Para leer la primera parte pincha aquí.
La semana pasada nos habíamos quedado justo en el primer corte publicitario de la entrevista que le hicieron a Frank Zappa en el programa FREEMAN REPORT en octubre de 1981.
Al regreso de la publicidad, la entrevistadora, Sandy Freeman, retoma la entrevista con la siguiente introducción:
—Bienvenidos de nuevo. Mi invitado de esta noche es Frank Zappa. De él se ha dicho que es una mente muy abierta, y que con su música pretende crear mordaces comentarios sociales. Y, honestamente, creo que en esta primera parte de la entrevista me he podido dar cuenta.
Si bien en este segmento la entrevistadora parece mostrar una cierta admiración por el personaje, o eso al menos es lo que yo percibo, Zappa no parece fiarse, y prefiere mantener una cierta distancia. Como no la conozco ni sé de su trayectoria personal o profesional, no estoy en posición de asegurar nada, si bien, al menos por lo visto hasta aquí, en ningún momento se ha mostrado hostil, ni ha intentado situarse en una posición de superioridad moral o intelectual en relación al invitado, algo que sí suele ser moneda de cambio en nuestro país, lo cual me irrita sobremanera —no daré nombres. No hace falta. Además, seguro que cada uno de vosotros le pondrá nombre y apellidos al “profesional” de turno, dependiendo de la ideología de cada cual. Yo, como carezco de ideología, no tengo reparos en meterlos a todos en el mismo saco—.
Volviendo a la entrevista, a Zappa le recuerdan la agria polémica que generó en su momento una de sus canciones, titulada Jewish princess —incluida en su magnífico álbum Sheik Yerbouti, uno de los primeros discos de Zappa que escuché siendo un adolescente—. Por esa canción, que trata sobre una “princesa judía”, se le llegó a acusar de antisemita. No conviene olvidar que la comunidad judía es muy poderosa en todo el mundo anglosajón, y especialmente poderosa en el mundo del espectáculo.
Zappa, que no se calla una, atribuye la “agria polémica” a “un grupo muy minoritario, aunque especialmente ruidoso” a los que los medios enseguida dieron eco “porque les encanta todo lo que suene antisemita, ya que eso produce muchos dividendos”. Al pan pan y al vino vino.
Me pregunto qué pensaría Zappa de esta ola de ofendiditos que parecen abundar últimamente como las setas en un bosque permanentemente bañado por la lluvia. Supongo que, como hizo siempre, se pasaría su opinión por el forro, que es lo que se debe hacer si como artista pretendes salvaguardar tu integridad artística, algo con lo que yo estoy total y absolutamente de acuerdo. Si eres artista, y pretendes crear arte, no puedes permitir, bajo ningún concepto, que nada ni nadie coarte tu libertad creativa. Lo creo, lo defiendo y lo defenderé siempre.
La entrevistadora, una vez que Zappa ha puesto sobre la mesa su punto de vista en relación a esos “grupos minoritarios aunque ruidosos” que parecen ver en él “un elemento subversivo y potencialmente peligroso”, decide incidir en este tema.
—¿Te molesta cuando alguien objeta algo sobre alguna de tus canciones?
—Bueno, déjame que te diga algo sobre el tipo de objeciones que se suelen hacer contra mis canciones y el tipo de gente que objeta. Normalmente son asociaciones que se dedican a ello de manera profesional, me refiero a lo de objetar. Entonces un día alguien llama a una emisora de radio para quejarse de una sola palabra que aparece en una de mis canciones, y los gritos van directos a la FCC —imagino que se trata de alguna organización en defensa de la audiencia o algo así—. En lugar de que la emisora en cuestión calcule el número de gente que en ese momento está escuchando la radio y que sí le está gustando lo que escuchan, mi canción, le dan más importancia a la única persona que ha llamado para quejarse. Entonces al dueño de la emisora le entra el pánico y decide sacar mi canción de antena y vetarla.
Aunque aquí la entrevistadora intenta justificar la posición de la emisora, con el argumento un tanto maniqueo de “es normal que la gente reaccione mal ante las cosas negativas”, Zappa replica con un contundente:
—¿Entonces sólo podemos dar buenas noticias en la radio y la televisión, para evitar que alguien se sienta mal?
Aquí Zappa se muestra especialmente brillante, pues replica con argumentos, sin exaltaciones ni subidas de tono, lo cual refuerza su postura.
