martes, 8 de septiembre de 2020

UN REPASITO A LA ACTUALIDAD

 

                                  Esperanza Gracia haciendo cosas raras con las manos


Hace unos días leía en prensa que, según un informe del Banco de España, los pensionistas reciben de media un 74% más de lo que cotizaron.

Supongo que se refieren a los políticos o cargos públicos. Siendo así, hasta poco me parece. Con sólo cotizar una legislatura ya tienen la pensión asegurada. ¡Y qué pensión, amigos! Nada de mileuristas ni mierdas de esas. Eso es para los mindundis.

Normal que alguno soltase lágrimas —de alegría, obviamente— el día que ocupó su sillón de diputado. Por dentro debía estar pensando: «¡Ostras, no me lo puedo creer, lo conseguí! Ya tengo la vida solucionada. ¡Pero qué lela es la gente, coño! Se creen todas las chorradas que suelta uno por esta boquita que Karl Marx me ha dado. Bendita ingenuidad, carajo».

También leo que Alemania, la todopoderosa Alemania, ese ejemplo de orden y eficacia, esa cuna de disciplina y autogestión, ese modelo de seriedad y rigor, ha registrado hasta 1.500 contagios por Covid19 en un día. Según el artículo, hacía tres meses que no sucedía algo parecido. ¡Y esto en Alemania!

¿Recordáis aquella teoría cargada de buenas intenciones que algunos iluminados soltaban por la tele en los primeros días de confinamiento y que auguraban que «de esta crisis vamos a salir todos reforzados, siendo mejores personas»? Y lo decían sin reírse, ojo. Lo decían en serio. Hasta con una tímida lagrimilla asomando por sus humedecidos ojos, supongo que emocionados por las bestiales audiencias que estaban logrando, con todo el mundo pegado a la pantalla del televisor, pendientes de sus chorradas.

Claro, luego empezaron las primeras concesiones. La primera fue dejar salir a los menores de 8 años acompañados por los padres, aunque manteniendo las distancias mínimas de seguridad con otros niños y otros padres. Y no había pasado ni una hora de aquello cuando Internet y los informativos de la tele se empezaron a llenar de imágenes con fotos donde se veían grupos de padres apelotonados alrededor de bancos de parque, fumando y riendo como si no hubiese un mañana, mientras los niños de unos y de otros se mezclaban, correteaban, se abrazaban, se reían y jugaban juntos y revueltos.

Luego fueron sucediéndose las distintas fases del desconfinamiento, hasta desembocar en esta «nueva normalidad», en la que los gobiernos se afanan por instaurar unas normas que ellos son los primeros en saltarse —aún no se me ha borrado la imagen de Bolsonaro, sin mascarilla y sin guardar distancia de seguridad ni leches, con un par, dándose un baño de masas en un aeropuerto de Brasil, llevado a hombros por un tipo que supongo que no tenía nada mejor que hacer en ese momento que cargar con ese menda lerenda—.

Todos los días los medios se hacen eco de conflictos aquí y allá, discusiones, peleas, amenazas, etc, entre gente que pasa de seguir las normas y se niegan a llevar mascarilla donde es preceptivo llevarla y gente que les recriminan su insolidaridad. Incluso gente que muerde en el culo al policía que la va a detener por incumplir la ley.

Mejores personas. Sí, ya. Como adivinos están a la altura de “eminencias” de la talla de Rappel y Esperanza Gracia.

Por cierto, hablando de esta última, ¿habéis visto esas promos en televisión protagonizadas por esta buena mujer y que suelen programar de madrugada? En esos vídeos, de una cutrez que tira de espaldas, sale esta “adivina” recitando: «Hola. Soy Esperanza Gracia. Si hay algo que te inquieta, te atormenta y te perturba...». Acompaña a esas frases de unos ridículos movimientos, podríamos decir ¿teatrales? Sí, teatrales. Pero de teatro del malo. A mí me dan una grima del quince. Y hasta del dieciséis. Fijaos si me dan grima.

Y sí, lo admito, todo en esa mujer “me inquieta, me atormenta y me perturba”. Por eso no le hago ni puto caso.

Más cositas.

Los medios se han hecho eco, eco, eco del escándalo del emérito. Todos los días, a todas horas y en todo tipo de programas —de información, de entretenimiento, de desinformación— ahí está el temita dando juego.

Pero oye, bien, sólo han tardado cuarenta años en destapar y denunciar las supuestas trapisondas del personaje. Lástima que a ninguna cadena se le haya ocurrido poner de banda sonora la famosa ranchera El rey, de Alejandro Lora Serna. ¿Recordáis la letra?


Con dinero y sin dinero

hago siempre lo que quiero

y mi palabra es la ley

No tengo trono ni reina

ni nadie que me comprenda

pero sigo siendo el rey

Repasando esta letra, creo que hay muchos más “reyes” que el emérito campando a sus anchas por este país nuestro —y cada día de más gente—. Sin ir más lejos, ahí tenemos lo ocurrido durante los mismos cuarenta años en ese “país pequeño de ahí arriba, en la esquinita del mapa”, como decía el “amigo” Pep Guardiola. Y debe ser un mal endémico de nuestro mapa genético, pues da igual que seas de derechas, de izquierdas, de centro, de arriba o de abajo, pues, al final, la única ideología que todos estos defienden es la del «dinero pa' mí, y maricón el último».

