Las chicas de la serie "GIRLS" en una foto promocional |
Hace unos días acabé la quinta temporada de la serie Girls y, a día de hoy, aún no tengo claro cuál de las cuatro protagonistas femeninas me resulta más irritante.
Supongo que la pregunta más obvia, a tenor de lo confesado en mi párrafo anterior, sería: «Si tan mal te caen las protagonistas de esta serie, ¿por qué te has tragado cinco temporadas enteras a razón de diez capítulos de media hora por temporada?».
Confieso que no va a ser tarea fácil responder a esta pregunta, pero, aún así, lo intentaré.
Lo primero que diré en mi descargo es que sentía mucha curiosidad por su creadora y una de las principales protagonistas de la serie: Lena Dunham, por aquel entonces una joven veinteañera —ahora treintañera— a la que me habían “vendido” como la Woody Allen en femenino del Nuevo Milenio.
Precisamente bajo esta premisa, meses atrás me había hecho con un ejemplar de su libro autobiográfico No soy esa clase de chica, y me lo leí. No puedo decir que fuese un mal libro, que no lo es, pero tampoco es la repanocha. De hecho, me esperaba mucho más de alguien a la que en los blogs y artículos que leía sobre ella consideraban poco menos que una genio precoz.
Tampoco creo que la comparativa con un genio de la talla de Woody Allen la haya favorecido. Y eso que Woody no es muy alto —metro sesenta y cinco con los calcetines puestos—. Aún así, para un «woodelliano» de pro como yo, comparar a alguien con Allen son palabras mayores.
Quizás el problema fuese más mío que suyo, ya que al relacionar el nombre de Woody Allen con la autora yo mismo me creé unas expectativas demasiado elevadas. Precisamente por esto, al empezar a leer su libro me esperaba encontrar a una autora desplegando un agudo sentido del humor y un talento innato para la comedia. Por desgracia, según avanzaba en la lectura, no hallé rastro de ninguna de las dos cosas. En vez de eso me encontré con el relato de una chica que siempre se consideró el “patito feo” de su grupo de amigas, la chica lista pero físicamente poco agraciada a la que los chicos no le hacen ni caso, salvo para leves escarceos sexuales porque ella sí es de esa clase de chicas que “se presta a todo” con tal de acumular experiencias. Y cuanto más transgresoras y escandalosas, mejor. Luego escribe sobre ello y lo publica.
Con todo, su aspecto poco común y su falta de atractivo físico, lejos de acomplejarla la hacen rebelarse e imponerse con toneladas de autoconfianza y una verborrea infinita.
Lee mucho, ve mucho cine, clásico y contemporáneo, escucha mucha música, estudia y analiza cientos de referencias de la cultura pop, se interesa por el cambio climático y el hambre en el mundo, apoya, reivindica y promueve la sexualidad en todo su amplio abanico de opciones y tendencias, lee periódicos, artículos de opinión, blogs, webs y revistas literarias, y procura sacar a colación, en cualquier ocasión que se le presente, su inabarcable arsenal de conocimiento y sabiduría, además de no cortarse un pelo a la hora de decir lo que piensa, lo que siente, lo que desea o lo que ansía, lo cual, en mi opinión, hace que, en ocasiones, me resulte un pelín indigesta.
Como digo, el libro no me pareció malo, pero tampoco es para tirar cohetes. Tal vez una segunda lectura, ahora que he visto la serie, haga que cambie mi percepción del mismo. Aunque, de producirse esa segunda lectura, tendrá que esperar, pues ahora mismo mi lista de próximas lecturas está saturada de títulos y autores a los que llevo tiempo queriendo hincarle el diente —el diente lector, aclaro, no os vayáis a pensar que me como los libros una vez los acabo. Aunque reconozco que hay libros que, aún sin comérmelos, me siguen pareciendo indigestos—.
Ahora iré con la serie.
La serie va de una aspirante a escritora profesional —Hannah Horvath, interpretada por la propia Lena Dunham— y sus tres amigas íntimas desde el instituto: Marnie, Jessa y Shoshanna, quienes, en sus veintipocos, tratan de dejar atrás la inmadurez adolescente y entrar de lleno en la plenitud de la edad adulta, asumiendo responsabilidades, enfrentando retos y labrándose un futuro profesional.
El reparto femenino protagonista de "GIRLS" al completo. De izquierda a derecha: Marnie, Jessa, Hannah y Shoshanna |
Pues bien, he visto las cinco temporadas, que abarcan un periodo de cinco años de las vidas de sus protagonistas, con lo que todas ellas están a las puertas de la treintena, y la madurez y el buen juicio brillan por su ausencia. Todas ellas, a cual más irritante, no cesan de dar muestras de una inmadurez y un infantilismo que, la mayoría de las veces, consigue sacarte de quicio.
