martes, 2 de octubre de 2018

¡EL QUE FALTABA PARA EL DURO!

Damas y caballeros, con ustedes: mi blog


Hombre, hombre, hombre...
Blog, blog, blog...
Vale, y ahora que ya hemos reconocido nuestras respectivas naturalezas, ¿se puede saber porqué no me has avisado de tu vuelta al mundo bloguero?
No sabía que tuviese que avisarte. Siempre he dado por hecho que, al ser tú mi vehículo para dirigirme a mis lectores, automáticamente estarías al tanto de mis actividades blogueras.
¿Vehículo? ¿Me has llamado vehículo?
Sí.
¿Qué pasa? ¿Ahora soy un puto utilitario?
Yo diría más bien una furgona. Has engordado. Se ve que la inactividad te ha hecho coger unos kilitos de más.
¿Te estás quedando conmigo?
Para nada. Estás gordo. Deberías hacer algo de ejercicio, y abandonar esa vida sedentaria que te mata lentamente.
Mira chaval, si has venido aquí a insultarme desde ya te digo que te puedes ir largando por donde has venido.
Ok. Sin problema. De hecho, ya estoy pensando en crear otro blog. Algo más profesional, más orientado a mi carrera literaria.
Para el carro. ¿En serio estás pensando en crear otro blog?
Así es.
¿Y qué pasa conmigo?
Voy a ser claro contigo. Mira, blog, yo ya estoy en un punto de mi vida en que no estoy dispuesto a aguantarle mierdas a nadie, y eso incluye a un blog arrogante y malcriado que se cree más de lo que realmente es. Te he consentido demasiado. Fallo mío. Lo admito. Pero todo tiene un tiempo, y mi tiempo de aguantar gilipolleces ha pasado. Estoy a punto de publicar mi tercer libro, y después de eso tengo un par de proyectos a los que tengo muchas ganas de meterle mano. Con esto te quiero decir que no pienso desviarme ni un milímetro de mis próximos objetivos, que exigirán de mí el 100% de compromiso, y eso excluye de la ecuación el mantener una relación de tirantez con un simple blog.
¿Eso soy para ti? ¿Un simple blog?
¿A qué viene ese gimoteo? No pensarás echarte a llorar...
Yo no estoy llorando...
¿Ah, no? Pues yo diría que sí.
¡No estoy llorando! Buaaaaaaaah....
Ains. Criaturita. ¿Ves como sí estás llorando?
Es que...es que...tú...
Bebe un poco de agua, anda. Y tranquilízate. Me incomoda verte gimoteando como un niño de cinco años al que sus padres le niegan un capricho.
¡Tú me has hecho llorar...! Tú eres el culpable...tú...
Vaya, vaya, vaya. Por lo que veo en tu código HTLM ya no observo ni una pizca de esa arrogancia tuya tan molesta e irritante. Nada como un baño de realidad para bajarle los humos a un capullo.
Eso. Regodéate en tu victoria.
Si se tratase de otro sujeto, te aseguro que no me regodearía en absoluto. Sentiría lástima. Pero tratándose de ti, me regodeo. Por supuesto que me regodeo. Me regodeo y me vuelvo a regodear; una y mil veces.
¿Y eso porqué?
Porque eres altivo, y contestón, e irritante. Condenadamente irritante. Y no soporto a la gente altiva y contestona. Me irritan.
Vale. Admito que he sido un poco capullo contigo.
¿Un poco?
Vaaaale. He sido un capullo integral.
Está bien. Continúa...
Pero es mi carácter. Créeme, no lo hago con maldad. Soy así. Es mi naturaleza.
Así que está en tu naturaleza ser un capullo integral.
Así es.
Y esa es razón suficiente como para que quienes te rodean o tratan contigo se vean obligados a reírte las gracias. ¿No es eso?
Supongo.
Es decir, que tú y los capullos como tú os creéis con derecho a condicionar la vida de quienes os rodean. Como si fueseis dioses o jefes, o una de esas parejas acaparadoras y celosamente posesivas que te dicen cómo debes vestir, qué perfume o colonia debes usar, a quién puedes ver y a quién no, a qué debes dedicar tu tiempo libre y mil cosas más.
