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Imagen de Dephoto bajada de Pixabay |
Mi último libro publicado, la primera novela que publicaba en mi vida, ha sido un rotundo éxito: ocho ejemplares vendidos en todo el mundo mundial, y parte del extranjero.
Con el dinero que gané de las regalías derivadas de mis derechos de autor me compré dos latas de mejillones y una de berberechos, por si vienen visitas a casa. Porque no hay nada más embarazoso que recibir visitas y no tener ni una mísera lata de mejillones con las que agasajar a nuestros invitados.
Y es que no todos los días vende uno ocho ejemplares de uno de sus libros. Si lo hiciese, lo de vender ocho ejemplares al día, en un año llegaría a los dos mil novecientos veinte ejemplares, lo cual sería la leche. Pero eso sería tirar demasiado alto. Me conformo con los ocho ejemplares que llevo vendidos en total desde que publiqué mi novela en 2022. Ojo, que ocho ejemplares en tres años no está nada mal.
Y para que veáis la importancia de semejante cifra, diré que hay autores que no alcanzan esa cifra ni en sueños. Y no sólo autoeditados. A esos autores yo les diría que deberían soñar a lo grande, que no se conformen, que no se pongan límites.
Porque, vamos a ver, soñar es gratis, ¿no? O al menos en mi caso es así. Y lo es porque gracias a una oferta de mi compañía telefónica, que pillé gracias a una de esas simpáticas y reconfortantes llamadas indiscriminadas que suelen hacer los teleoperadores a la hora de la siesta (benditos sean), contraté una tarifa que incluía, además de una mejora sustancial en mi tarifa de telefonía, un paquete de sueños nuevecitos, a estrenar. Y claro, aproveché la oferta.
Con el dinero que me ahorré gracias a la nueva tarifa me compré un paquete de pipas. Pero no un paquete de pipas normal. Me compré uno bien grande, de pipas tamaño XXL. Y sin oferta de por medio. Ni dos por uno, ni la segunda unidad a mitad de precio, ni nada por el estilo. Me di el lujazo de pagar el precio que marcaba la etiqueta, sin perder el tiempo comparando marcas, calidades o peso. Por un instante experimenté lo que debe sentir un magnate tipo Jeff Bezos o Elon Musk en su día a día, dando rienda suelta a cualquier capricho que se le pase por la cabeza sin reparar en gastos.
Y tras este maravilloso y necesario preámbulo, supongo que a algunos de mis lectores —al menos a los ocho que compraron un ejemplar de mi novela—, les interesará saber que desde hace unas semanas ando trabajando en un nuevo libro.
Poco puedo deciros del mismo, ya que se trata de un libro muy tímido que lleva francamente mal el que hablen de él a sus espaldas. Incluso que hablen de él estando presente. Por este motivo yo, su autor, que conozco en primera persona el sentimiento que embarga a quien se reconoce a sí mismo como alguien tímido, sumido en esa mezcla de inhibición y ansiedad permanentes, respeto profundamente la voluntad de mi libro de que se hable lo menos posible de él.
Lo que sí diré, y no creo que con esto provoque ningún daño o perjuicio en su ánimo, es que en él hallarán las dosis de humor y diversión que se han convertido en una de mis más reconocibles señas de identidad como autor. Vamos, que habrá chistes y situaciones jocosas a tutiplén.
¿Quiere esto decir que como autor jamás incursionaré en el terreno del drama o la literatura, digamos, más seria? Rotundamente no. Porque no sólo de humor vive el hombre. Ni la mujer. Ni siquiera el ornitorrinco. Y no no iba a ser una excepción.
Me gusta la comedia. Me gusta reír. Y disfruto tanto leyendo como escribiendo comedia. Pero eso no quita para que también me guste leer cosas más serias. Del mismo modo hallo placer escribiendo cosas serias de mi propia cosecha. Y si no he publicado aún ningún libro en esa dirección no ha sido por falta de material, sino por una simple cuestión de prioridades.
Aún tengo mucho material divertido por publicar, y es mi deseo hacerlo en los próximos años. Y cuando crea que ha llegado el momento de dar salida a esos otros escritos, sin duda lo haré. Y espero cosechar el mismo éxito que con mis libros de humor. O más. De hecho, no estaría mal vender al menos nueve ejemplares. Total, por soñar que no quede.
Hola, querido Pedro. Humor e ironía a tutiplén, como es habitual en tí, je, je.
ResponderEliminarEs realmente frustrante ver que esta obra a la que le has dedicado tanto tiempo y esfuerzo, solo es apreciada por unos cuantos. La ilusión se trunca en un santiamén. Y lo digo por experiencia propia. De mi primera recopilación de relatos vendí lo justo para cubrir los gastos que me ocasionó su autoedición. De la segunda ya ni quise contar el número de ejemplares vendidos, que fue sustancialmente menor. Quizá se debió a que ya no me impliqué tanto en su promoción, tanto oral (de boca a oído) como escrita (a través de las redes sociales, especialmente facebook). En fin, ya sé aquello de mal de muchos...