Mención aparte merece la imperiosa necesidad de la autora, y de los guionistas que la acompañan, por transgredir. A ver, a mí la transgresión no me parece algo necesariamente malo, siempre que no se abuse y que tenga un claro objetivo: ya sea cómico, lúdico o como vehículo de denuncia. Pero, honestamente, transgredir por transgredir, como que no. Es como esa costumbre tan arraigada de un tiempo a esta parte de mostrar en las serie y pelis escenas de la vida íntima de los personajes que no aportan absolutamente nada a la historia —en esta serie abundan como la mentira en boca de un político—. Me aburre y me cansa, y las considero totalmente prescindibles.
Dejando esto a un lado, la serie no es mala. De haberlo sido, no me habría tragado cinco temporadas completas. De entrada, su factura es impecable: buena ambientación, una fotografía magnífica —no en vano, la ciudad de Nueva York es en sí misma uno de los mejores platós de cine del mundo—, incluso el uso de la música no está mal —me llevé una muy grata sorpresa al escuchar en uno de los capítulos el You're breaking my heart de un autor tan poco conocido como Harry Nilsson—.
Mis quejas tienen más que ver con el poco desarrollo o crecimiento personal de los personajes principales. Si en los primeros capítulos de la primera temporada se muestran inmaduras, insensibles, egoístas, bordes, estúpidas y caprichosas, cinco temporadas más tarde siguen en las mismas, como si no hubiesen aprendido nada en estos cinco años.
Analicemos a las “chicas”.
En primer lugar tenemos a Hannah, inmadura, infantil, exhibicionista —creo que no hay capítulo en toda la serie en la que no salga en pelotas; y os recuerdo que son 50 capítulos los que llevo vistos hasta la fecha—, impulsiva, egoísta, respondona, y con un tufillo a listilla que tira para atrás. Al igual que su personaje en la vida real, lee mucho, sabe de todo y opina sin tasa. Por cierto, desde los primeros capítulos nos daremos cuenta que conceptos como “vergüenza” o “sentido del ridículo” no forman parte de su diccionario de actitudes.
Luego tenemos a Marnie, la más guapa del grupo, igual de egoísta e inmadura que el resto, que va de modosita pero que tiene un toque de manipuladora pasivo-agresiva que consigue desquiciar a todo el que se cruza en su camino.
La sigue Soshanna, hiperactiva y desquiciante a partes iguales, que parece tener una metralleta por boca, sólo que en vez de balas dispara palabras; le preguntas cómo le va y te suelta un discurso interminable a millón de palabras por segundo, y encima con un tono agudo capaz de competir con el chillido de los delfines y las ballenas.
Y por último tenemos a Jessa, la prima británica de Soshanna, una chica rebelde y misteriosa que va precisamente de eso, de rebelde y misteriosa, y que gracias a eso consigue atraer a todo ser viviente y, como una especie de “tornado humano”, arrasa la vida de quien se cruza en su camino, mientras cae irremisiblemente en un pozo de autodestrucción.
Por el lado masculino tenemos en primer lugar a Adam, que al inicio de la serie empieza siendo el novio de Hannah, pero que luego lo dejan, luego vuelven, luego lo vuelven a dejar, y entonces él se lía con otras, pero Hannah siempre planea alrededor, luego vuelven y lo dejan de nuevo, y, al final, se acaba liando con Jessa, la “tornado humano”, amiga íntima de Hannah, lo que los hace caer en una espiral autodestructiva que acaba con el apartamento que ambos comparten hecho trizas.
Luego está Ray, el más mayor del grupo, cultureta insufrible que, a pesar de lo poco atractivo que resulta y de lo beligerante e intransigente que se muestra ante sus semejantes en su continua demostración de superioridad cultural y moral, misteriosamente consigue liarse con dos de las chicas del grupo.
También tenemos a Desi, un actor y músico atormentado —a mí me recuerda horrores físicamente a Eric Clapton de joven—, cuyos continuos lloriqueos y crisis existenciales acaban por sacar lo peor de ti, deseando atravesar la pantalla, coger al tipo por la pechera y soltarle dos sopapos para que espabile de una maldita vez. El llorica acaba casado con Marnie, la guapa del grupo; eso sí, con crisis-de-pánico-minutos-antes-de-la-boda incluido —¿cómo no?—. Por cierto, que la Marnie le confiesa en una de estas a Ray, con el que mantiene una relación sexual bastante insana: «Ya antes de casarme con Desi sabía que lo nuestro acabaría en divorcio, pero, aún así, quise hacerlo». ¡Bien por la madurez!
