Este año (2017) está
siendo bastante fructífero en cuanto a lecturas. Un año de grandes
descubrimientos, como Haruki Murakami y Amelie Nothomb; de grandes
reencuentros, como Kurt Vonnegut; y de momentos muy divertidos —incluso
hilarantes— de la mano de Caitlin Moran y Arto Paasilinna.
Pero como diría Jack el
Destripador: «Vayamos
por partes, tío» (lo sé, es un chiste más viejo que la corrupción
urbanística; pero, ¿a qué es gracioso? —me refiero al chiste, no
a la corrupción. La corrupción, puñetera gracia que me hace—).
A continuación hablaré de algunos
de los autores y libros que más me han sorprendido —para bien—.
La lista no tiene ningún orden específico, aclaro.
CAITLIN MORAN. "CÓMO SE HACE UNA CHICA".
Confieso que no sabía
absolutamente nada de esta autora en el momento de empezar a leer
esta novela suya, que ella se empeña en dejar muy claro que no es
autobiográfica a pesar de tener algunos puntos en común con su
propia vida.
La novela narra las
aventuras de una adolescente británica, Johanna Morrigan, que vive
en los Midlands (la zona media de Gran Bretaña), en una casa de
protección oficial ubicada en Wolverhampton. Su familia —padre,
madre, hermano mayor, hermano pequeño, hermanita recién nacida—,
es una fuente inagotable de problemas y situaciones de lo más
jocosas y vergonzantes. Su padre, por ejemplo, es un cincuentón
desempleado que vive pegado a una botella para mitigar la frustración
que le provoca el hecho de haber fracasado en sus numerosos intentos
por convertirse en un ídolo del pop/rock. A pesar de ello, el hombre
aún lo sigue intentando, grabando cintas con efectos inverosímiles
y versiones igual de inverosímiles de clásicos del pop y el rock de
los setenta y ochenta, y volviendo loca a su hija para que use sus
contactos en la industria de la música para conseguirle un contrato
de grabación.
El lenguaje empleado por
Moran durante toda la novela es contundente, procaz y muy, muy
divertido. Tremendamente divertido. Hay pasajes en la novela en que
tienes que soltar el libro al tiempo que sueltas la carcajada.
En
una de las reseñas que leí a propósito de este libro, Lionel
Shriver apuntaba: “Una
novela que arranca con su narradora de catorce años masturbándose
en la cama que comparte con su adormilado hermano pequeño no puede
ser mala. Me declaro fan de Caitlin Moran”.
Lo suscribo.
KURT VONNEGUT. "MATADERO CINCO" y "EL DESAYUNO DE LOS CAMPEONES".
De Kurt Vonnegut (1922-2007)
he leído hasta el momento tres novelas, incluyendo estas dos, y las
tres me han fascinado desde el principio.
Vonnegut tiene una manera
muy particular de plantear sus novelas, con numerosos saltos en el
tiempo y referencias cruzadas que, sin embargo, no le restan emoción
a la historia que quiere contar.
Lo que más me llama la
atención de este genial autor es la cantidad de personajes extraños,
excéntricos y poco comunes que hace desfilar en sus novelas, y la
cantidad de situaciones y reacciones que dichos personajes provocan.
Estas
dos novelas (Matadero
Cinco
—considerada por muchos como su mejor novela— y El
desayuno de los campeones),
cuentan con la participación de un personaje bastante recurrente en
la obra de Vonnegut, el escritor ficticio Kilgore Trout. Tal y como
lo describe el propio Vonnegut en sus novelas, Kilgore Trout «es
un escritor de ciencia ficción de escaso éxito aunque con una
abundante colección de relatos publicados, que goza de un reducido
aunque fiel número de fans y que sólo consigue publicar sus
mediocres historias en revistas pornográficas, hecho que al autor le
da exactamente igual porque, según él mismo reconoce: “De todos
modos, nadie las lee”».
Según he podido leer en
algún sitio, el personaje de Trout está basado en un autor real, de
nombre Theodore Sturgeon.
Si
tuviera que escoger una novela para iniciarme en el rico universo de
Vonnegut yo me decantaría por Matadero
Cinco,
basada en buena parte en su propia experiencia como soldado del
ejército estadounidense formando parte de la 106 División de
Infantería durante la Segunda Guerra Mundial.
En la novela narra el atroz
bombardeo que sufrió la ciudad alemana de Dresde, hecho que fue
silenciado por las autoridades de uno y otro bando, y en la que se calcula que perdieron
la vida cerca de 135.000 civiles. Vonnegut fue hecho prisionero por
el ejército alemán y recluido en los sótanos de un antiguo almacén
para empaquetar carne denominado Matadero Cinco —de ahí el título
de la novela—. Durante su cautiverio fue obligado a trabajar
apilando cadáveres para enterrarlos en las fosas comunes.
A pesar de la sordidez de
los acontecimientos narrados, Vonnegut se sirve del humor, la ironía
y unas elevadas dosis de cinismo para que la lectura de esta novela
resulte una experiencia cuanto menos fascinante.
EDWARD ABBEY. "LA BANDA DE LA TENAZA".
Edward Abbey (1927-1989) fue
un autor estadounidense cuya vida daría para una novela. Naturalista
y ecologista desde la adolescencia, se dedicó durante buena parte de
su vida a recorrer de parte a parte su país (EEUU) como un hobo
—trabajador ocasional vagabundo—.
Sirvió a su país en Italia
durante la Segunda Guerra Mundial. A su regreso a los Estados Unidos
cursó estudios de Filosofía y simpatizó con la causa anarquista.