Por ese motivo ya he declinado volverlo a intentar con una tercera recopilación. Demasiado esfuerzo para nada. Somos unos incomprendidos, je, je. Y debo reconocer (mea culpa) que siento unos terribles celos cuando veo a jóvenes escritore/as triunfar y que se anucia su prinera novela por TV. ¿Cómo c..o se lo hacen para conseguir esa audiencia y esas ventas? Algún truco habrá, desde luego. Mucha promoción y una editorial detrás que se gasta los cuartos invirtiendo en ese/a escritor/a. Alguna vez he picado y he acabado comprando esa novela de la que tanto hablan en los medios y que recibe tantos parabienes, y me ha resultado un coñazo, y eso me cabrea y me enfurece más. Pero, qué le vamos a hacer. Así es a vida de muchos escritores noveles. Pero tú todavía eres muy joven y tienes mucho tiempo por delante para acabar triunfando. Yo ya soy un viejo que ahora solo se dedica a leer y comprobar, de vez en cuando, que hay muchas obras que no valen si un pepino y que, sin embargo, acaban siendo un best seller. Y también hay que decirlo, hay casos al revés, autores muy poco conocidos que escriben de maravilla.
Bueno, ya nos hemos lamido nuestras heridas. Ahora lo que hay que hacer, en mi caso, es asumir el fracaso y a otra cosa mariposa, y en tu caso, perseverar. Así que me alegro que tengas en preparacion otra novela para intentar sacar el máximo provecho de ellla. Esa es la actitud.
Un fuerte abrazo.
Saludos, Josep.
EliminarSi no somos capaces de reírnos de nuestras propias desgracias, mal vamos. No siempre es fácil, lo admito, pero resulta hasta cierto punto liberador el hecho de no permitir que los reveses de la vida nos arruinen nuestro día a día ni socaven nuestra ilusión.
Con respecto a los autores superventas, me vas a permitir mostrarme un pelín escéptico. Yo he llegado a ver minireportajes en primetime de TV de autores jóvenes y jóvenas que han vendido la leche con su libro de poesía bajo el brazo, al que la crítica especializada se ha rendido a sus pies y el público se ha quedado maravillado y han acudido en masa a su librería favorita a hacerse con un ejemplar. Y yo, con cara de no entender un carajo, preguntándome: ¿poesía? ¿superventas? ¿en España? ¿hoy día? Pues vale. Pero no me hagas mucho caso, igual es envidia malsana.
Por cierto, gracias por lo de "todavía eres muy joven". Se agradece. Menudo chute de energía positiva. Con este tipo de energía no hay apagón que lo estropee. Jaja.
Recibe un fuerte abrazo de vuelta, amigo Josep.
Salvo raras excepciones en que iniciativas muy buenas triunfan y otras mediocres o claramente malas fracasan, el secreto del éxito a veces se me escapa. Se me escapa, por ejemplo, que bares que no tienen nada especial estén siempre llenos y otros con más encanto, mejores tapas, etc. permanezcan vacíos. Pero ya metiéndonos en lo que no ocupa que es el mundo de los libros ¿Cómo pueden vender millones de ejemplares libros mal escritos, reiterativos, pesados, a veces hasta aburridos sin más valor que el comercial que inexplicablemente tienen? Se me ocurren los nombres de dos o tres autores de fama internacional que no voy a mencionar y un título que sí que voy a mencionar. ¿Cómo pudo ser que las Cincuenta sombras de Grey tuviera el éxito que tuvo? Ante la avalancha de recomendaciones, lo empecé a leer en un avión y creo que no habíamos alcanzado la altura de crucero cuando lo abandoné. Es que, además de malo, era aburrido. Bueno, pes eso, que no lo entiendo.
ResponderEliminarImagino que, como dice Josep M.ª, el marketing que muchas editoriales hacen tiene mucho que ver, pero hay otras ocasiones en que es inexplicable. Hay que escribir sin muchas expectativas de venta y, por supuesto, sin pretender ganarse la vida con ello. Luego, si suena la flauta y llega el éxito, tanto mejor. Espero poder disfrutar pronto de tu nueva novela. Ya sabes que yo sí la compraré.
Un beso.
Hola, Rosa.
EliminarEl secreto del éxito, según parece, sólo lo conocen los gurús que se hinchan a vender libros y cursos online de "Cómo vender un montón de libros, ganar mucha pasta y que te sobre dinero para comprarte cualquier capricho en una tienda de marca buena". Te dicen todos los pasos a seguir, las cosas que debes cambiar, los hábitos que debes adquirir, las horas de trabajo y dedicación que le debes echar al asunto, y si luego fracasas miserablemente se cubrirán las espaldas diciendo: "El éxito no es una fórmula infalible". ¡Coño!, ¿y por qué no me dices eso de entrada?
Lo del libro que mencionas es de traca. No lo he leído, pero más o menos sé de qué va. Resulta que un libro que trata de un psicópata de mierda, que maltrata física y psicológicamente a una mujer, que la explota sexualmente, se convierte de la noche a la mañana en un tipo de lo más atractivo ¡¡para las mujeres!! Definitivamente no entiendo nada. Es lo malo de hacerte mayor, que cada vez entiendes menos de todo.
Gracias por tus ánimos ante mi nuevo reto. Aún está en fase de escritura, pero ya va cogiendo forma. Iré informando de su proceso a medida que avance. Eso sí, lo haré discretamente, para que no se me venga abajo. ; )
Un beso, Rosa.
Ay, Pedro. Me has hecho reír con esta burla, no he podido evitarlo, y la verdad es que me encanta que lo enfoques de esa manera, porque así se le resta, la risa siempre desquita.
ResponderEliminarEs el problema de no tener detrás una campaña, al final todo lo mueve el dinero, porque hay obras que no merecen ese reconocimiento, pero si se reserva en ellas intereses que las promoverán de tal manera que alcanzarán el éxito.
Que nada te quite los sueños, :)
Me alegro muchísimo, aunque este sea tímido y no quiera que se diga mucho de él, que estés escribiendo un nuevo libro. Doy fe que te seguiremos leyendo y lo disfrutaremos enormemente.
Un beso.