También tenemos a Elijah, el amigo gay íntimo de Hannah, con quien acaba compartiendo piso. A lo largo de la serie iremos sabiendo que Elijah, a pesar de declararse abiertamente gay, llegó a tener sexo con dos de las chicas del grupo, llegando a contagiar a una de ellas con una enfermedad venerea (Hannah). Aparte de tener sexo con las dos amigas, llega a confesar que también mantuvo relaciones sexuales con otra chica entre medias, lo cual lo convierte en el peor gay de la historia. Si las chicas son infantiles, irritantes y egocéntricas, Elijah no les va a la zaga.
Por último tenemos a Charlie, el primer novio de Marnie, que a lo largo de las cinco temporadas entra y sale de la serie, y, sinceramente, me da igual si entra o si sale, pues su insulsez me resulta cansina.
Una vez acabada la quinta temporada —hay una sexta, pero no sé si me atreveré a verla—, lo primero que me pregunté a mí mismo fue: ¿Y esta es la nueva Woody Allen? ¿En serio?
Pues me vais a perdonar, pero... ¡ni de coña!
Al final, la única conexión que pude encontrar entre Lena Dunham y Woody Allen es que en la cuarta temporada —¿o era en la tercera? La verdad, ni me acuerdo—, trabaja Louise Lasser, la que fuera segunda esposa de Allen en la vida real y actriz protagonista de algunas de sus primeras películas, y que, fiel a como la describe el genio de Brooklyn en su autobiografía, hace un papel de excéntrica chiflada que me resultó de lo más interesante de la serie.
Lena Dunham en una foto promocional |
Conclusión: ¿es Dunham una genio? Para mi gusto, no. No lo es. Desde luego, tiene su mérito haber hecho lo que ha hecho a su edad. Escribir, producir, dirigir y protagonizar una serie de televisión de éxito con apenas veintiséis años no está al alcance de todo el mundo. Tampoco lo está el hecho de firmar un contrato de tres millones y medio de dólares con una de las editoriales más prestigiosas del mundo (Random House), y publicar con ellos su primer libro —el citado No soy esa clase de chica—.
Desde luego, leyendo lo anterior lo primero que me viene a la cabeza es: ¡Qué suertuda la niña! Lo segundo es que igual ando equivocado al no conceder más importancia al marketing que a mi calidad como escritor. Me vendo fatal, ¡qué le vamos a hacer! Y lo tercero es que tal vez es cierto eso que dicen de que, a medida que te vas haciendo mayor, empiezas a notar una notable desconexión con la generación que viene detrás, al mismo tiempo que vas empatizando con las generaciones que te precedieron. C'est la vie.
No creo que las expectativas te las crees tú. Si te comparan a alguien con Woody Allen es el que lo hace quien te crea las expectativas.
ResponderEliminarYo no soporto ese tipo de series. He visto dos series protagonizadas por grupos de amigos veinteañeros, pero, por lo que veo, de una calidad mucho mayor. Me refiero a The Big Bang Theory, para mí la serie de las series cómicas, y Cómo conocí a vuestra madre, muy inferior a la anterior, pero muy superior a Girls, por lo que deduzco de tu entrada. Lo intenté con Friends que mi hijo me ensalzó muchísimo y fui incapaz.
Un beso.
Hola, Rosa.
EliminarHace tiempo, demasiado quizás, que llevo esperando el relevo generacional de alguien como mi querido y admirado Woody Allen. Pero mucho me temo que eso no va a llegar. Los genios no crecen en los árboles precisamente, de ahí que su genialidad sea una excepción que confirme la regla. Me pasa lo mismo con otras disciplinas artísticas, como el cine o la música. Supongo que el problema es mío, ya que las nuevas generaciones tendrán sus propios referentes. Una vez leí en algún sitio que nuestros gustos y afiliaciones se suelen moldear en la adolescencia y primera juventud. Conmigo atinaron de pleno.
¿En serio no te gustó "Friends"? Para mi gusto, es una de las mejores series de los 90's, junto con "Frasier" y "Seinfeld" (mi santísima trinidad de esa década). A mi "Big Bang Theory" me costó al principio, hasta que un día me metí a fondo en ella y acabó ganándome para siempre.
Un beso.
Será muy difícil que vuelva a salir un genio como Woody Allen. Se dan una vez cada muchos siglos.
