jueves, 7 de julio de 2022

EL VIEJO ARTE DE LA ENTREVISTA

 

Portada del libro autobiográfico de Reinaldo Arenas "Antes que anochezca"


Hará cosa de tres semanas, mientras me documentaba en relación a la vida y obra del escritor cubano Reinaldo Arenas, me topé en la web con un interesante vídeo en el que convergían cuatro fragmentos de otras tantas entrevistas y reportajes realizados entre 1980 y 1988. Os dejo el enlace, por si os resulta interesante.


Por cierto, ayer acabé Antes que anochezca, su libro de memorias, y su lectura me ha resultado de lo más estimulante, además de tremendamente reveladora en relación a la condición humana.

Para muestra, me permito reproducir el siguiente fragmento, el cual, impregnado de ese humor socarrón e irónico que distingue a las personas inteligentes de esas otras que aparentan serlo y no lo son tanto, le sirve al autor para denunciar la corrupción moral e ideológica de los que “mandaban” en la isla una vez triunfó la Revolución que acabó con la tiranía de Batista.

Escribe Reinaldo: «Había incluso un lujoso restaurante llamado Las Ruinas, cuyo nombre era muy apropiado porque todo el que comía allí quedaba absolutamente arruinado, ya que los precios de los platos eran inaccesibles para nuestros bolsillos; pero los altos funcionarios de Castro llegaban en sus autos y comían en aquel sitio».

Tampoco se ahorra críticas feroces y certeras a la hipocresía de la Iglesia, como en este tramo: «Era la actitud típica del católico reaccionario, la actitud misma de la Iglesia Católica; siempre del lado de los poderosos traicionando a los humildes».

Pero, sin duda, la observación que más me llegó, por cuanto es la misma idea que sostengo desde la primera vez que fui consciente del enorme poder que tiene el humor frente al poder establecido, es la extraída del siguiente fragmento: «Una de las cosas más lamentables de las tiranías es que todo lo toman en serio y hacen desaparecer el sentido del humor. Históricamente Cuba había escapado siempre de la realidad gracias a la sátira y la burla. Sin embargo, con Fidel Castro, el sentido del humor fue desapareciendo hasta quedar prohibido; con eso el pueblo cubano perdió una de sus pocas posibilidades de supervivencia; al quitarle la risa le quitaron al pueblo el más profundo sentido de las cosas».

En el proceso de buscar información acerca de vídeos o entrevistas a Reinaldo Arenas, acabé topándome en Youtube con interesantes entrevistas de antaño a personajes relevantes del mundo del arte y la cultura, tanto nacionales como internacionales. Gracias a esos vídeos, ya he podido disfrutar de amenas e interesantes entrevistas a personajes de la talla de José Luis López Vázquez, Geraldine Chaplin, Fernando Fernán Gómez o Guillermo Cabrera Infante.





A propósito de Guillermo Cabrera Infante, otro interesante escritor cubano obligado a abandonar la isla por su oposición al régimen castrista, hasta el momento he leído con sumo deleite su maravilloso Cine o sardina, libro donde da rienda suelta a su confesada pasión cinéfila sirviéndose de un humor y una ironía muy de mi gusto.

En mi lista de lecturas pendientes tengo varios títulos de este interesante autor, del que, al margen de sus libros, ya he podido disfrutar de varias entrevistas televisivas. Una de ellas, por cierto, se realizó en la isla de Tenerife, durante uno de los varios viajes que Cabrera Infante realizó a las Islas Canarias a lo largo de su vida, pues, según confesión propia, tenía ascendencia canaria.

Su humor, irónico y socarrón, hizo que empatizara de inmediato con él, a pesar de que, por culpa de una profunda depresión que derivó en colapso nervioso y que marcarían su carácter por el resto de su vida, arrancarle una sonrisa fuese casi tan doloroso como arrancarle una muela a alguien sin anestesia. No obstante, eso no quita para que, de vez en cuando, diese rienda suelta a su ingenio y soltase alguna que otra muestra de su magnífico sentido del humor.

Viendo este tipo de entrevistas, sobre todo las protagonizadas por el periodista y presentador Joaquín Soler Serrano, echo mucho de menos ese tipo de entrevistadores: cultos, respetuosos con el invitado, elegantes y conscientes de que el foco de la entrevista ha de recaer en el entrevistado y no en el entrevistador. Echo de menos todo eso porque ya no lo veo en los profesionales de hoy en día, donde el entrevistador hace todo lo posible por acaparar los focos, por quedar por encima del invitado; se muestra soez e inoportuno, irrespetuoso en grado sumo, por cuanto se empeña en interrumpir a cada instante para demostrar no sé qué, o para colar un chiste carente de gracia. Ejemplos de este tipo de malos entrevistadores hay muchos, pero no me detendré en ellos, pues es tal el rechazo que me provocan que no pienso darles publicidad, y mucho menos gratis. Si quieren mala publicidad —que, según parece, también vende y conviene—, que la paguen, que para eso ganan lo que ganan.

En definitiva, gracias a Internet, esa red de redes, y a los millones de usuarios que la sostienen gracias a sus invaluables contribuciones, tenemos a nuestro alcance tal raudal de conocimiento, arte y entretenimiento que necesitaríamos varias vidas para verlo todo, oírlo todo, leerlo todo, disfrutarlo todo, o, al menos, ver, oír, leer y disfrutar aquello que despierte nuestro interés.