Visto así sé que puede sonar un poco arrogante.
Te lo repito: a estas alturas de mi vida nada ni nadie va a condicionarme. No me gusta reírle las gracias a gente que no me resulta graciosa, ni seguirle el juego a gente —o blogs— cuyo respeto no se han ganado; tampoco me gusta que nadie me diga qué, cuándo o cómo debo hacer las cosas; sobre todo si yo no he pedido su opinión.
¿Crees que lo sabes todo?
En absoluto. Sé lo que sé. Y lo que no sé no me importa preguntarlo. Y cuando tengo dudas —que las tengo, como todo el mundo—, no me importa pedir opinión a quién creo que sabe más que yo, o a alguien a quien respete, o a quien crea que puede aportar una visión que me enriquezca o me proporcione una amplitud de miras. En ese sentido no he perdido mi humildad, ni mis ganas de aprender.
¿Entonces?
Hay una sutil diferencia entre aceptar la opinión de alguien a quien respetas y admiras, y que sabes que lo hace porque también te respeta a ti, y tragarte la opinión de alguien que sólo pretende quedar siempre por encima de ti y hacerte ver lo listo o lista que es él o ella y lo tonto o estúpido que eres tú.
No lo entiendo.
Es lo que tiene ser un listillo. Estás tan centrado en quedar siempre por encima de los demás que te muestras incapaz de “escuchar”. Quien siempre habla jamás escucha.
Menudo repaso me estás dando.
Totalmente merecido.
Yo sólo quería picarte un poco. Ya sabes cómo soy. Me conoces mejor que nadie. Tú me creaste.
Cierto. Pero un día decidiste traspasar ciertos límites. Y conmigo, cuando se traspasan ciertos límites, hay que asumir las consecuencias.
¿Y qué me dices de tu famoso sentido del humor?
Mi sentido del humor sigue intacto. Que tenga sentido del humor no significa que me deje avasallar, ni intimidar; ni que permita gilipolleces de nadie.
Vale. Te pido perdón. He metido la pata hasta el fondo. Me he pasado de la raya. Lo siento, ¿vale? Creía que entre nosotros se había establecido un vínculo que iba más allá del que se le supone a un bloguero y su blog. No sé. Pensaba que éramos amigos. Y los amigos a veces se pican, y se gastan bromas entre ellos, ya sabes...
¿Te refieres a bromas como la que te acabo de gastar?
¿Perdón?
Tendrías que ver la interfaz que has puesto. Parecías un niño asustado en presencia de su padre cabreado. Pardillo.
¡Serás mamón!
Donde las dan, las toman. Y ahora, dime qué quieres. Iba en serio lo que te dije que tengo muchas cosas que hacer.
Jajajaja. Eres la leche. ¡Cuánto te he echado de menos, mamonazo!
Y yo a ti.
Pues nada. Sólo quería saber cómo estabas, qué tal ha sido el recibimiento entre tus seguidores tras tantos meses de ausencia.
¿Cómo estoy? Muy liado, trabajando a tope, pero bien. El recibimiento ha sido mejor del que me esperaba, la verdad. Con alguna agradable sorpresa, y la constatación de un hecho: algo has debido hacer bien todos estos años para que notes el cariño y el afecto de la gente que se alegra de tu regreso.
¿Y cómo van tus proyectos?
A velocidad de crucero. Ya me conoces, y sabes que no me gusta hacer nada con prisas. He trabajado muy duro para que este nuevo libro sea el colofón perfecto a esta maravillosa aventura que ha supuesto para mí la trilogía Absurdamente. De los tres libros de la colección, éste ha sido el que más me ha costado sacar adelante.
¿Y eso?
Pronto haré un post especial en el que hablaré de todo lo que ha rodeado su gestación.
¿Prometido?
Tienes mi palabra.
Oye, pues, bienvenido.
Gracias. Y ahora, a trabajar. Aún hay mucho por hacer.
A sus órdenes, jefe.