La semana pasada decía que me asombraba que esta entrevista se hubiese realizado en 1981, pues trata temas muy actuales hoy día, en 2020, veintisiete años más tarde. ¿Os imagináis lo que habría pensado Zappa de esta perversa corriente de lo “políticamente correcto” que parecer regir nuestras vidas de un tiempo a esta parte?
Más adelante, la entrevistadora pregunta a Zappa:
—¿Qué es lo que te enoja realmente?
A lo que Zappa replica:
—Me enoja muchísimo la exaltación de la ignorancia. Le contaba a una persona hace un rato que los científicos pensaban que el hidrógeno es el bloque principal sobre el que el Universo está construido, ya que es muy prevalente. Pero yo creo que el bloque principal del Universo es la estupidez, porque hay más estupidez que hidrógeno.
Esta frase, que había leído hace años en un libro dedicado a Zappa, me gustó tanto que decidí incluirla en mi primer libro de relatos: Absurdamente. Antología del absurdo Vol.I —¡Toma publicidad encubierta! ¡Qué demonios!, para eso tiene uno un blog, ¿o no?—.
A propósito de la ignorancia, la entrevistadora quiere indagar un poco más en el tema y pregunta a Zappa dónde ve él esa ignorancia de la que habla.
—En la mayor parte de la música pop que se graba, se empaqueta y se vende hoy en día, en la mayoría de las películas, los anuncios publicitarios, y también en las escuelas...
—¿En las escuelas? —pregunta con asombro la entrevistadora—. ¿Cómo que en las escuelas?
—Las escuelas preparan a la gente para ser ignorante “con estilo”. Te dan el equipamiento necesario para ser un “ignorante funcional”. Las escuelas americanas no te equipan para lidiar con cosas como la lógica, ni te proporcionan el criterio para juzgar por ti mismo entre lo bueno o lo malo según cual sea la forma en que se plantee. Te preparan para ser una víctima utilizable para el complejo industrial-militar que necesita gente trabajando. Mientras sólo seas lo suficientemente inteligente para hacer un trabajo y lo suficientemente tonto para tragarte lo que te dan de comer, tú vas a estar bien. Pero si vas más allá de eso vas a tener problemas, que te provocarán dolores estomacales y dolores de cabeza. Yo creo que las escuelas, de una manera mecánica y específica, tratan de cortar cualquier indicio de pensamiento creativo de los niños que están creciendo.
—Bueno, ¿y cuál crees que es la alternativa para los padres que estén de acuerdo contigo?
—Recuerda que la escuela no es el único sitio donde el niño puede ser educado. Si coincides conmigo en que las escuelas hacen daño tú debes de darle herramientas en casa, para que tu hijo pueda contrastar con lo que le enseñan en la escuela.
—¿Animarlos a ser creativos?
—Animarlos a que lean otras cosas, aparte de lo que la escuela te da. Animarlos a que vean otras cosas en la televisión, no sólo dibujos animados, porque no creo que todo lo que programan en la tele está mal. Algunas cosas son realmente útiles. Y darles tu apoyo. Hacerles ver que tú, como padre, quieres que sean inteligentes, no sólo que tengan éxito en la vida, o que sean “una personita buena”. Enséñales que quieres que desarrollen su sistema de pensamiento.
—¿Y crees que los chicos deben tener estructura y disciplina?
—Sí. Absolutamente. Porque, a no ser que uno no contacte con cualquier forma de disciplina y vea cómo funciona, y se convenza a sí mismo de ello, van a tener muchos problemas cuando tengan contacto con el “mundo real”. La mejor manera de gestionarse en la vida sería la autodisciplina, pero si nadie te da un ejemplo de ello uno no sabrá por sí mismo qué es la disciplina y qué beneficios te aporta, y eso desembocará en que sea otro quien trate de “influenciarte”, bien sea tu formador, tu jefe o lo que sea, que te tendrá que dar un capón para que hagas algo. En cambio, si sabes lo que significa la disciplina, sabrás lo que tienes que hacer, hacerlo en el tiempo estipulado, y hacerlo bien.
A partir de aquí, la entrevistadora se muestra interesada en saber cómo educa Zappa a sus hijos —tuvo cuatro—. Y Zappa, no sé si en broma o en serio, le contesta “como se educa a un perro”.
—¿Les golpeas con el periódico en la nariz cuando hacen algo malo? —pregunta la periodista con asombro.
—Sí, de vez en cuando lo hago —dice Zappa con una medio sonrisilla.
El diálogo transcurre en ese tono, mitad en serio mitad en broma, hasta que la presentadora sentencia:
—Me parece... no sé cómo decirlo... me resultas muy conservador.