EliminarNo sé qué me pasó con Friends. Lo mismo que tú me dice mi hijo, pero yo no conecté. Sin embargo con The Big bang Theory, desde el principio.
Al nivel de Woody Allen no conozco a nadie, teniendo en cuenta su ingenio y su longevidad creativa, que abarca cinco décadas (casi nada). El que más se le acerca en ingenio humorístico, para mi gusto, es Groucho Marx, aunque con una producción no tan ingente, y una carrera más limitada en el tiempo. Luego sí que ha habido gente muy brillante que sigue manteniendo la llama, como Larry David, Louis C.K., Ricky Gervais, Will Forte y alguno más, pero todos, por alguna razón, acaban mordiendo el polvo debido a la dictadura de las audiencias y el tsunami de nuevas producciones que abarrotan las plataformas de contenidos año tras año. Personalmente no creo que vaya a conocer a nadie que me haya hecho disfrutar -y aún lo sigue haciendo- tanto como Woody Allen. De vez en cuando me pongo alguna película suya antigua, y me sigo quedando embobado y maravillado ante tanto ingenio. Sus películas y sus libros son un oasis de paz en este desierto de ruido mediático.
EliminarCon "Friends" conecté desde el principio porque los consideré la voz de mi generación -soy un poco más joven que ellos-, y su humor y su visión del mundo se asemejaban a mis gustos. Aunque también he de decir que conecté a la primera con "Las chicas de oro" -a las que aún adoro-, y yo apenas era un adolescente cuando las vi por primera vez. En fin, ya sabes el dicho: "Sobre gustos no hay nada escrito". Disfruta lo que te aporte algo y desecha lo que no. Es la mejor manera de vivir, ¿no crees?
Un abrazo, Rosa.
Pues alabo tu paciencia y empeño en seguir viendo una serie que al cabo de pocos episodios ya te resultó irritante, Es lo que tiene la curiosidad, como yo cuando leo un libro que me aburre soberanamente y pienso que a lo mejor mejora y acaba gustándome, cosa
ResponderEliminarContinúa (se me escapó la publicación):
ResponderEliminar...que no suele suceder.
El Marketing es el pilar del éxito de los que no lo merecen, pero así funcionan muchas series televisivas.
Esta joven autora puede tener muchos méritos, pero, por lo que parece, su serie no es lo mejor que ha sabido hacer, y me resulta muy llamativo que siendo tan joven se haya publicado una autobiografía. Obviamente abarcará un periodo bastante corto de su vida. Y aun así logra que se la publique una editorial de relevancia. Yo tengo escritas unas memorias noveladas. Quizá se la presente a Ramdom House a ver qué dicen. Les diré que soy un admirador de Woody Allen, a ver si así logro encandilarlos.
Es muy frecuente que cuando uno espera algo muy bueno porque lo han alabado mucho, luego venga la decepción. Pero este es el truco del almedruco, que la gente pique. Y un buen anzuelo para ello es la transgresión. Cuanto más transgresora sea una historia, o sus personajes, mejor. Con ello no quiero decir que esta serie, como apuntas, no tenga su atractivo, todo es cuestión de gustos, pero de entrada a mí las series sobre adolescentes me cargan mucho desde que empecé a peinar canas.
Un abrazo.
Saludos, Anónimo.
EliminarYo antes era como tú; también era de los que me leía un libro hasta el final aún cuando no lo estuviese disfrutando nada de nada. Hasta que un día me di cuenta de la gran pérdida de tiempo y energía que suponía, y de las grandes maravillas que andan por ahí fuera y que me estaba perdiendo por alimentar mi orgullo lector. Cada año que pasa más consciente eres de la finitud del tiempo, por lo que, como parte de tu madurez, comienzas a administrarlo mejor. Aunque eso no impide que, en ocasiones, lo perdamos miserablemente en tonterías. Nadie es perfecto.
En cuanto a la serie en cuestión, que uno o varios personajes me resulten irritantes no quiere decir que la historia o la puesta en escena no me resulten atractivos. A lo largo de mi vida he visto pelis, series o leído libros cuyos personajes principales no eran de mi agrado, y, sin embargo, el universo que me propone el autor o autores sí que ha conseguido mantener mi interés. El caso es que me transmita algo, aunque ese algo no sea siempre positivo. Lo peor, para mí, es que algo me provoque indiferencia. Ahí sí que cierro el grifo al instante.
El marketing o la publicidad no tiene que ser algo malo per sé. De hecho, hoy en día, con la inabarcable oferta cultural y de entretenimiento a nuestro alcance, resulta imprescindible llamar la atención del posible consumidor. Lo que sí me molesta, y mucho, es la publicidad engañosa. Que me vendan algo como "divertido" y "en la línea de..." y que luego ni sea divertido ni guarde la más mínima relación con la referencia citada sí que me molesta, pues me hace sentir estafado.
