había solo en inglés) en el que se detallaba los pasos a seguir y también me diste algún que otro consejo. Muchas gracias, amigo.
    Y ahora me acabas de dar una idea: intentar promocionar mi libro en twiter. No sé cómo lo haré ni el resultado que tendrá, pero lo probaré. Menos da una piedra.
    Y luego están las reseñas de los amigos/compañeros blogueros, que me daban la impresión de sentirse obligados a hacerlas, algo que tembién me resultaba incómodo con solo pensarlo.
    En fin, hemos vivido toda una aventura literaria y comercial, je,je, aunque la tuya con mucho más éxito. Y es que quien vale, vale, y el que no..., pues no sé, que espere sentado, ja,ja,ja.
    Un abrazo, amigo.

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    1. Muchas gracias, Josep.
      Sí que hemos recorrido ambos un largo trecho para llegar hasta aquí -que, sinceramente, no sé dónde es exactamente, pero a mí me vale-. Comparto contigo muchas de las sensaciones que mencionas, la de "mendigar", la de sentir que "estás pidiendo un favor" a cada nuevo intento de promoción, la de ir corriendo a la cuenta de Amazon tras una reseña positiva de tu libro y ver que allí nada se mueve, etc.

      Hay un dicho que reza: "Es de bien nacidos ser agradecido", y cuando has mencionado esas pequeñas conversaciones que hemos tenido en privado compartiendo conocimientos o experiencias con el único afán de ayudar a alguien que está en la misma situación en la que estabas tú cuando decidiste embarcarte en algo tan complejo como la autoedición, es decir, perdido, desorientado y un tanto aterrado -así me sentía yo al principio-, resulta gratificante recibir agradecimiento y reconocimiento de la persona que en su día ayudaste de manera desinteresada. Me alegra haberte podido ayudar, pues me consta lo solo y perdido que puede sentirse uno cuando se embarca en una aventura en la que todo le parece tremendamente complicado.

      Yo he promocionado mis libros en Facebook, en Twitter, incluso en el propio blog, y muchos lectores y amigos también los han promocionado a través de reseñas positivas en sus respectivos blogs o redes sociales. Y les estoy muy agradecido por ello. Sé que me quejo mucho -ahora un poco menos, ya que de todo se cansa uno, incluso de quejarse-, pero ver que todo ese esfuerzo, que toda esa dedicación, esa generosidad de los demás hacia mi trabajo se queda en nada, hace que mi nivel de frustración se eleve más que el colesterol malo en mis arterias. Pero bueno, está bien. Como digo, no me quejo. Incluso debería alegrarme, pues haber vendido un puñado de ejemplares de mis libros siendo como soy un autor semidesconocido, tiene su mérito. Además, si tengo que quedarme con algo, me quedo con los mensajes y las cartas que he recibido en estos años de lectores y lectoras haciéndome llegar su satisfacción al leerme y disfrutar de mis historias. Saber por boca de algunos lectores y lectoras que mis historias han logrado apartar la tristeza de sus vidas por el tiempo que duró la lectura de alguno de mis libros es algo que reconforta y anima.

      En fin, querido Josep, que ahí seguimos, no sé si más sabios aunque sí más viejos -al menos en mi caso-, pero con las mismas ganas de seguir pariendo historias que consigan hacernos disfrutar escribiéndolas y haciendo disfrutar a quien decida leernos. Como solía decir mi abuelo: "Con eso, va que chuta". : )

      Un abrazo de vuelta, querido amigo.

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