Cabecera del blog de Rosa Berros Canuria |
Siguiendo con esta buena
costumbre de agradecer de manera pública y notoria —es decir, bajo
notario—, la compra de alguno de mis libros por parte de almas
generosas, hoy me complace dar las gracias públicamente a Rosa
Berros Canuria.
Nunca agradeceré lo
suficiente el que personas como ella decidan rascarse el
bolsillo —algo que no siempre resulta sencillo, habida cuenta de lo
mal que anda la economía para los que no somos políticos ni
formamos parte del Consejo de Administración de una eléctrica—,
con intención de adquirir alguno de mis libros.
Para todas esas personas
sólo tengo palabras de agradecimiento, y un único deseo: que mis
letras les hagan olvidar, o aparcar por un rato, toda la fealdad del
mundo que nos rodea a diario.
Obviamente no conozco a
todas las personas que han adquirido y siguen adquiriendo alguno de
mis libros. De muchos jamás llegaré a saber sus nombres, ni cómo
llegaron a mí o a mis libros. Eso es algo que les pasa al 100% de
los escritores, no sólo a mí. Tampoco sabré si, una vez leídos, les gustó lo que
leyeron, si disfrutaron de mis historias, de mi manera tan particular
de hacer humor, con el absurdo siempre presente. En definitiva: nunca
sabré si a esos lectores anónimos les mereció la pena el tiempo y
el dinero que generosamente me dedicaron.
Pero basta de hablar de mí.
¡Ni que me hubiese poseído el espíritu de Francisco Umbral, por
Dios!
Aquí de lo que se trata es
de agradecer públicamente a Rosa Berros Canuria su gesto. Y eso voy
a hacer.
Realmente no tengo muy claro
cómo nos conocimos Rosa y yo. Sé que ambos hemos colaborado para la
misma revista, Moon Magazine, sabiamente dirigida por la gran
Txaro Cárdenas. Rosa aún sigue colaborando allí. De lo que ya no
estoy tan seguro es de si llegamos a coincidir en la misma etapa. Yo
tuve que abandonar la revista a principios de 2016, a raíz de la
grave enfermedad de mi abuelo.
Sea como fuere, el caso es
que un buen día Rosa se dejó caer por mi blog, leyó una de mis
entradas y la comentó. Con el tiempo, esas visitas se fueron
repitiendo, hasta el punto de convertirse en una asidua, dejando
amables y generosos comentarios a cada nueva entrada que subía.
Un día me escribió: «Acabo
de comprarme tu primer libro de relatos. En cuanto lo lea, te haré
una reseña en mi blog».
Dicho
y hecho. A las pocas semanas, me hizo llegar un enlace a la citada
reseña. Os dejo el enlace por si queréis echarle un vistazo:
Reseña
de Absurdamente Vol. I por Rosa Berros Canuria. PINCHA AQUí
En
cuanto a Rosa, sólo puedo hablar cosas buenas de ella. Por las
conversaciones que hemos tenido sé que es una persona sencilla y
cercana, que atesora un gran bagaje cultural, no en vano se dedicó a
la enseñanza, y que una de las cosas que más disfruta en la vida es
leer un buen libro. Me alegró saber por su reseña
que mi libro no la defraudó.
Mientras
me documentaba para la redacción de este post, me puse a curiosear
por el blog de Rosa, de nombre Cuéntame una historia.
En
él encontré una sección, llamada In
memoriam, en la que Rosa rinde
su particular homenaje a personas, principalmente relacionadas con el mundo de la
cultura, que desgraciadamente nos van dejando. Me leí algunos de
esos artículos —Tony Morrison, Philip Roth—, hasta que hubo uno
que me llamó especialmente la atención. En él, Rosa hablaba de su
padre, recientemente fallecido.
A
través del emotivo recorrido vital que Rosa hace de su padre, y de
su especial relación con él, conocí a la propia Rosa. Por sus
letras supe que es una persona tímida —¡bienvenida al club!—,
que se reconoce cabezota —como su padre—, y que de él no sólo
heredó su cabezonería y su honradez, sino su curiosidad por los
libros. Rosa nos habla de la colección de libros que su padre
atesoraba desde su propia infancia y adolescencia, con Salgari,
Burroughs y Verne a la cabeza, y de como esa colección despertó en ella su
afición lectora, la cual, una vez adquirida, procuró contagiar a su
hermana.
Porque
ése es el verdadero poder de las letras: la capacidad de transmitir
emociones, sensaciones, vivencias, anhelos y sueños; también
miedos, decepciones, dolor e ira. Porque la vida no siempre es fácil
vivirla. A veces se nos hace cuesta arriba enfrentarnos a lo que nos
depara, desafiando nuestra comprensión y nuestra resiliencia. De ahí
que, aquellos que tenemos la gran suerte de poder escapar de todo lo
feo que nos rodea gracias al poder de las letras, agradezcamos
infinitamente el que siempre haya un libro nuevo por descubrir, o uno que ya hemos leído para regresar a él y hallar cobijo entre sus páginas.
