martes, 25 de septiembre de 2018

GRACIAS, ALICIA GONZÁLEZ (Y A TU HIJO)



Este año (2018) me mantuve ausente del blog y las redes sociales durante casi cinco meses. Suficiente como para ganarme a pulso el olvido entre la gente que seguía mis publicaciones en el blog y que, de algún modo, se sintieron decepcionadas al no ver ninguna actualización en todo ese tiempo.
Lo confieso: temí que mi regreso fuese un sonoro fracaso, una especie de grito en el desierto ante una audiencia inexistente.
Sin embargo, he de decir que la respuesta de los lectores y visitantes del blog fue realmente esperanzadora. Muchos no sólo no me habían olvidado, sino que se alegraban de verdad por mi regreso.
Recibí muchos mensajes de apoyo y bienvenida. Algunos públicos, mediante comentarios en el blog; otros privados, a través de e-mails; y otros en mensajes insertados en alguna de las publicaciones que yo mismo había subido a las comunidades de Google Plus que tengo añadidas a mi perfil de usuario.
Uno de esos mensajes decía lo siguiente: «Un placer leerte de vuelta, Pedro Fabelo. Espero que tu libro entre pronto en aguas mediterráneas y tengamos noticias de él. Un abrazo fuerte».
El mensaje lo firmaba Alicia González.
Yo recordaba a una lectora del mismo nombre con la que había tenido mucho trato en los inicios del blog, allá por 2014 ó 2015, hasta el punto de que esa misma lectora acabó adquiriendo un ejemplar de mi primer libro de relatos.
Mi duda estaba en saber si se trataba de la misma Alicia o era otra persona. La duda venía a cuento porque había cambiado el avatar de su perfil, y eso me causaba confusión. Y como no me parecía justo limitarme a dar las gracias a alguien confundiéndola con otra persona, decidí asegurarme antes. Así que le escribí un mensaje preguntándole si era la Alicia que yo conocía de aquellos primeros tiempos del blog. Su respuesta no se hizo esperar: «Síiiiiiii. Soy yo».
Su confirmación dio pie a que le escribiese en privado, a fin de brindarle la oportunidad —como hago siempre— de, si lo deseaba, hacerme llegar sus impresiones acerca de la lectura de mi libro, además de una foto que colgaría en la galería de AMIGOS Y LECTORES que tengo habilitada en el blog.
Del intercambio de correos que vino después surgió su compromiso de hacerme llegar unas líneas y una foto.
A los pocos días, me llegó el texto prometido:

«Hola, Pedro.
Tuve tu libro más tiempo del que se merecía aguardando el momento propicio para leerlo, hasta que una frase en él me hizo ver que había estado equivocada. Tenía que haberlo metido en el bolso y llevarlo a todas partes para evitar esas “conversaciones de sala de espera”.
Por cierto, el relato de los abuelos por ver quién se moría más y mejor me acompaña en cada conversación —de abuelos y no tan abuelos— con toda esa gente que te encuentras en las salas de espera de los Centros de Salud o los hospitales, retándose los unos a los otros por ver quién tiene la “dolencia” más grave y está peor de lo suyo.
El de Tarzán ni te cuento; y el de la pareja que se “manda al fresco” después de discutir por ver quién de los dos quería más a quién, de verdad, no tiene precio.
Te digo más: tu libro está plagado de relatos que lees y te da el golpe de risa sin que lo puedas evitar. Pero quizás lo más interesante, y fascinante, es darte cuenta que a la vuelta de la esquina tienes a todos tus personajes cobrando vida ante tus narices. Increíble pero cierto.
¿Y qué me dices del cuento del “aterrizaje lunar”? Jajajajaja
Me gustó mucho tu libro, de verdad de la buena, y es cierto que te debo la foto. En cuanto mi fotógrafo personal —mi hijo de quince tacos— me haga un hueco en su apretada agenda —ayer le dije que tenía que currarse una foto para tu blog—, nos ponemos a ello y te la hago llegar.
Para mí también ha sido un placer leerte de nuevo, y saber por ti que sigues con tus proyectos.
Te deseo el mayor de los éxitos, y que algún día no muy lejano nos informes de tus firmas de libros por las librerías de muuuuchas ciudades”.