A mí me pasa lo mismo que a ti. Como digo al final del post, a medida que vas cumpliendo años te vas sintiendo más alejado de quienes vienen detrás y más próximo de quienes te precedieron. Supongo que eso ha sido así desde que el mundo es mundo. Claro que, como en todo, también en esto habrá excepciones, y seguro que habrá gente de cierta edad que disfrute más con lo nuevo que con lo clásico. Como se suele decir: "cada loco con su tema". Y yo, feliz en mi locura.
Un abrazo.
¡Cómo que anónimo! Soy tu compadre Josep, ja,ja,ja.
EliminarEstá visto que hoy el sistema me ha querido hacer la puñeta, pues primero me dispara el comentario sin querer y encima no me identifica. Claro que yo también he tenido parte de culpa, pues debía haberme percatado que en mi respuesta no salía mi careto. En fin...
Así que tú eras el "anónimo", ¿eh? ¡Pues menudo anónimo! ¡Pero si casi eres de la familia! Desde luego, de la "familia absurdamente" ya te digo yo que eres miembro de pleno derecho. ¡Faltaría más! ; )
EliminarPor cierto, tanto esta mañana al contestarte como ahora mismo al replicarte de nuevo sí que he observado que me ha salido un "cuadro de diálogo" nuevo, como dándome tres opciones para el comentario: como usuario de Google, como dueño de una URL o como anónimo. Cada año complican más las cosas, carajo. ¡Con lo fácil que era todo hace unos años!
Gracias por el comentario. A los dos. A ti, Josep, y a tu alias, "anónimo". ; )
Un abrazo.
El caso es que con todo y eso te lanzaste todas las temporadas. Por cierto, me gustaría saber si ya viste EL MECANISMO, se trata de una serie policíaca basada en los archivos del caso lavajato... quedé con la boca abierta cuando la vi. Y eso que soy medio alérgico a las series. Pero apartando un poco eso. Estoy por acá porque yo también soy un escritor de libros de cuentos y tu compadre Josep maría Panadés me recomendó que paara por aquí. Y no me ha desfraudado.
ResponderEliminarSaludos desde Brasil
Saludos, Alí. Y bienvenido.
EliminarNo conocía la serie que me comentas. Buscaré información a ver si me seduce.
Vivimos una especie de "resurgimiento" del fenómeno de las series de televisión. Aunque, que yo recuerde, desde niño llevo viendo series de televisión, si bien no con la calidad cinematográfica ni los recursos técnicos y humanos con los que se hacen ahora. Tambien es verdad que no siempre damos con esa clase de serie que se ajusta como un guante a nuestros gustos o expectativas. Pero eso no sólo pasa con las series. Eso también nos pasa con cualquier producto cultural (libros, discos, documentales, cómics, etc). La cuestión es encontrar aquello que nos llene de alguna manera, y disfrutarlo.
Un abrazo.
Hola, Pedro.
ResponderEliminarFlaco favor le hacen a uno comparándolo con otro, creo que no es un halago, ni mucho menos, es algo que puede ensombrecer enormemente, ya que la esencia de uno puede difuminarse y perderse. Y si encima lo hacen con un grande, pues peor. Mucho peor.
Sobre la serie vi capítulos sueltos, y es verdad que acaba poniendo nerviosa, así que puedo decirte que chapó por la descripción de los personajes, ja, ja, ja
Un beso, y feliz fin de semana.
Hola, Irene.
EliminarTotalmente de acuerdo. Como se suele decir: "las comparaciones son odiosas"; sobre todo cuando no son reales, o, cuanto menos, no se ajustan a la realidad. Al margen de eso, comparar a alguien que empieza con alguien de exitosa y dilatada trayectoria profesional y artística, y con una sólida base de seguidores en todo el mundo, es como poner una pesada losa sobre sus hombros que puede acabar hundiéndolo o hundiéndola. Demasiada presión si no consigues satisfacer las expectativas creadas en torno tuyo.
Celebro que hayas visto la serie y que coincidas en mi percepción de la misma. A veces no puedo evitar verme a mí mismo como un viejoven gruñón al que todo lo moderno le irrita o desagrada. A mi favor tengo que, a pesar de la irritabilidad que me provocaban "las chicas", conseguí tragarme cinco temporadas completas de la serie. Igual no soy tan intransigente como pensaba. ; )
Un beso y feliz fin de semana, Irene.