Si no fuese políticamente incorrecto, deberían usarlo como eslogan electoral: “El dinero pa' mí, y maricón el último”.

Por supuesto, cuando hablo de “incorrección política” me refiero a lo de decir la verdad, ya que es de dominio público y notorio que en primero de política el primer mandamiento es “no decir nunca, jamás, la verdad, así te maten”. El segundo mandamiento es “mentir sin que se te note”. Si cumples con esos dos preceptos, ya estás más que listo para hacer carrera en política.

Más cosas.

Sigo alucinando con la pasta que se están ahorrando en peluquería con el programa de Sonsoles Ónega. ¿Esta buena mujer sabe que hay peines, verdad?

También sigo alucinando —pero menos— con la mala educación mostrada por los tertulianos, invitados, presentadores y colaboradores que salen a diario en los programas de la tele. Se pisan entre ellos cuando hablan, se gritan, se insultan, se enfadan y se desenfadan, y compiten afanosamente por mostrar sin pudor su ignorancia supina en los temas que tratan —ahora resulta que todos son eminencias en epidemiología y se han sacado el título de microbiología entre anuncio y anuncio. Y eso que, a juzgar por lo que hablan, intuyo que la mayoría no aprobaría un examen de primero de la ESO—.

En fin, seguiré alucinando. Porque, la realidad siempre, siempre, siempre supera la mayor de las ficciones.



8 comentarios:

  1. A mí también me perturba, y mucho, todas esas burradas que nos tenemos que tragar, lo queramos o no, día tras día. Alguien dijo (y ahora veo que acertadamente, por mucho que me duela) que tenemos los políticos que nos merecemos. Y es que todo político (con alguna honrosísima excepción que no tengo el gusto de conocer) son un reflejo del ciudadano medio de a pie. Lo que ocurre es que a ellos se les nota más, por estar en "el candelabro", como dijo Sofía Mazagatos años ha. La erótica del poder debe ser muy real, y la pasta gansa que cobra un parlamentario o senador ya ni te cuento. Por lo que hacen... Por eso se dan tantos casos de políticos que causan baja de un partido pero no se quieren desprender de su escaño parlamentario. ¿A qué partido representarán ahora, digo yo? El caso es no perder el sueldo y los beneficios económicos colaterales. Y hay tantos y tantos excesos, empezando por los verbales...
    En más de una ocasión he pensado en exiliarme, pero, visto lo visto, no hay lugar en la tierra donde pudiera vivir tranquilo, pues hay tanta mierda aquí como en el extranjero, sino más.
    Un abrazo y gracias, amigo, por darme la oportunidad de explayarme a mis anchas. Y me he quedado muy corto, pues no quería que mi comentario superara la extensión de tu entrada.
    Podríamos decir aquello de "mal de muchos..."
    Un abrazo.

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    1. Todo cansa, amigo Josep. Y en mi caso noto que, a medida que voy cumpliendo años, más cansado y aburrido estoy de tragar mierda día sí y día también. El mundo no tiene solución. Llevamos cientos de miles de años dando por saco en este planeta y nada ha cambiado desde los tiempos en que vivíamos en cuevas y caminábamos encorvados. Quienes ostentan el poder siempre se las apañarán para someter al resto. De vez en cuando saldrá un iluminado ofreciéndose a cambiar las cosas, en hacer una redistribución más equitativa de la riqueza, y no tardas en darte cuenta que, en efecto, la riqueza se redistribuye, para beneficio del iluminado de turno y su entorno. Así ha pasado siempre y así seguirá pasando "ad eternum". Mejores personas. Anda, no me jodáis...

      Expláyate todo lo que quieras y te apetezca, amigo Josep. Que tampoco nos quiten eso, nuestro derecho a llamar a las cosas por su nombre y decir bien alto y claro: "¡Estoy hasta los coj... de todos vosotros!".

      Un abrazo, amigo.

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  2. Jobar, Pedro, menudo repasito, no has dejado títere con cabeza. ¡Qué bueno!
    Yo creo que de esta crisis solo saldrán más fuertes los que, padeciendo la enfermedad o sin síntomas, se hayan provisto de unos buenos anticuerpos contra el coronavirus; por lo demás... seguiremos igual o peor.
    A mí la señora esa de las adivinanzas, o de las adivinaciones, me pone muy nerviosa. Tienes razón, es ella la que perturba y además mogollón, me da un mal rollo...
    De lo del emérito se podrían cantar rancheras y hasta tangos, porque vaya con el campechanote, cómo se le vio, por fin, el plumero.
    En fin, que de todo lo que comentas, suscribo tus opiniones al cien por cien. Tus crónicas son más sustanciosas, interesante, y por supuesto divertidas, que cualquier editorial de un periódico. ¡Bravo!
    Un besote.