8 comentarios:

  1. Oye, oye… blog, blog ¡Manifiéstate! Ahora que Pedro está un poco liado con sus cosas, y no está muy pendiente de nosotros te digo que no le hagas ningún caso, las familias se gastan bromas, pero eso es la confianza y el cariño.
    Y no te preocupes que no me he reído, bueno un poco sí, tampoco voy a engañarte. Pero poco, :)

    Qué lastimita Pedro, ja, ja, ja ¿Cómo lo amenazas así? Hasta yo he creído que ibas a cerrar el blog. Muy mal, muy pero que muy mal.

    Un beso a los dos, y reconciliaos a la de ya.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Vaya, vaya, así que hablando con mi blog a mis espaldas, ¿eh? No me esperaba esto de ti, querida Irene. Y encima, ¿son cosas mías o he notado una cierta complicidad entre vosotros? Pues para que lo sepas: mi blog no es de fiar. Y esto te lo digo por el aprecio que te tengo. Me dolería que mi blog te hiciese una trastada de las suyas. Le conozco, y sé de lo que es capaz. Luego se arrodillará ante ti, se deshará en disculpas, te rogará que lo perdones y bla, bla, bla. Pero, ¿sabes qué? Todo teatro. Puro teatro. Así que, advertida quedas.

      ¿Por qué las buenas chicas se sienten siempre atraídas por los capullos? Es algo que no me entra en la cabeza. :/

      Un beso, Irene. ; )

      Eliminar
  2. Debo reconocer que a medida que iba leyendo mi habitual color pálido mutaba a transparencia a la vez que una creciente humedad ocular casi me impide leer tan magnífico desenlace.
    Como dice Irene: mal, muy mal, Sr. Fabelo ;))))))

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿También vos, Milord? No, si al final va a resultar que el capullo de mi blog cuenta con más afectos entre quienes se pasan por este rinconcito que yo mismo. Hay que jod...fastidiarse. Grrrrr.

      ¿Será verdad eso que dicen que los canallas proyectan un encanto del que la buena gente carecemos, por sosos y aburridos? Da que pensar. Igual debería plantearme el cambiar de actitud. ¿Será demasiado tarde?

      Con todo, le agradezco su gentil visita, Milord. Un abrazo, Don José. : )

      Eliminar
  3. Pedrooooooo! Vaya cabreo que has pillado con tu blog; seguro que te levantaste con el pie izquierdo. Jeje
    Bloggggggggg! No le hagas caso, ya sabes eso de: "Perro ladrador poco mordedor"; además con el corazón que tiene es imposible que te haga el menor daño. Solo son ganas de desahogarse por algo que lo ha alterado. Tú como si nada...
    Me he permitido llamarte a gritos, porque es la costumbre que tenemos Pedro y yo.
    Los dos me hacéis reir y ambos os necesitáis, así que haced las paces que todo irá mejor. ¿Entendido?
    Abrazos a repartir de Ana y Vilmaaaaaaa!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Ana. Soy el blog de este tío. Te pido humildemente disculpas por nuestro lamentable comportamiento. Deberíamos ser más cautelosos y delimitar nuestras agrias discusiones al ámbito de lo privado, y no estar dando este tipo de espectáculos tan bochornosos a la vista de todo el mundo. Lo siento.

      Bueno, ¿y tú qué, Pedro? ¿No tienes nada más que añadir?
      -Sí. ¡Vete a la mierda!
      ¿Es que no has leído lo que acabo de escribirle a esta buena mujer?
      -Sí.
      ¿Y?
      -Insisto. ¡Vete a la mierda!
      Desde luego, qué poco respeto y consideración demuestras hacia quienes te leen. Deberías replantearte tu conducta de aquí en...
      -¿A que te borro?
      Vale, vale. Ya me callo.


      Por cierto: abrazos, Ana. Soy Pedro. : )

      Eliminar
  4. Quizás prefieras este comentario... al otro que te escribí
    Me encanta como sos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajajaja Cualquier comentario es siempre bienvenido a este blog, Mucha. : )

      Un saludo.

      Eliminar