—¡Lo soy! —exclama Zappa.
—Tus puntos de vista sobre las cosas son muy conservadoras, como lo de cuidar de tus hijos, disciplinarlos...
—¿Qué hay de malo en eso? Sólo porque esté metido en el negocio del rock and roll no significa que no pueda tener ciertos puntos de vista que podríamos llamar tradicionales o conservadores. Da igual el nombre que le demos. Así es como yo me siento. Hoy en día la palabra “conservador” se ha convertido en algo realmente asqueroso, ya que los que se autoproclaman conservadores no lo son realmente. Son fanáticos.
—¿Puedes profundizar más en lo que para ti significa ser conservador?
—La manera en como se utiliza la palabra hoy en día está equivocada, ya que la gente grita lo que sus líderes proclaman. No son conscientes de que siguen a fanáticos. Hay una inmensa mayoría de estadounidenses que siguen lo que yo llamo el “síndrome religioso”. No hay que olvidar que hay muchas compañías, empresas, organizaciones, grupos mediáticos, etc relacionados con el negocio religioso, que se autoproclaman conservadores. Pero no lo son. Son fanáticos. Son tan fanáticos como lo pudieran ser los musulmanes radicales del medio oriente y sus extrañas normas en torno a la sexualidad. Eso es muy peligroso.
—Bueno, esa es tu opinión y la has proclamado con total libertad. Estás en un país en que tienes derecho a dar tu opinión.
—¡Exacto! Y espero que continúe de la misma manera. Por eso no me gusta la dirección que esta gente está tomando.
¿Os suena? ¿No os parece sospechosamente parecido a todo lo relacionado con la tristemente famosa “ley mordaza” del PP, o la persecución sistemática de cualquier idea u opinión, incluso chistes, por el amor de Dios, que alguien sube a la red y que, según dicen “los que mandan”, son constitutivos de delito, o las políticas de manejo de la información que los de Podemos ansían instaurar para silenciar lo que no les gusta, más propio de los regímenes totalitarios que tanto admiran e intentan emular, o más recientemente la polémica Ley Celaá de educación, etc, etc. etc?
Volviendo a la entrevista. Tras las duras y contundentes palabras de Zappa, la presentadora alude a la libertad de expresión, y pone el acento en que los conservadores tienen derecho a manifestar y defender sus ideas, y bla, bla, bla —su postura me hace sospechar de qué pie cojea—, a lo que Zappa se defiende argumentando lo siguiente:
—Cuando ellos afirman que la única manera de ser una buena persona es según las normas que dicta SU libro, eso está equivocado.
Entonces Zappa empieza a desgranar y denunciar la cadena de favores existente entre poderosos grupos religiosos y empresariales y determinados candidatos a la presidencia, lo cual considera grosero y sumamente peligroso.
Al final de su encendido discurso, vuelve a acusar a Reagan de ser “un presidente de dibujos animados”.
—Es un actor —dice burlonamente—. Deberían darle un premio de la Academia y dejarlo que se vaya a casa.
—¿Pero crees que el hecho de ser un actor es malo en sí? —incide la periodista.
—Si quieres actuar, hazlo. Si eres un actor y quieres ser presidente de los Estados Unidos, mejor que tengas algo más que tus dotes de actor. No creo que Reagan tenga suficiente bagaje intelectual como para respaldar lo que dice, ya que es un producto manufacturado. Está rodeado de gente que le provee de información, la mayoría de la cual no son buena gente. Es más, son mala gente. Él sólo lee lo que le dictan. ¡Es un presidente teleprompter! Si le privásemos del equipo de asesores que le rodea, veríamos que es insustancial. No tiene ningún plan. Él es sólo un buen tipo risueño. ¿Es esto lo que nos merecemos?
—Dices que Ronald Reagan es un actor, y que el puesto de presidente le queda grande y no le pertenece. Pero tú, que eres músico, ¿no crees que la gente podría opinar entonces que tú solo debes hablar de música, dado tu oficio?
Anda que la periodista se ha lucido. Me recuerda a unos cuantos de aquí, de todo signo, que pretenden quedar siempre por encima del invitado. Pero claro, no todos los periodistas tienen enfrente a un tipo como Zappa, perfectamente capaz de ponerte en tu sitio con una simple frase.
—Bueno, tú me has preguntado y yo te he contestado. No querrías que te pegara en la cabeza, ¿no?
¡Grande Zappa!