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    1. Saludos, ¡oh, diosa Kirke! ; )

      Y digo yo, tú que tienes cierta influencia en el Olimpo, ¿no podrías pedirle a Zeus o alguno de estos que lance unos cuantos rayos, así, como quien no quiere la cosa, y fulmine a unos cuantos capullos y capullas de los que nos hacen la vida imposible por aquí abajo? Total, unos rayitos de nada. ; )

      Personalmente, todos los adivinos y adivinas me dan grima. Entre otras cosas porque ninguno de ellos adivina una mierda. Se hinchan a ganar dinero a costa de la ignorancia y la desesperación de sus víctimas. Si tuviesen todas las respuestas concernientes al futuro, ¿para qué perder el tiempo con minucias pudiendo apostar por el número ganador del gordo de la lotería o el euromillón? ¡La de túnicas y clases de teatro que podrían pagarse con esa pasta gansa! :P

      De no ser por mi innato sentido del humor, hace tiempo que habría solicitado la baja de esta Humanidad (o Inhumanidad, según se mire).

      Un besote, amiga Kirke.

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  3. Hola Pedro. En un desvelo que tengo esta noche, resulta que trasteando por ahí he venido a parar a tu blog, y tengo que decirte que he pasado un rato estupendo leyéndote. Un buen humor el que gastas amenizando todo lo que tenemos tan presente en estos momentos, y desde luego totalmente de acuerdo con lo que expresas tan divinamente y que me ha hecho sonreír.
    Ha sido un placer.
    Un saludo.

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    1. Saludos, Elda.

      Por desgracia, conozco muy bien los perversos efectos del insomnio. Muchas de las cosas que he escrito a lo largo de mi vida han surgido fruto de esas largas noches en que el sueño se muestra esquivo conmigo, como la suerte en los concursos literarios en los que me he presentado. En fin.

      Me alegra que mis letras hayan conseguido hacerte pasar un rato agradable. Precisamente esa, la de hacer pasar un rato agradable, suele ser una de mis premisas a la hora de darle a la tecla. Bastante amargura y mal rollo hay en el mundo que nos rodea como para seguir insistiendo en ello. De ahí que procure teñirlo todo con unas gotitas de buen humor y un pelín de mala leche, ingredientes básicos para que el guiso resultante adquiera un sabor agradable.

      Celebro haberte tenido por aquí, aunque sea a costa de tan desagradable "polizón", que en esas noches en que uno ya no sabe qué más hacer para poder cerrar los ojos y que el sueño nos invada, se nos pega a la chepa y no hay manera de quitárnoslo de encima.

      Un saludo. Y gracias por la visita y el comentario.

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  4. Cuando se decía aquello de que de esta crisis sanitaria saldríamos siendo mejores personas yo tampoco me reí. Fui fiel a la frase de Aute "te juro que si no fuera tan triste sería imperdonable no reírse". pero es que era tan triste... como se ha visto. ¿Mejores? ¿Más solidarios? Cada uno a lo suyo, y si contagio a los demás que se j...n.
    No conocía a la señora de las adivinanzas. Ya me lo dice mi madre, que tanta lectura y tanto ordenador me están atrofiando la mente y luego veo la tele con ella y me tiene que explicar quién es cada cual porque no me entero. A ver si me suben la pensión y me dedico a culturizarme. Como diría mi amigo Paco Gómez Escribano "No somos ná".
    Un beso.

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    1. Sabía de la estupidez del género humano. Yo mismo he sufrido en mis carnes los efectos de la estupidez, pues nadie está exento de cometer estupideces en la vida. Pero, como todo, hay límites que no se deben traspasar. Y uno de esos límites debería fijarse cuando pones en riesgo tu vida o la vida de los demás. Hablo de hacerse selfies en lugares o posiciones excesivamente arriesgadas que te pueden costar la vida, en cruzar el Cañón del Colorado con una pértiga a través de una cuerda de acero, en escalar un edificio por la fachada como hace el chiflado ese que llaman "hombre araña" (supongo que el día que se caiga al vacío y se haga mierda en el suelo lo llamarán el "hombre papilla") o en montar fiestorros en plena pandemia y cuando un reportero se te acerca a preguntarte por las víctimas del Covid19 digas a cámara: "A mí los muertos me dan igual". Claro que sí, hombre. Tú eres un tío joven, y ya sabemos qe los jóvenes son inmortales, ya que nunca, nunca, jamás en la historia de la humanidad ha muerto nadie de menos de 30 años. Y si te dicen lo contrario no les creas. Seguro que es para meterte miedo. Cosas de puretas. Así que tú, a lo tuyo, a seguir haciendo el gamba como si no hubiera un mañana. Y si por tu ignorancia matas a tu abuelo o a tus padres, ¡que les den! La culpa es suya por dejar de ser jóvenes y renunciar a su inmortalidad.

      Si no conoces a Esperanza Gracia, sinceramente, no te pierdes nada. Es una charlatana, como todos los adivinos, que se dedica a estafar y a mentir por un puñado de billetes diciéndote lo que quieres escuchar. Más o menos como un portavoz del Gobierno de turno. ; )

      Un beso, Rosa.

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