A los pocos días, recibí un nuevo correo con el siguiente texto:

«Hola, Pedro.
Te agradezco muchísimo el detalle de subir la foto al blog. Si te la hubiese enviado allá por 2015, seguro que no habría tenido ni la cuarta parte de disparate, ilusión y risas que lleva impresa en píxeles ocultos esta que te hago llegar adjunta al presente correo. Todo sucede por alguna razón, ¿no?
Ayer tuve la tarde libre y le dije a mi hijo: “Échate la cámara a cuestas que tenemos un trabajo importante que hacer”.
Se comió el coco un rato, hasta que dijo: “¡Lo tengo! El libro tiene que levitar”. A lo que yo respondí: “Ok. Levítalo pues. A ver cómo conseguimos hacer magia y que todos los personajes de Pedro no salgan volando con la “levantera” que está cayendo.
El caso es que aquí tienes el resultado. Los dos —modelo y fotógrafo— esperamos con mucha ilusión que te guste. Por cierto, para tu tranquilidad, te confirmo que todos tus personajes volvieron a casa sanos y salvos. Palabra».

Y aquí tenéis la foto que Alicia y su hijo me hicieron llegar:


Al verla, lo primero que pensé fue: «Mi libro está tan contento por la espectacular acogida que cosecha allá por donde va, que hasta levita de puro gozo».

Y ahora en serio.
Yo, ya lo he dicho muchas veces, no me canso de agradecer vuestra complicidad para con este proyecto que llevo años construyendo. Constatar de primera mano el cariño y la generosidad con la que acogéis mi trabajo es de lo mejorcito de este oficio, tan ingrato a veces.
Atrás, muy atrás, quedan las horas de soledad, de duro trabajo y dedicación casi enfermiza; la frustración que te provoca el hecho de no saber cómo continuar o rematar una historia o idea que llevas macerando en tu sesera durante semanas, cuando no meses, e incluso años.
Todo eso queda más que compensado cuando alguien que te ha leído te dice: «Tío, me encanta como escribes».
Por todo ello, sólo tengo palabras de agradecimiento y gratitud hacia todos los que, demostrando generosidad, adquirís cualquiera de mis libros.
Mil gracias.

Un abrazo, a todos y todas.



7 comentarios:

  1. Es que te lo mereces, Pedro.
    Tú y tus libros, (bueno, ellos más) ;)
    Me alegro mucho y espero que tengas miles de entradas como está, para que todos podamos disfrutarlas y entusiasmarnos de tus logros.
    Un beso para ambos, y para el encargado de la foto otro todavía más sonoro.

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    1. Gracias, Irene.
      Nos ha encantado ver el post de Pedro y la foto, la hicimos con mucha ilusión y cariño y como le dije a Pedro... nos hizo pasar un rato fantástico. Le digo al fotógrafo luego que lea el comentario y le hago llegar el beso de tu parte.
      Otro para ti.
      Un abrazo.

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    2. ¡¡¿Cómooooo?!! ¿Así que piensas que mis libros se merecen el reconocimiento más que yo? ¿Es que acaso se han escrito solos? ¿Y quién los ha corregido, maquetado, diseñado, y los ha ido a buscar a la salida del cole todos los días? ¿Y quién les ha preparado el desayuno por las mañanas y la merienda al salir de clases, con sandwiches de queso de ese de untar (de la marca blanca, claro, porque el de marca es muy caro)? ¿Y quién te piensas que los ha arropado por las noches antes de dormir, y se ha levantado de madrugada cuando alguno de ellos gritaba de miedo movido por alguna horrible pesadilla? ¿eh? ¿Quién ha hecho todo eso? ¡Pues yo, querida Irene! ¡Yo he hecho todo eso! ¿Y sabes porqué lo he hecho? Pues porque mis libros son como los hijos que nunca tendré.

      Que sepas que me ha dolido leer tu comentario. Casi tanto como leer el libro de Belén Esteban. ¡Y yo que pensaba que te caía simpático! ¡Qué decepción, querida Irene, qué decepción! :P

      Mira, para que veas que no soy rencoroso, te mando un beso de vuelta. ¡Con lo buena chica que me parecías...! ¡Para que luego te fíes de las apariencias!...