Yo,
como autor autoeditado, sólo puedo darte las gracias, querida Rosa,
por haber confiado en mí y en mis historias. Me alegra haber podido
saber de primera mano, gracias a tu testimonio, que mis letras
consiguieron contigo su principal objetivo: entretener, divertir e
invitar a la reflexión.
Gracias,
Rosa.
Muchas gracias a ti, Pedro. Me han emocionado tus palabras y la referencia que haces a mi padre. Puede que ese sea el post en el que más me he dejado la piel y me he quedado en carne viva. Mi padre... todo un personaje.
ResponderEliminarYo tampoco recuerdo ya cómo nos conocimos, pero no recuerdo que fuera en MoonMagazine, donde empecé en el verano de 2016, por lo que veo, cerca de cuando tú lo dejaste. Creo que más bien el encuentro habrá sido en uno de esos blogs que ambos seguimos.
No creas que he olvidado tus otros libros. Es que tengo tal cantidad de cosas pendientes que me hace falta otra vida o días de treinta y seis horas.
Un beso enorme y muchísimas gracias de nuevo.
Hola, Rosa.
EliminarCelebro que te haya gustado. Como digo en el post, al leer tu escrito dedicado a tu padre lograste tocar una fibra en mí, pues me hizo acordarme de mi propia experiencia con mi padre y mi abuelo, ambos ya fallecidos. Recordé esas discusiones estúpidas, de las que te arrepientes una vez se te pasa el cabreo, y que ahora, con el trascurrir de los años, te parecen ridículas, y hacen que sonrías al rememorarlas. Porque las relaciones no son siempre lineales. Hay altibajos. Unas veces están en lo más alto y otras parecen atravesar el subsuelo. Lo importante es el balance final. Y cuando es positivo, celebras todos los momentos vividos junto a esas personas que ya no están.
Supongo que tienes razón. Lo más probable es que nos hayamos conocido por mediación de alguno de los blogs que ambos seguimos. Tenemos muchos amigos en común, y eso facilita los encuentros entre blogs.
Por mis otros libros no te preocupes. Una vez leí en un marcapáginas una frase muy bonita dedicada a los libros. Decía algo así como: "Un libro es como un amigo paciente que siempre espera a que lo abras". Como digo a menudo: ¡Hay tanto por leer y tan poco tiempo para hacerlo! : )
Te mando otro beso, y reiterarte mi agradecimiento por apostar por un autor autoeditado como yo. Gracias, Rosa.
Ya dicen que es de bien nacido ser agradecido.
ResponderEliminarSi fue un detalle que Rosa dedicara una de sus reseñas a tu libro, también lo es devolvérselo con tu agradecimiento público.
Como sabéis, yo os sigo a los dos desde hace tiempo y siempre es un placer leeros. Buenos escritores, buenos amigos y buenas personas. ¿Qué más puede perdirse? :)
Un fuerte abrazo para los dos.
Saludos, Josep.
EliminarPues, ¿sabes qué, Josep?, al leer la descripción que nos dedicas, y habiéndote tratado en estos cinco años de andadura bloguera, estoy en disposición de adjudicarte los mismos rasgos que nos concedes a Rosa y a mí: buen escritor, buen amigo y buena persona. Así que, ¡bienvenido al club, colega! : )
Un fuerte abrazo para ti también, Josep.
Y lo que me gustan este tipo de entradas, muchísimo, la verdad es que un montón. ¿Se nota por todas las veces que me he repetido? ;)
ResponderEliminarComo me alegra que se la dediques a Rosa. Se la merece con creces, siempre está allí, apoyando y dando cercanía, afecto sincero. Y es que de ella admiro muchas cosas, el compromiso, rigurosidad, amor por las letras, su generosidad y compañerismo. Se nota cuando alguien siente pasión por algo, y ella así nos lo demuestra en su blog. Creo que todos de alguna manera u otra nos hemos ido encontrando en este mundo, pero lo mejor no es eso, sino la permanencia, el cariño y el seguir. De eso se trata, de la continuidad, la base de todo lo duradero.
Un beso enorme a los dos, y a Josep Maria también, :)
Hola, Irene. : )
EliminarPse. Ven. Acércate. Déjame decirte algo al oído, así, en voz baja. A mí también me gustan este tipo de entradas. ¡Cómo no iban a gustarme, si se trata de agradecer públicamente a todas aquellas personas que hacen posible que siga editando libros! Además, me complace poder decir que tú también formas parte de este selecto club. De hecho, como mi memoria no es la que era, acabo de revisar todos los post de agradecimiento y, haciendo eso, se me ha ocurrido hacer un día de estos un post especial recordando todos esos nombres y enlazando a su correspondiente post. Apuntado queda. ; )
Me alegra ver el cariño que le profesas a Rosa. Y no sólo a Rosa, pues si hay algo que te distingue es tu generosidad y tu gentileza para con todos. Prueba de ello es la legión de lectores y lectoras que se pasan por tu blog y te dejan esos comentarios tan llenos de humanidad.
Querida Irene, te mando otro beso enorme para allá (confío en que no se congele por el camino). Celebro tenerte de vuelta. ; )