Desde luego, podemos considerarnos privilegiados de vivir el tiempo presente, pues gracias a las nuevas tecnologías se nos permite acercar hasta nuestros días ese pasado que a muchos nos resulta mucho más interesante y seductor que lo que nos muestra el presente.


6 comentarios:

  1. Que el sentido del humor no falte en nuestras vidas, pues es un bálsamo que nos protege de la mala leche de ver lo que nos rodea. Las tiranías, sean de derechas o de izquierdas, siempre han intentado censurarlo e incluso prohibirlo, como hacen los talibanes. No se puede reír, no se puede bailar ni escuchar música...
    Cuando visité Cuba, en 2013, noté como todavía sus gentes procuraban no excederse en el humor, que solo reservaban para la intimidad. Y también pude ver en La Habana los palacetes donde residen los altos cargos del Gobierno, mientras en La Habana vieja los edificios donde vive el cubano de a pie se caen de ruinosos.
    Y en cuanto a los entrevistadores actuales suscribo todo lo que dices. Me pongo de los nervios cuando veo como monopolizan la entrevista, autoproclamándose los verdaderos protagonistas, cortando continuamente a los entrevistados.
    Un abrazo.

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    1. Saludos, Anónimo.
      Me alegra ver que no soy el único al que le desagradan los nuevos "pseudoperiodistas", que no saben de nada pero opinan de todo, pues su ignorancia es mucho más atrevida que su sentido del ridículo, y sus ansias de protagonismo lucen más que los focos del estudio. Algunos incluso van más allá en su incompetencia y se atreven a ridiculizar al entrevistado haciendo chistes bochornosos a su costa. ¡Cómo disfrutaría ver a alguien de verbo ágil como Fernando Fernán Gómez o Terenci Moix cortándoles el rollo y dejando en evidencia a alguno de estos imbéciles o imbécilas, pues en ambos sexos encontramos ejemplos de estupidez!

      Cuba es un país alegre, a pesar de su larga historia repleta de infamia y violencia. Si algo me fascina de las películas cubanas que he visto, sobre todo las dirigidas por Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tavío, es el sentido del humor que desplegan sus gentes, ese humor cargado de ironía, sarcástico, crítico hasta donde pueden o les dejan. Eso no hace sino confirmarme que el sentido del humor es el arma más poderosa de todas, pues te permite dotar de luz y color a una realidad oscura y gris.

      Gracias por tu visita y tu comentario, Anónimo. Un abrazo.

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    2. ¿Otra vez el dichoso anónimo me ha suplantado? No puedo creerlo. A partir de ahora tendré que fijarme más en cómo me identifica el sistema antes de darle a publicar.
      Otro abrazo.

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    3. Deberías pedirle derechos de autor al apropiarse de tus ideas y opiniones haciéndolas pasar por suyas. Aunque, por otra parte, no estaría mal tener un suplente que escriba por nosotros cuando no tenemos ganas o nos sentimos faltos de inspiración. Eso sí, sin cobrar. Como Dios manda. ; )

      Un abrazo, Josep.

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  2. No es solo en las entrevistas, la televisión está llena de gente zafia que no sabe ni hablar, por no saber, y con una cultura y una formación que deja mucho que desear. Todo eso salvo las raras y honrosas excepciones que siempre las hay.
    Las autoridades en las dictaduras, siendo estas del signo que sean, siempre abominan del humor. Creo que es porque no lo entienden (esa manía de tomarse todo demasiado en serio que decía Reynaldo Arenas) y desconfían de él aunque sea inocuo, por si acaso.
    Gracias por los vídeos. Los veré con calma después.
    Un beso.

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    1. Saludos, Rosa.
      La televisión actual es una M así de grande. Hay programas que consiguen enervarme de tal manera que los tengo vetados en mi televisor. Y no creas que te estoy hablando de esos programas mal llamados "del corazón" (cuya patente parece habérsela quedado Telecirco, pues no hay día de la semana ni franja horaria en que no asome el hocico algún personaje o personajillo inane hablando él o ella misma de sus tonterías o siendo otros quienes hablan en su nombre o a su costa). Como decía, lo peor es que este tipo de subproductos han acabado por contagiar otro tipo de programas, por lo que ahora tenemos a gente gritona, irrespetuosa, irritante, desinformada y fanática en programas de debate político, deportivos, informativos o de actualidad. Además, quienes manejan el cotarro se cuidan muy mucho de traer de invitados o colaboradores a gente lo más enfrentada posible entre sí, por lo que la ración de gritos, provocaciones y desagravios está servida.

      Hace tiempo me di cuenta que esta televisión no me aporta nada positivo (no tengo ninguna necesidad de irme a la cama cabreado, con la tensión arterial por las nubes y con la mala leche saliéndome por las orejas), así que procuro "hacerme" mi propia televisión, buscando contenidos afines a mis intereses en Internet, cargándolos en algún dispositivo y disfrutándolos en mi tele. Veo lo que quiero cuando quiero. ¿Se puede pedir más?

      El humor exige un cierto grado de inteligencia, y la inteligencia siempre es peligrosa a ojos de los de arriba, pues puede hacer que a los de abajo les dé por pensar. Y ya sabemos que a los que mandan no les gusta que los de abajo piensen por su cuenta. Mejor decirles lo que deben pensar, y así todos contentos. Sobre todo ellos.

      Un beso, Rosa.

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