En esta novela —La
banda de la tenaza—, Abbey narra las hazañas de un pequeño
grupo de ecologistas convencidos que deciden llevar hasta sus últimas
consecuencias su guerra particular contra el progreso y la
destrucción del Medio Ambiente. Para ello se sirven de pequeñas
acciones en forma de sabotajes y actos vandálicos que, sin
ocasionar víctimas, causan enormes desperfectos de cuantiosas
pérdidas económicas, lo cual obliga a las autoridades a tomar
cartas en el asunto movilizando a medio ejército tras su pista.
Aunque la novela tiene
algunos momentos realmente brillantes —la relación entre los
distintos miembros del grupo nos regala unos diálogos soberbios—,
en ocasiones peca de demasiado «densa», ya que el autor insiste en
detenerse en cada mínimo detalle en las descripciones, tanto de los
escenarios donde transcurren las acciones como en los objetivos o las
herramientas, utensilios o artefactos empleados.
Para mi gusto, le sobran
páginas. Aún así, es una novela entretenida con un punto de
partida muy original.
Como aliciente destacado,
debo hacer mención a las magníficas ilustraciones del siempre
genial Robert Crumb. En cada inicio de capítulo, Crumb ilustra con
un dibujo aquella escena que define el capítulo que nos disponemos a
leer.
ARTO PAASILINNA. "EL AÑO DE LA LIEBRE".
Cuando conocí a mi buena
amiga Clara Serrano, a través de uno de mis relatos impregnados de
humor absurdo, me habló de un autor finlandés que se contaba entre
sus favoritos. Y de su extensa bibliografía —Paasilinna es autor
de más de una treintena de libros— al final me decanté por El año de la
liebre, considerada por muchos como una de las más divertidas de su autor.
Durante mi larga
convalecencia logré que llegase a mis manos un ejemplar de esta
ingeniosa, divertida y adictiva novela, escrita con un lenguaje ágil
y conciso, que invita a seguir leyendo página tras página a pesar
del cansancio provocado por horas de lectura prácticamente
ininterrumpida.
A mi modo de ver la comedia
debe funcionar como el mecanismo de un reloj: con los engranajes
perfectamente engrasados y con una exactitud milimétrica en el
ensamblaje de sus piezas. Si no cumples con estos principios básicos,
lo más probable es que acabes consiguiendo justo el efecto contrario
que persigues: aburrir.
Con esta novela, Paasilinna
no sólo consigue divertir y entretener a partes iguales, sino que
además lo hace de una manera que resulta condenadamente adictiva.
Creo que me ventilé esta novela de poco más de 150 páginas en
apenas un par de días. Y fue una experiencia sumamente placentera.
Por todo ello, sólo puedo
decir: gracias, Clara. Gracias por descubrirme a este interesante
autor del que espero seguir leyendo alguna de sus otras novelas.
AMÉLIE NOTHOMB. "ESTUPOR Y TEMBLORES" y "ATENTADO".
Tenía muchas ganas de leer
algo de esta escritora belga. De entrada, su biografía ya me llamó
poderosamente la atención, ya que, por la profesión de su padre
—diplomático belga—, Amélie —de nombre real Fabienne Claire—,
vivió su infancia y adolescencia en Japón.
De su estilo se ha dicho que
es valioso y pedante, pero a la vez cómico y con mucho carácter. Se
la tacha de ser muy precisa en el uso del lenguaje y de hacer un
manejo magistral del absurdo (supongo que obvia decir que esta parte
fue una de las que mayor fascinación ejercieron en mí. Adoro el
absurdo y todo lo que tenga que ver con esta forma de ver y entender
el mundo y, por extensión, el arte).
La primera novela suya que
cayó en mis manos fue Estupor y temblores. En esta novela,
Amélie narra en primera persona su extraña y surrealista
experiencia como única empleada occidental en una empresa puramente
nipona. El choque de culturas, la absurda manera que tienen sus jefes
de llevar los asuntos de la empresa —que la llevan de ser nombrada
adjunta al departamento de finanzas sin tener ni idea de contabilidad
y de ahí acabar haciéndose cargo de los urinarios de la planta
donde trabaja—, hacen de esta novela una de las más adictivas que
han pasado por mis manos en los últimos meses —me la ventilé en
dos días—.
La lectura de Estupor y
temblores me resultó tan placentera que fui corriendo a la
biblioteca a por otra novela de la misma autora. La elegida fue
Atentado.
Si bien esta segunda no me
pareció tan redonda como la primera, su lectura no me desagradó.
Tras un prometedor comienzo, el protagonista narra en
primera persona su experiencia personal, desde su infancia hasta su
juventud, siendo considerado un «monstruo
feo y horripilante» debido a su aspecto
físico, el cual causa repulsión y rechazo en la sociedad, hasta su
determinante encuentro con una hermosa joven, aspirante a actriz, que
lo acoge como su mejor amigo y confidente.
A
lo largo de la novela la autora nos va adentrando en la mente
obsesiva del protagonista en relación a su musa, de la que se siente perdidamente
enamorado. Su obsesión va alimentando en él su deseo de poseer al
objeto de su deseo, hasta el punto que, con una arrogancia impropia
de alguien que ha vivido el rechazo desde muy joven, consigue lo que
a priori parecía imposible: convertirse en uno de los modelos
masculinos más cotizados del mundo.
Una
novela entretenida y, por momentos, oscura.
Y ahora hablaré de aquellos
libros cuya lectura me resultó insufrible y aburrida, hasta el punto
de dejarlas a medias (ya no tengo edad para perder el tiempo con
libros que no me divierten o entretienen).
O mejor no. ¿Para qué
perder el tiempo hablando de libros aburridos?