      Snif.

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  2. Gracias, Pedro!
    Qué ilusión ver el post y la foto.
    Nos ha encantado! Aunque ya te lo he puesto en otros comentarios no podía dejar de escribirte aquí también.
    Gracias por el detalle de compartir la foto y el post.
    Espero que sean muchos los lectores que día a día se sumen a esta iniciativa y conozcan a todos los personajes que están esperando ser leídos. Espero tambien que esa idea "loca" de tu taxista en Nueva York se haga realidad y consiga dejar el taxi tanto días laborables como fines de semana para poder dedicarse única y exclusivamente a vivir de escribir.
    Un abrazo muy muy fuerte.

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    1. Gracias a ti, Alicia. Y a tu hijo. De verdad.

      Cuando en 2014 me lancé a esta loca aventura de crear un blog en Internet, lo hice movido por un poderoso sentimiento de frustración. Me sentía frustrado por el rechazo editorial, y por el hecho de ver cómo mis escritos, aquellos que llevaba años y años trabajando en silencio, perecían escondidos en oscuros cajones y entre los surcos del disco duro de mi ordenador. Hasta que por fin me decidí a intentarlo.

      Me llevó muchos meses de duro trabajo hacerme un hueco en las preferencias de los lectores, lo que me animó a lanzarme a la aventura, aún más arriesgada, de autoeditar mi primer libro de relatos. Aquel libro supuso el colofón de muchos años de duro trabajo. Y empezó a venderse. Y no sólo se vendía, sino que empecé a recibir un poderoso feedback de mis lectores. Y digo "poderoso", porque ese feedback me ha permitido seguir creyendo que, con trabajo, ilusión, dedicación y empeño, se pueden conseguir muchas cosas.

      Me das las gracias por compartir la foto y el post. Y te lo agradezco. Pero, para ser justos, debo ser yo quien os dé las gracias a vosotros. A todos vosotros. Sin vosotros, que compráis mis libros y apostáis por una manera de hacer y entender el humor literario, lo más probable es que yo hace tiempo que hubiese tirado la toalla, como se dice vulgarmente. Vosotros sois parte importante de este proceso. De ahí que me siga esforzando al máximo para no defraudaros, y que sigáis pensando que valió la pena invertir dinero en un autor al que no conoce ni el Tato.

      ¡Qué recuerdos me trae ese "Diario de un taxista en Nueva York"! Me viene al pelo recordar las dos frases con las que cerraba esa pieza, y que decían: "No creo que hoy en día se pueda vivir exclusivamente de la literatura. Hay que estar muy loco para creer algo así. ¿O no?".

      Un abrazo fuerte para ti también, Alicia. Gracias por sumarte a esta iniciativa. Ah, y vuestra foto, ya está en la galería de LECTORES Y AMIGOS. Como debe ser. : )

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  3. Los viejos rockeros nunca mueren, amigo, jajaja.
    Vale, vale, ya sé que todavía eres un pimpollo, pero valga el símil. ¡Cuántas bandas han vuelto a los escenarios después de muchos años de ausencia y se las recibe con los brazos, y oídos, abiertos! Pues tu ausencia no hizo más que incrementar nuestras ganas por leerte de nuevo, jeje.
    Un abrazo, Pedro.

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    1. Bien dicho, Josep. Los viejos rockeros nunca mueren, lo diga Miguel Ríos o Sebastián Palomero (que no tengo ni idea de quién es).

      Agradezco que me consideres un "pimpollo". Mi DNI dice lo contrario. Y también mis articulaciones. Pero, ¡qué sabrán ellos! Lo importante es cómo me siento por dentro. Y por dentro me siento y no me levanto, porque soy un vago. :P

      Doblemente agradecido por tus palabras de apoyo, Josep. Gracias a Groucho aún cuento con un irreductible grupo de amigos y lectores que soportan con admirable estoicismo mis ausencias. Me cargáis de argumentos para seguir asomando la nariz por esta jungla de Internet. Y os lo agradezco. : )

      Un abrazo, Josep.

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