Lo he dicho y lo mantengo, admiro a este tío. Y no sólo por su música, capaz de saltarse todas las ataduras académicas o los convencionalismos mayoritariamente aceptados y dinamitarlos de pleno, haciendo algo único y tremendamente original.
Además del Zappa músico y compositor, admiro al Zappa librepensador, capaz de articular, de manera clara y concisa, sus pensamientos y opiniones sobre los más diversos temas. Y además, hacerlo con valentía, sin plegarse a los deseos de nadie, ni tratando de complacer a nadie. Puedo estar de acuerdo o no, total o parcialmente, eso es lo de menos. Lo importante, al menos para mí, es que esa persona me demuestre integridad en lo que dice o lo que hace, pues de ese modo, aunque discrepe, siempre puede hacerme replantear mi postura, e incluso hacerme cambiar de opinión. No soy un ser monolítico, un trozo de piedra impenetrable, incapaz de admitir que pueda estar equivocado o no tener razón en algo. Si alguien me hace ver que estoy equivocado no tengo problema alguno en admitir mi error y cambiar de opinión.
Y ahora, con vuestro permiso, voy a bucear entre mi colección de discos del maestro. Porque, mientras podamos, debemos disfrutar de las cosas buenas que la vida pone a tu disposición, como, por ejemplo, alguno de mis libros, que podéis comprar aquí. Yo porque ya los tengo, porque si no fuese así me los pillaba seguro. Son cojonudos, oiga.
Una vez más podríamos aplicar la máxima que dice que "el hábito no hace al monje". Supongo que por aquella época, un indvíduo con esa pinta producía un poco de rechazo y se le adjudicaba un rol de antisistema o anti toto sin ningún bagaje cultural, un individuo de esos que, para llamar la atención y hacerse del "progre", se ponen a criticarlo todo.
ResponderEliminarDesde luego, hay y ha habido gente así, pura fachada y pura pose, y luego rascas un poco y solo sale serrín de su mollera.
Como muy bien dices, esas palabras podríamos trasladarlas perfectamente al momento actual. Me habría gustado, eso sí, que todavía viviera y opinara sobre Trump y sus seguidores.
En el plano musical siempre me llamó la atención que fuera un guitarrista autodidacta. Con lo difícil que es tocar la guitarra, y cualquier otro instrumento aparte de la batería, la cual también tocó en sus comienzos, según tengo entendido.
Me ha gustado mucho conocer un poco más de la ideología de Zappa y en especial el contenido de esa entrevista que no tiene desperdicio.
Un abrazo.
Honestamente, me habría encantado haber tenido un Zappa en nuestro país, no sólo en su faceta musical -no se me ocurre nadie que se le asemeje- sino en su faceta de librepensador. Aquí todo está polarizado: o eres de derechas o eres de izquierda, o eres progresista o conservador, o feminista o machista, o podemita o facha. Aquí se castiga muy duro al que se sale de la manada y piensa por su cuenta. Siempre es mejor pertenecer a una manada que te cubre las espaldas y te alienta cuando te cercan "los enemigos". Yo procuro leer prensa de diferente signo, no para contrastar información y estar mejor informado -nunca estarás bien informado mientras la prensa dependa de subvenciones, publicidades, entramados financieros, etc-, sino para armarme de razones para "cabrearme con conocimiento de causa".
EliminarZappa era un genio con todas las letras. No sólo aprendió solfeo por su cuenta -se compró un par de libros de música de joven y aprendió a escribir y leer música en partitura-, sino que aprendió de manera autodidacta a tocar varios instrumentos -percusión, guitarra, bajo, teclados-, a ejercer de compositor y letrista del 99% de su repertorio -hacía pocas versiones, y cuando las hacía era para "adaptarlas" a su estilo (existe una maravillosa versión del "Stairway to heaven" de Led Zeppelin, que incluyó en su álbum en directo "The best band you never heard in your life", que es una gozada), y hasta ejerció de productor y arreglista, tanto para sí mismo como para otros (Captain Beefheart, Alice Cooper, Grand Funk Railroad, etc). Era un culo inquieto, y le encantaba meterse en cualquier charco creativo, financiándolo de su bolsillo (financió películas, conciertos con orquestas filarmónicas, documentales, conciertos en vídeo, etc). ¿Se nota que admiro a este tío? ; )
Como muy bien solía decir: "sin desviarse de la norma, el progreso es imposible". Y ahí estamos, intentando "desviarnos de la norma". ; )
Me alegro que hayas disfrutado de esta entrevista, Josep. Yo he disfrutado muchísimo viéndola primero y transcribiéndola después. Un abrazo.